Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

REPORTAJE

Hacia los 1.000 triples: la gran revolución de la NBA

De "truco barato" según el New York Times a principal arma ofensiva. Tras 36 años de tiro de tres, la NBA está a punto de ver a un equipo meter 1.000 y a un jugador pasar de 300.
Final en vivo: Celtics vs Cavs

Hacia los 1.000 triples: la gran revolución de la NBA

La temporada pasada Houston Rockets reventó récords en Regular Season: 933 triples anotados (de 2680 lanzados, casi un 35% colectivo). Los Warriors, campeones a partir de su potencia de fuego, anotaron 883 (de 2217, casi un 40%) y después establecieron marcas nunca vistas de triples en playoffs (240) y Finales (67). En Temporada Regular, entre Stephen Curry (286) y Klay Thompson (239) anotaron 525 triples. Los 286 de Curry fueron récord individual sobre una marca anterior, también suya. El base ha anotado en las últimas tres temporadas 819. Lo nunca visto. Más: lo nunca imaginado. En la presente lleva ya 221 y su proyección es de 384. Lo nunca soñado. Es la nueva NBA en la que un jugador (uno absolutamente especial, eso sí) pasará de 300 triples y un equipo puede pasar de 1.000. Esos Rockets de los 933 solo necesitaban subir a 2873 para lograrlo con los mismos porcentajes. Es decir, solo 2,6 más por partido para un equipo que tiró 32,6 de media: el 39,2% de sus tiros totales. Una nimiedad; En la 2014-15 lanzaron 6,1 por partido más que en la anterior temporada. En la 2015-16, los Warriors llevan 618 triples en 48 partidos y los Rockets, 544 en 50. Unos con un 42,8%, los otros con un 35,2. Unos en proyección de 1.055, los otros de 892.

Es una nueva NBA en el que el tiro de tres es uno de los grandes escenarios de la guerra que poco a poco los enamorados de la estadística avanzada (analytics) van ganando a los adalides de la old school. Aviso para la vieja guardia: De la temporada 2013-14 a la 2014-15 solo diez equipos no subieron su número de triples lanzados por partido. De ellos, siete fueron carne de lotería en el draft (entre los 14 peores de la liga). Esta es otra NBA. Es otro baloncesto. Una revolución gestada durante décadas, acelerada en la última y llevada a un extremo sencillamente superlativo por los Warriors. Justo antes de ellos, los Spurs abrasaron a LeBron y sus Heat en las Finales de 2014 con 23,6 triples lanzados por partido. Otro récord que duró un año (31 de los Warriors 2015, otra tormenta veraniega descargada sobre LeBron James).

De la prehistoria a la edad moderna: de truco a identidad

La línea de tres puntos llega a la NBA en la temporada 1979-80. El New York Times habla de un “truco barato" para captar audiencia televisiva en una época en la que ni estaba garantizada la retransmisión en directo de todos los partidos de las Finales. Todo estaba cambiando: era el año rookie de Larry Bird y Magic Johnson. El invento le había funcionado a la anteriormente muy popular ABA, donde a pesar de aquel estilo ofensivo y feliz que marcó época, los equipos no lanzaban más de cinco o seis tiros por partido desde la larga distancia. Los puristas de la NBA desconfiaban de lo que olía a la que había sido la otra liga. Hasta Larry Bird aseguró que no le gustaba en absoluto la nueva medida, los entrenadores declaraban que degeneraría en un baloncesto mucho más aburrido y Red Auerbach sentenciaba: “Dejad al baloncesto en paz”.

El primer triple NBA lo anotó Chris Ford, de los Celtics, en el primer partido de aquella temporada 79-80. Fue ante los Rockets y cada equipo metió solo uno. El de Houston lo anotó Rick Barry y los Celtics ganaron 114-106. En aquella primera temporada, en la liga se promediaron menos de tres triples intentados (2,7) por partido y equipo: el que más San Diego Clippers (6,6 con un 32%). En la actual temporada el promedio por equipo está en 23,6 con un 35% de acierto. Y aquí está el quid de la cuestión para los amantes de la nueva estadística: en cuanto te alejas tres o cuatro metros del aro, los porcentajes de tiro no llegan tampoco al 40%. En condiciones de acierto más o menos similares, el tiro de tres da 1,2 puntos por posesión y el tiro largo de dos, apenas 0,8. Nadie ha abrazado estos principios tanto como Daryl Morey, el creador de los actuales Rockets que huyen de la zona templada del ataque: o puntos de porcentaje alto cerca del aro, o triples. El equipo texano fue finalista del Oeste pero su ataque solo fue duodécimo en eficiencia: claroscuros.

A la espalda de los Rockets y su 39% de sus lanzamientos totales ejecutados desde más allá de la línea de tres, otros siete equipos viajaron por encima del 30% de triples en su selección de tiro. En el promedio final de acierto global del 35%, esa estadística da 1,05 puntos por tiro. Para alcanzar esa suma en tiros de dos hay que moverse en un 52,5% y en las dos últimas temporadas el promedio de la NBA (tiros de dos) no ha llegado al 49%. Solo los tiros prácticamente debajo del aro dan más rendimiento que el triple. Esta es la tabla con la que Morey y compañía defienden ese nuevo estilo:

-A un metro o menos del aro, los equipos anotan en un 62,8%: 1,26 puntos por tiro.

-Entre uno y tres metros, los equipos anotan en un 38,3%: 0,77 puntos por tiro.

-Entre 3 y 5 metros, los equipos anotan en un 40,3%: 0,81 puntos por tiro.

-Entre 5 y 7 metros, los equipos anotan en un 39,4%: 0,79 puntos por tiro.

-Y en triples, el 35% da 1,05 puntos por tiro.

Regreso al pasado: En la segunda temporada del tiro de tres, 1980-81, Boston Celtics fue campeón tirando 241 triples (2,9 por partido), tercera cifra más alta por detrás de los 249 de Cleveland Cavaliers y los 407 de San Diego Clippers, que tenían por entonces al primer boceto de tirador especialista: Brian Taylor, que en aquella 80-81 se movió en un 38% con 1,4 intentos por partido. Muchos, entonces, se rasgaban las vestiduras ante lo que consideraban tiros mal seleccionados. Los Lakers campeones en la temporada 1986-87 fueron sextos de la liga en triples lanzados (447: 5,4 de media). Fue también la primera campaña en la que Larry Bird, al que realmente tardó en gustarle la línea de tres, superó los tres triples lanzados por noche: 3 exactos, en su octava temporada y ya con 30 años.

La revolución: de Rick Pitino a Mike D’Antoni y el SSOL

En las catacumbas de su carrera, Rick Pitino (1985-87) fue el elegido para salvar de un hundimiento aparentemente irremediable en la NCAA a Providence. En los Friars, y donde comenzó a labrarse su leyenda de científico loco, apostó por una presión asfixiante a toda cancha en defensa… y por el fuego a discreción en ataque. No tenía nada que perder y pidió a sus jugadores que lideraran la liga con al menos 15 triples lanzados por noche. Después de un amistoso revelador contra la URSS (que tiró 27 aquel día con su estilo europeo), pasó de esos 15 a pedir 25… ó 35. En aquel equipo jugaba Billy Donovan, ahora técnico de los Thunder. Los Friars llegaron a la Final Four en 1987 lanzando 280 triples (19,6 por partido). Perdieron contra Syracuse y Pitino se fue a los Knicks, donde imaginó un equipo con Pat Ewing como ancla, rodeado por tiradores fiables: un nuevo baloncesto.

En su segunda temporada, los Knicks firmaron un 52-30 y cayeron ante los Bulls de Michael Jordan en segunda ronda de playoffs. Fue el equipo que más triples anotó en la NBA. También el que más lanzó: 1147 (una locura: la media del año quedó en 537) cuando el récord anterior estaba… en 705, que también superaron ese mismo año Sacramento Kings y Seattle Supersonics. Disparaban Gerald Wilkins, Mark Jackson, Trent Tucker y Johnny Newman (los tres últimos, más de tres por partido). Y el Madison pasó de rondar el 60% de aforo a llenarse.

Pero seguramente el gran salto a la modernidad llegó con los Suns de Mike D’Antoni y su estilo del SSOL: seven seconds or less, freír a los rivales con oleadas de ataque constantes y vertiginosas. Pat Riley aseguró después que el vuelco de la NBA hacia el triple no fue una evolución biológica sino la obra de un entrenador que, no es casualidad, había pasado como jugador por la ABA y por Europa. Sus Suns (2003-2008) se quedaron siempre cortos en la caza del anillo pero dejaron una huella indeleble en la NBA. Realmente trascendente. D’Antoni quería tirar pero no sólo para tirar. Quería cuatros que se abrieran para lanzar, ¿y por qué no pívots puros con buena muñeca? Ese significaba más amenaza, más espacios, más penetraciones y más puntos fáciles cerca del aro. Y más con Steve Nash al mando, claro. Desde que llega hasta que se va D’Antoni de Phoenix, la media de triples lanzados por partido y equipo en toda la liga pasa de 14,9 a 18,1, un ascenso superior al 21%. Hoy por hoy hay unos veinte jugadores interiores que lanzan cuatro o más triples por partido o meten más del 36% de los que intentan. Hace menos de una década apenas había diez. Y a mitad de los 90 rara vez llegaba ese número a cinco.

Stephen Curry y la nueva era

En el estreno del triple (79-80) solo dos jugadores lanzaron más de 200 triples y solo tres jugadores anotaron más del 40% de los que lanzaron (uno de ellos, Larry Bird). Ahora mismo, antes del All Star, ya hay 241 jugadores que han tirado al menos 200 triples y hay 20 que anotan por encima de ese 40%. Seis de ellos han lanzado más de 200. Sobrecogen el 45% de Stephen Curry tirando 10,7 por partido (mete 4,8 cada noche), el 48,5% de Kawhi Leonard tirando casi 4 o el 48% de JJ Redick con 5,6 intentados de media.

En los 90, y cuando el cambio ya era imparable pero todavía no en el actual ritmo exponencial, la NBA acortó la distancia en el tiro de tres durante tres temporadas (1994-1997). La línea estaba a la misma distancia desde cualquier lado de la pista (6,70 metros). Después volvió a las marcas originales: 6,70 en las esquinas, 7,25 frontal. No fue anecdótico: en la temporada 1994-95 se triplicó el número de jugadores que lanzaban en un 40% o por encima. Fue paradigmático el caso de los míticos Bulls, que firmaron el 72-10 que ahora desafían los Warriors. Michael Jordan firmó en su carrera un 32,7% en triples: 40,3% en aquellos tres años, 28,8% en el resto de su trayectoria. Lo mismo pasó con Pippen, Kukoc o el propio Steve Kerr, padre de estos Warriors y guard especialista desde la distancia que firmó cuatro temporadas con al menos un 50% en triples pero nunca más de 2,9 intentados por noche: 1,8 de media en toda su carrera (1988-2003).

En una década el salto ha sido incontestable: en la temporada 2004-05 los equipos tiraron una media de 1292 triples (15,7 por partido, 5,5 convertidos). En la pasada, diez años después, lanzaron 1838 (22,5 de media, 7,8 anotados). Si en aquella 79-80 cada equipo tiraba 2,7 por partido, en la 14-15 hubo 107 jugadores que lanzaron por encima de esa cifra de promedio. Sin contar la inacabada temporada actual, 17 de los 30 equipos que más triples han lanzado en un curso han jugado en los dos últimos (2013-2015). Tres de las cinco temporadas individuales con más triples pertenecen ya a Stephen Curry, antes de que reviente en la actual todos los récords humanos: 286, 272 y 261 anotados. Le acompañan los 269 de Ray Allen (2005-2006) y los 267 de Dennis Scott (1995-96). Además, Curry acaba de sellar en enero el mes natural con más triples de toda la historia (81) y ha anotado al menos uno en 120 partidos de Regular Season consecutivos, a siete del récord de Kyle Korver (127, marca cerrada en marzo de 2014).

En la temporada 1987-88 Danny Ainge superó los 100 triples anotados, en la 1994-95 John Starks pasó de 200. Stephen Curry va ahora camino de, si no hay lesión que le frene, de pasar de 300 y rondar los 400. Entre 1994 y 2013 los equipos evolucionaron de la frontera de los 10 lanzados por partido a la de los 20. Ahora mismo Warriors y Rockets tiran más de 30. La pasada temporada, 57 jugadores anotaron al menos 100 triples. En esta ya han llegado 14 a esa cifra, recién estrenado febrero. Y los porcentajes mejoran mientras que el tiro de dos vive estabilizado en torno al 49%. Un equipo con 1.000 triples, un jugador (MVP y campeón) camino de los 300 sin despeinarse… el truco barato era un arma de destrucción masiva. La revolución ya está aquí.