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TIMBERWOLVES 87 - MAVERICKS 93

Nowitzki (29) acaba con Ricky y unos Wolves en caída libre

El alemán y el trabajo de Pachulia (13+11) en la pintura infligieron a Minnesota su sexta derrota consecutiva. Buen partido de Rubio (12+7+8), aunque insuficiente.

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Ricky Rubio trata de superar la defensa de Deron Williams.
Ricky Rubio trata de superar la defensa de Deron Williams.Jesse JohnsonUSA Today Sports

Los Mavericks se llevaron con todo merecimiento la victoria (83-97) de Minneapolis en un partido entretenido al inicio y al final, pero soporífero en todo lo demás. El arreón final, que curiosamente coincidió con Ricky, Wiggins, Muhammad, Bjelica y Towns en cancha (Sam Mitchell haría bien en tomar buena nota de esto), no salvó a los Wolves de encajar su sexta derrota consecutiva. En una Conferencia Oeste con un comportamiento extraño, los Playoffs parecen ya una quimera. Lo normal si de tus últimos 11 partidos sólo ganas uno y cada día que pasa haces más evidente lo mucho que te cuesta anotar con solvencia. Y es que son precisamente 11 encuentros los que Minnesota acumula sin alcanzar la barrera de los 100 puntos.

Como decíamos, quitando el fulgurante inicio local (12-4 con un Ricky muy motivado) y salvo un arreón de orgullo tras el descanso que les permitió recuperar el mando del marcador (51-50), Dallas manejó el duelo con oficio, veteranía y solvencia. Características todas que atesora un Dirk Nowitzki que ejerció de verdugo de la joven camada de lobos. 29 puntos y 7 rebotes para el alemán, quien decidió con un 2+1 marca de la casa sobre Bjelica a 1:30 para la conclusión cuando Minny se había puesto a 4: 81-85. Una puñalada mortal. La enésima muestra de calidad de un jugador que pese a que acumula ya 37 primaveras sobre sus piernas está completando una más que notable temporada: 17,4 tantos y 6,7 rebotes. Y ahí están sus Mavericks (22-16), quintos del Oeste cuando a principios de curso pocos los colacaban siquiera entre los candidatos a hacerse con uno de los últimos pasajes para la postemporada.

Otro que también tiene su culpa en la buena marcha de los de Rick Carlisle es un tal Zaza Pachulia. En un verano marcado por la histórica espantada de DeAndre Jordan, nadie reparó en la llegada del georgiano, uno de los nueve jugadores que puede presumir de promediar un doble-doble en la actual NBA. Mucho daño hizo en la pintura de los Wolves, haciendo sufrir a un Towns que no encontró su sitio a lo largo de toda la noche. Aunque fue perdiendo fuelle y protagonismo en favor de Chandler Parsons y JJ Barea (un ex de Minnesota que supo dejar su impronta), recuperó un balón fundamental con un suave palmeo poco antes de la aparición estelar de Nowitzki. Extraña pareja interior la que forman.

Y en Minnesota, lo que mejor pueden hacer es quedarse con el buen sabor de boca que dejaron los últimos minutos, cuando el equipo corría, cargaba el rebote y apretaba en defensa. Y olvidar todo lo demás, como hizo Andre Miller tras la dura caída que sufrió y que le tuvo un buen rato tumbado sobre el parqué del Target Center. Afortunadamente, todo quedó un mero (y duro) golpe en la cabeza. Ricky Rubio lució una versión más que potable y demostró que cuando el equipo corre, más a gusto se siente. Acabó con 12 puntos, 7 rebotes, 8 asistencias, 7 rebotes, 3 robos y un +6 para los lobos con él en pista, auqnue eso sí erró el triple que a 16 segundos del final sepultó cualquier opción para los suyos. Otro que también ha despertado es Shabazz Muhammad, auténtico protagonista de la reacción local junto a un Wiggins (21) que pudo compensar su horrible actuación en el tiro. Quizá ahora que parecen haber tocado fondo, el quedar liberados de presión ayude a los Timberwolves a que ofrezcan su mejor versión. Sería una estupenda noticia.