Drummond podría recuperar... ¡el tiro de personal de cuchara!
El pívot de los Pistons está en barrera (32% en playoffs) y su entrenador reconoce que piensan en nuevas fórmulas. El problema: a los jugadores les preocupa su imagen.
¿Hack a Andre?, ¿hack a Dwight?, ¿hack a DeAndre? La herencia del hack a shaq que popularizó la estrategia de llevar a Shaquille O’Neal constantemente a la línea de tiros libres. Porque ahí era un espanto y porque en el resto de facetas del juego no había forma humana de pararle. Después, ya se sabe, el debate: si castigar esta estrategia, que arroja minutos de partido que van de lo aburrido a lo directamente ridículo, mejoraría el espectáculo o si sería una aberración que premiaría a aquellos sin ninguna habilidad en una cuestión tan técnica del juego como cualquier otra.
El asunto es que, en una era en la que los pívots ya lo tiene de por sí crudo por reglamento y por estilo de juego, los malos porcentajes castigan muchísimo a jugadores que son esenciales en su equipo, obligado a sacarles de pista en momento determinantes y, cuando están jugando, a no darles un balón que no sea en alley-oop para evitar la consabida falta. A la cabeza de este tinglado hay tres nombres obvios: Dwight Howard, DeAndre Jordan… y Andre Drummond. El pívot de los Pistons, all star en una temporada de 16 puntos y casi 15 rebotes por partido, tiene con 22 años un problema que le puede lastrar en su ruta hacia ser un jugador dominante en la NBA: ha entrado en barrena desde la maldita línea los tiros libres: 32% en playoffs, 38% en Regular Season y nunca por encima del 41,8% en una temporada completa. Un problema tremendo que los equipos explotan: 2,6 anotados de 7,2 lanzados por partido en Regular Season, 2,8 de 8,5 en playoffs. Durante la temporada, 157 jugadores tiraron de tres mejor que él desde la línea de personal, donde la media de acierto en la NBA roza el 76%.
Así que Stan Van Gundy, técnico de los Pistons, ha reconocido que Drummond se está planteando recuperar el vetusto tiro de cuchara, un recurso casi atávico que trae recuerdos de Rick Barry (un Hall of Fame que, con esa técnica, lideró la NBA en porcentaje de tiros libres en 7 de las 14 temporada en las que jugó): “No le puedes dar la bola si no es por encima del aro para que la hunda, o puedes contar con palmeos en rebote de ataque, poco más. Tyronn Lue se enfadó en el segundo partido contra los Cavs porque cogió un rebote de ataque y sus jugadores no le hicieron falta inmediatamente. Es algo que está ahí y con lo que tenemos que lidiar. Limita mucho tus opciones, es un problema muy serio”. Drummond ha crecido tremendamente como jugador, y es uno de los mejores reboteadores de la NBA, lo que le dará este verano (es agente libre restringido) un contrato máximo en Detroit (serán más de 120 millones por 5 años). Asunto obvio… si no fuera por los tiros libres, cuestión cada vez más mental, lo que desde luego no aligera el problema.
En el entorno de su equipo dicen que lo ha probado todo: miles de ensayos en entrenamientos, especialistas de tiro y entrenadores encima de él, consejos de jugadores… Así que se abren a nuevas opciones, entre ellas el tiro de cuchara: “tratar de corregir su mecánica actual no ha funcionado. Tirar cientos de tiros libres cada día no ha funcionado. Así que tenemos que ir en otra dirección y no cerramos ninguna puerta”: El verdadero freno es ahora mismo más una cuestión casi de imagen que otra cosa: los jugadores no se atreven a probar esas mecánicas de otra época por lo que les podría suponer ante las aficiones rivales y el público en general, más en esta época de Vines virales y memes por todas partes. Pero… ¿y si los tiros empezaran a entrar?
Drummond: peor que Howard, Jordan… y Shaquille
Realmente Drummond tiene un problema. Sus cifras están en mínimos históricos. En los cuatro partidos de playoffs que han jugado los Pistons ante los Cavs ha hecho un 11/34 (el citado 32%). Los únicos que han tirado peor apenas suman 14 lanzamientos entre los dos, McAdoo y Ezeli (los dos de los Warriors). Los otros dos pívots con un lastre de similar magnitud le dejan atrás: DeAndre Jordan está en un 37,3% con 51 lanzamientos (19/51) y Dwight Howard en un 36,8 con 38 (14/38).
En los tres casos las cifras son desde luego horribles. Pero el caso de Drummond parece el más preocupante, sobre todo por el temprano momento de carrera en el que está. Durante la Regular Season, también ha sido el peor de los que han lanzado al menos 200 (para encontrar una media de, al menos, más de dos por partido):
Andre Drummond: 35,5% (208/561)
Clint Capela: 37,9% (80/211)
DeAndre Jordan: 43% (266/619)
Dwight Howard: 48,9% (232/474)
Ed Davis: 55,9% (114/204)
Rudy Gobert: 56,9% (161/283)
Ian Mahinmi: 58,7% (132/225)
Nerlens Noel: 59% (134/227).
Esos son los jugadores que lanzaron más de 200 y no llegaron al 60%. Obviamente, cuanto más bajo es el porcentaje más les llevan los rivales a la línea. En comparación con Drummond (ninguna temporada por encima del 42% y números en retroceso), hasta Howard y Jordan tienen un cierto (y horrendo pase): Howard promedia en su carrera un 56,8% (5,1 metidos de 8,9 tirados por partido). Siete veces ha superado el 55% y en su mejor temporada llegó al 67%. Curiosamente, fue como rookie. DeAndre es otro espanto: 42% en su carrera (2,2 anotados de 5,2 lanzados por partido), solo en una de sus ocho campañas por encima del 50% (52).
Y luego está Shaquille O’Neal, el jugador que se planteó una vez retirado cuántos puntos habría metido con un porcentaje decente: 52% en su carrera, 4,9 de 9,3 por noche. En total, 5.317 tiros libres fallados (5935/11252). Un drama para el séptimo máximo anotador de la historia (28.596 puntos). Shaq se movió entre un suelo de 42,2% y un techo de 62,2, y en sus casi dos décadas en la NBA solo seis veces completó temporadas por encima del 55% desde la línea de personal. Pero hasta sus números los firmaría ahora mismo Andre Drummond...