LeBron en 'modo playoffs' y Lue, ¿cuestionado en Cleveland?
Los Cavaliers defienden con Lue peor que con Blatt, no han resuelto algunas de sus principales dudas y no tienen asegurado terminar primeros de la Conferencia Este.
El equipo de LeBron James ha jugado la Final de la NBA las últimas cinco temporadas. Ahora, con la plantilla más cara que jamás le ha acompañado (seguramente no la mejor), tiene un beneficio de la duda ganado a pulso: cualquier debate nos parece de fogueo mientras no se demuestre lo contrario y los Cavaliers son el equipo que representará al Este en la Final de 2016… mientras no se demuestre lo contrario. Incluso si las cosas no van excepcionalmente bien, incluso si vuelve a haber una plaga de lesiones y siempre que esta no afecte al propio LeBron.
Dicho esto, es obvio que los Cavaliers no están funcionando al nivel de, sin ir más lejos, el año pasado a estas alturas. De hecho, los Raptors les van a hacer pelear hasta el final el primer puesto del Este: 1,5 partidos de diferencia (50-20 por 48-21), asunto que no quita el sueño a Tyronn Lue: “Queremos ser primeros pero no lo ponemos por delante de llegar en el mejor estado físico posible a los playoffs. La salud es más importante que el ranking en playoffs. Si somos primeros, perfecto; si no, no pasa nada”. La pasada temporada los Cavs no fueron primeros. Ese honor fue para Atlanta Hawks, que entró en parálisis a medida que se acercaban las eliminatorias y acabó perdiendo la final del Este ante los Cavs: 0-4. Barrida de un equipo que firmó un 7-3 a domicilio en playoffs: 2-0 ante los Celtics, 2-1 ante los Bulls, 2-0 ante los Hawks y 1-2 en la final ante los Warriors. El factor cancha no fue decisivo, sí lo fueron las lesiones de Kevin Love y Kyrie Irving. El punto de partido es comprensible y hasta lógico.
A partir de ahí, es probable que la luna de miel Lue-Cavaliers haya llegado a su fin, aunque el asunto por ahora solo se rumia, en espera de los playoffs y porque Lue tiene un soporte (jugadores, medios, opinión pública) que nunca tuvo Blatt. Los Cavs están 9-6 en los últimos 15 partidos. Y entre febrero y marzo acumulan un balance de 16-8. Más derrotas que los Hornets (18-5) y los Raptors (16-6), las mismas que los Celtics (14-8), los Hawks (14-8) y los Heat (14-8). Fuera de casa, en lo que va de temporada, están 21-14. Un mal dato para un equipo de su nivel y peor que el de los Raptors (20-13).
La cuestión, sin embargo, no es tan importante para el camino del Este (el citado beneficio de la duda) sino de cara a una hipotética Final en la que aparecerán, si no hay bombazo, o los Warriors o los Spurs. Los dos equipos que han ganado a LeBron en las dos últimas Finales y dos que van a cerrar curso entre los mejores equipos de Regular Season de siempre.
Mientras, los Cavaliers han terminado siendo con Lue igual de inconsistentes (dentro de su nivel, insisto) que con Blatt. Y lo que vale en el Este no vale en la Final (otra vez, véase 2014 y 2015). Lue introdujo, era su idea, un sistema ofensivo mucho más ágil, en más ritmo de posesiones y con más minutos de small ball con LeBron James como teórico ala-pívot. Pero ni siquiera eso ha sido una constante. Y, es curioso, el equipos se ha desinflado seriamente en defensa con el ascenso de un entrenador que precisamente se ocupaba de esa parcela a las órdenes de Blatt (ahora lo hace Mike Longabardi). Antes del despido de aquel, los Cavs eran quintos en eficiencia defensiva y novenos en porcentaje de tiro permitido a los rivales. Ahora (desde el cambio de entrenador) los dos datos se han hundido: decimocuartos en el primero y vigésimos de la NBA que peor dejan tirar a los rivales.
Además, en ataque hay cierta confusión entre lo que dejó Blatt, lo que quiere introducir Lue y la casi certeza de que, en una franquicia sin mucho tiempo y sin ningún margen de error, seguramente todo derive en ponerse al servicio de las virtudes de las grandes estrellas. No del todo compatibles y con una por encima de todas: LeBron. A las puertas de los playoffs no tenemos muy claro el rol primario del propio LeBron, si Kyrie Irving jugará más minutos sin la bola en sus manos o no, si Kevin Love será importante (incluso si estará en pista) en los finales igualados o si el primer grande de la rotación será Mozgov o Tristan Thompson. Lo dicho, todo es solo relativamente importante… hasta que deja de serlo.
LeBron, en ‘modo playoffs’
Y mientras LeBron James ha adelantado este año su desconexión habitual de las redes sociales y casi todo lo relacionado con los medios, asunto vinculado a la pequeña polvareda que provocó que dejara de seguir en Twitter a la cuenta oficial de Cleveland Cavaliers. LeBron quiere concentrarse antes esta vez para lo realmente importante: “Ha llegado esta vez antes de lo normal pero los playoffs están a la vuelta de la esquina y quiero ir preparándome poco a poco. Estoy concentrándome más, preparándome mentalmente, asumiendo que se acerca la hora y que va a ser un reto descomunal”. En eso último tiene razón.