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Ganar un anillo en Cleveland: el verdadero objetivo de LeBron

Como cada penúltimo día del año, es el cumpleaños de LeBron James. Este miércoles, el alero nacido en Akron (Ohio) en 1984 celebra sus 31 primaveras viendo, por primera vez en mucho tiempo, su trono como monarca de la NBA seriamente discutido. Los Golden State Warriors le amargaron su homérica actuación de las últimas Finales. Con los Cavs completamente mermados (sin Kyrie Irving ni Kevin Love), LeBron se echó el equipo a la espalda. Nunca antes se pareció (y nos hizo recordar) tanto a Michael Jordan. No en vano, se convirtió en el primer jugador en la historia de la batalla por título en liderar a ambos contendientes en puntos, rebotes y asistencias. Nos hizo dudar hasta llegar a creer que sí, que sería posible que un solo hombre derrotaría a un equipo monumental como es el de La Bahía. Finalmente no fue así. Stephen Curry (el hombre que le está robando los focos con sus triples imposibles y dribblings de fantasía), el anti-LeBron Iguodala y compañía hicieron que la lógica prevaleciera.

La rabia y frustración por la derrota, la cuarta en las seis Finales que ha disputado y la primera gran dececpión desde que decidiera regresar a Cleveland en el verano de 2014, se tornó con el paso de los meses en obsesión. En septiembre alquiló una casa en Miami, pero no para disfrutar de su glamour y saraos antes de la llegada del training camp, sino para machacarse. Cada jornada, de 8:30 a 10 trabajaba su manejo de balón y movimientos al poste. Entre las 11 y la 1 del mediodía llegaba el turno para fortacelecerse en el gimnasio. Las sesiones de tiro las dejó para la tarde (de 7 a 9). "Sólo salió a cenar cuatro veces. Eso fue todo", contó Randy Mims, uno de sus socios financieros, a 'Sports Illustrated' en un reportaje publicado a principios de mes.

Parecía haber seguido los pasos correctos, pero con el inicio de la temporada a Curry y a Golden State les dio por redoblar la apuesta. Tanto es así que protagonizaron el mejor arranque de siempre hasta dejarlo en 24-0 tras caer, exhaustos, en Milwaukee. Para alguien como LeBron, que tiene entre ceja y ceja pasar a la historia como uno de los mejores, si no el mejor, esto se trata de una afrenta hacia su reinado. Y lo que es peor, hacia su legado. Sólo así se entiende que, tal y como ha desvelado uno de los pocos periodistas que se mueven entre su círculo más íntimo (Brian Windhorst), el '23' haya experimentado auténticos casos de paranoia.

Quizá así tengamos una razón de peso y que sobrepase las fronteras puramente deportivas para explicar lo que para muchos es inexplicable: es el peor tirador fuera de la zona en la actual NBA. Un dato que llama y mucho la atención. Aunque eso sí, conviene no caer en alarmismos. Los Cavaliers lideran el Este y poseen el tercer mejor balance de la Liga. Además, 'King' James está promediando 25,7 puntos (con un 48,8% de acierto en tiros de campo pese a todo), 7,4 rebotes y 6 asistencias. Unos números que de firmarlos cualquier otro jugador le auparía, como mínimo, al podio entre los candidatos al MVP. Pero su mayor problema es que es LeBron James, The Chosen One (el 'Elegido').

Corregir su mirilla desde la larga y media distancia y reducir las diferencias con los Warriors serán sus principales retos para estos primeros meses del olímpico año 2016 que estamos a punto de estrenar. Pero, lo que realmente desea y por lo que trabaja desde que fuera elegido en el número uno del draft 2003 es conseguir traer el anillo a Cleveland. Por eso regresó hace año y medio.Tras demostrarse a sí mismo que sí podía ser campeón, ahora tiene entre ceja y ceja ganar con la franquicia de casa. Sólo así podrá cerrar el círculo. Y los demonios y obsesiones desaparecerán solos. ¿O no?