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LOS ANGELES LAKERS

Kobe y sus 2 años de motivación para vengarse de los Celtics

En la madrugada de este jueves pisará el TD Garden por última vez: "Es un verde resplandeciente. Estoy deseando competir y volver a vivir ese ambiente una vez más".

Paul Pierce trata de frenar a Kobe Bryant.
JESSICA RINALDIReuters

Este miércoles Kobe Bryant visitará el TD Garden por 23ª vez en su carrera. Será la última ocasión que lo haga. Dejado atrás el Warriors-Cavaliers, no hay partido que acapare mayor atención en la NBA durante estas navideñas fiestas. Aunque venido a menos, un Celtics-Lakers es el gran Clásico de la NBA. El '24' lo sabe y no lo esconde. Sus Lakers visitaron antes Memphis y Charlotte, pero desde este último fin de semana su atención y sus recuerdos estaban puestos en Boston. Una ciudad en la que según reconoce, se encuentra uno de sus restaurentes italianos favoritos. "No, no es broma. Me tomaré un buen vaso de limoncello y luego acudiré al Garden para competir y jugar", explicó en rueda de prensa tras caer el día de Navidad ante los Clippers.

Kobe no olvidará jamás sus batallas contra los Celtics y el cariño especial que le ha mostrado su afición. Este próximo miércoles también será recibido con abucheos (le motivarían mucho más si las circuntancias competitivas del encuentro fueran otras antes), pero llegará un momento en el que la gente que llene el pabellón se ponga en pie para rendirle un más que merecido homenaje a quien ha sido el centro de sus críticas durante casi dos décadas. "Hay algo con ese verde (su color favorito, el los Celtics). Es un verde diferente al del resto del mundo. Es extraño. Es un verde resplandeciente. Estoy deseando competir y volver a vivir ese ambiente una vez más", concede.

Y es que no sólo se trata de la rivalidad existente entre las dos franquicias más legendarias y laureadas de la NBA, si no el reencontrarse con el oponente que ha acabado marcando el devenir de Kobe en su segunda etapa en la Liga, aquella en la que se convirtió en el único y auténtico líder de los Lakers tras la marcha de Shaquille O'Neal. Fue en Boston donde fue vapuleado en el sexto y último partido de las Finales de 2008. Una espinita que se le quedó clavada en el corazón los dos años siguientes... hasta que pudo culminar su venganza en el 'Game 7' de la batalla por el anillo en 2010. Y para ilustrar este sentimiento, lo hace a través de dos canciones.

"Me acuerdo cuando estábamos perdiendo en aquel sexto encuentro. Sonó aquella canción de Journey titulada 'Don't Stop Believin' y el pabellón entero comenzó a cantarla. De verdad, odié aquella canción los dos siguientes años. Pero la escuché cada día para acordarme de esa sensación. Lo mismo con la de Dropkick Murphys ('I'm Shipping Up to Boston). No paré de escuchar a los Dropkick Murphys porque simplemente quería recordar aquel sentimiento. Así que regresar en 2010 y poder redimirme significó mucho para mí", relata. Un genio.

Paul Pierce

Pero lo vivido en los últimos años de la primera década de los 2000 no hubiese sido lo mismo sin la existencia de su némesis en Boston: Paul Pierce. 'The Truth' ha personificado el orgullo verde como Bill Russell o Larry Bird hicieron en su día. Y en parte lo sigue haciendo, pese a que lleve más de dos años y medio fuera de la disciplina de los de Stevens y ahora defienda la camiseta de los Clippers. El propio Kobe reconoce que esto es así. "Estaba en el banquillo hablando con Metta (para entendernos, Ron Artest) y viendo a Paul Pierce en la cancha. Le he dicho: 'Sabes Metta, estoy condenadamente feliz de haber ganado las Finales 2010. De no haberlo hecho me sentiría como una mierda ahora mismo'. Si no hubiese ganado ese campeonato, sería un miserable", concluye. Madrugada del 30 al 31, 01:30. No se pierdan esta cita. La 'Black Mamba' pisará el Garden por última vez...