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NCAA | MARCH MADNESS

Los empollones de Yale revolucionan el March Madness

La universidad, conocida por ser una de las mejores instituciones académicas del mundo, ganó en el torneo de la NCAA por primera vez en su historia.

Yale celebra la victoria ante Baylor.
Jim RogashAFP

La universidad de Yale ha formado, entre otros, a 52 premios Nóbeles, 5 presidentes de los Estados Unidos de América, otros cinco máximos mandatarios de otros países, amén de artistas y cineastas por todos conocidos. Lo que no había conseguido nunca, no obstante, es que su equipo de baloncesto ganase un partido en el ‘March Madness’, el torneo final de baloncesto universitario de la NCAA. Eso acabó ayer.

Yale, colocado como número 12 del cuadro, ganó a Baylor, todo un número 5, en la primera ronda del ‘March madness’. En un partido inmenso, en el que jugaron de poder a poder y, en modo alguno, intimidados por la evidente superioridad física de sus rivales, dieron una de las mayores sorpresas del inicio de la competición.

54 años hacía que Yale no jugaba este torneo. En su conferencia, la Ivy League, abundan las instituciones académicas de prestigio en el terreno de la enseñanza y muy poco centradas en la excelencia deportiva, como es lógico. Para el torneo de la NCAA se clasifica sólo el campeón, y ni siquiera Yale ha sido buena en su propia liga como para ganarla en el último medio siglo.

Pero los empollones tuvieron claro que una oportunidad así no la iban a desaprovechar. Ya que estas cosas pasan pocas veces en la vida, probablemente nunca más en su periplo universitario, lo mejor es tomárselo como un momento para disfrutar y no para sentirse presionados. Así lo hicieron. Saltaron a la cancha y se dedicaron a pegar, luchar, molestar y darlo todo contra algunos tipos que aspiran a ser profesionales de esto.

Los chicos de Baylor eran justo todo lo contrario. Incapaces de aceptar lo que estaba pasando, sabiendo que una potencial derrota sería recordada por años venideros, fueron presa de los nervios y la descoordinación. Al punto de que llegaron a producirse escenas de discusiones y amagos de pelea entre ellos. En rueda de prensa posterior una de las estrella de Baylor, Taurean Prince, visiblemente contrariado, decepcionado, fue preguntado cómo es posible que Yale consiguiera más rebotes en el partido que Baylor, habida cuenta de la diferencia física entre ellos. La respuesta es magnífica:

Cuando el balón toca el aro y lo recoges con las dos manos, eso se considera un rebote. Pues ellos cogieron más de esos que nosotros”.

La gran estrella fue Makai Mason, un chico que inscribirá su nombre, con letras de oro, entre los deportistas de Yale. Cierto que la competencia no es mucha, pero su nivel de juego, ayer, rozó la matrícula de honor.

No es la primera vez que los equipos de la Ivy League consiguen dar la campanada en la primera jornada del torneo. En los últimos siete años incluso se ha convertido en algo habitual, con cuatro de ellos, incluyendo Yale, haciéndolo de forma consecutiva. Pero no deja de extrañar el hecho pues estos muchachos sí que son, de verdad, primero estudiantes y luego deportistas, y no al revés como sucede, por ejemplo, con sus pares de Baylor.

Lo mismo sucederá mañana sábado, a las siete y veinte de la tarde (hora peninsular), cuando se enfrenten a Duke. Entonces se podrá hacer el chiste de que se enfrentarán futuros jugadores de la NBA, como Brandon Ingram, contra sus futuros abogados, los muchachos de Yale.