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Ala-pívots: Duncan, el mejor de siempre; ¿Pau Gasol, top-10?

De los mitos de esta era (Duncan, Garnett, Nowitzki...) a clásicos como Barkley, Malone o McAdoo y talentos únicos como Webber, Rasheed...

Ala-pívots: Duncan, el mejor de siempre; ¿Pau Gasol, top-10?

Primer bloque: los mejores… ¿sin ninguna duda?

1. Tim Duncan. En su última versión jugó de pívot pero quedará sin duda como el mejor cuatro de todos los tiempos, padre junto a Garnett y Nowitzki de una verdadera revolución en la posición y referente junto a Kobe Bryant de la NBA que cosió la era del Dream Team con la del Redeem Team. Su capacidad para doblegar hasta al padre tiempo ribeteó en sus últimos años una carrera de leyenda: 5 anillos, 3 MVP de finales y dos de Regular Season, 15 All Star, diez veces en el Mejor Quinteto… los promedios de su carrera (más de 1300 partidos): 19,4 puntos, 11 rebotes, 3,1 asistencias y 2,2 tapones.

2. Kevin Garnett. Comenzó en 1995 en los Wolves y en los Wolves sigue tras su triunfal paso por los Celtics, donde ganó su único anillo. Esta próxima temporada se convertirá en el primer jugador que ha disputado partidos NBA antes de los 20 años y después de los 40. En su segunda etapa fue un líder fanático, un defensor extraordinario y un jugador inteligente en ataque (el Garnett campeón en Boston). Antes, en esos Wolves que aspiraron al anillo en 2004, era un terrorífico jugador total que cubría casi las cinco posiciones en pista. Su año de MVP (ese 2003-04), inolvidable: 24,2 puntos, 13,9 rebotes, 5 asistencias, 2,2 tapones, 1,5 robos. Y en su carrera hasta ahora (más de 1400 partidos): 18,1 puntos, 10,1 rebotes, 3,8 asistencias y 1,4 tapones.

3. Dirk Nowitzki. Otro que llegó a la vez que los anteriores (Garnett en el 95, Duncan en el 97, él en 1998) para transformar para siempre la posición de cuatro. El paradigma e impulsor del ahora infaltable rol de ala-pívot abierto, Nowizki fue lo nunca visto: un 2,13 con movimientos y (sobre todo) muñeca de alero. En 2011 (título ante los Heat de LeBron y MVP de las finales tras unos playoffs simplemente maravillosos) se ganó su lugar en este podio. Creo. Antes fue MVP de la temporada 2006-07. Y ha sido 13 veces All Star y es el séptimo máximo anotador de la historia de la NBA, donde no ha habido europeo como él. Le ha faltado otro anillo, el que perdió ante Miami en 2006 y el que no ha dejado de perseguir para él Mark Cuban. Pero acumula unos promedios, siempre con la camiseta de los Mavericks, de 22,2 puntos, 7,9 rebotes y 2,6 asistencias.

4. Charles Barkley. Entre el small forward y el power forward en el inicio de su carrera, Barkley fue un jugador único. Undersized (raspa las dos metros muy justo) pero con una fortaleza física descomunal y un instinto innato para jugar a baloncesto. Uno de los mejores jugadores que jamás ha sido campeón de la NBA aunque lo tuvo cerca en la legendaria final de 1993, en la que lucharon a muerte contra los Bulls de Jordan. Fue su año MVP (25,6 puntos, 12,2 rebotes, 5,1 asistencias por partido) y el primero en Phoenix dentro de una carrera que comenzó en Philadelphia y acabó en Houston. Oro olímpico en Barcelona y Atlanta (Dream Team original y Dream Team II), fue 11 veces All Star y estuvo cinco veces en el Mejor Quinteto. Promedió 22,1 puntos, 11,7 rebotes y 3,9 asistencias por partido.

5. Karl Malone. Otro de los mejores que jamás fueron campeones y un jugador al que seguramente muchos pondrían más arriba en la lista (puestos 4, 3 e incluso 2…). El Cartero es el segundo máximo anotador de la historia de la NBA (por detrás de Kareem Abdul Jabbar pero con más de 4000 puntos de ventaja sobre Kobe Bryant). Como Barkley, fue oro olímpico en Barcelona y Atlanta y ganó un MVP más: 1997 y 1999. Catorce veces All Star, once veces en el Mejor Quinteto y con el eterno asterisco del (como toda su generación) qué hubiera pasado sin Michael Jordan. Sus Jazz, suyos y de John Stockton, perdieron dos Finales seguidas contra los Bulls en 1997 y 1998. Después lo buscó en los Lakers y también perdió la Final de 2004. Promedió en su carrera (1985-2004) 25 puntos, 10,1 rebotes y 3,6 asistencias por partido. En once temporadas promedió 25 o más puntos por partido. Un fenómeno…

Segundo bloque: un puñado de guerreros inolvidables

6. Bob Pettit. El primero de la lista al que no he visto jugar pero al que hay que considerar por todo lo que se ha dicho y se dice de él. Uno de esos jugadores adelantados a su tiempo, fue ganando músculo y mejorando su rango de juego según avanzó su carrera (1954-1965). Jugó cada vez más por fuera de la zona en lo que fue casi la prehistoria del ala-pívot moderno. Campeón en 1958, MVP en 1956 y 1958, once veces All Star, diez veces en el Mejor Quinteto… Entró en el Hall of Fame y promedió en su carrera 26,4 puntos, 16,2 rebotes y 3 asistencias.

7. Kevin McHale. Uno de los escuderos primordiales de Larry Bird en los legendarios Celtics de los 80, jugó con los verdes entre 1980 y 1993. Excelente defensor y un hueso casi imposible de roer, tiene en su palmarés tres anillos, siete All Star y tres presencias en el Mejor Quinteto Defensivo. Un ídolo en Boston por ética y un jugador único en su época por estética: brazos kilométricos y movimientos a lo monstruo de Frankenstein. Promedió 17,9 puntos, 7,3 rebotes y 1,7 tapones.

8. Dennis Rodman. El Gusano es uno de los reboteadores más increíbles de la historia y un jugador atípico fuera (por supuesto) pero también dentro de la pista. Su descomunal capacidad física era clave en los híper físicos Bulls de Jordan y en un era híper física de la NBA. Un especialista por definición, sorteó todas sus evidentes limitaciones a base de sacar el máximo de sus virtudes desde sus tiempos en los Bad Boys de Detroit Pistons. Entre Michigan e Illinois ganó cinco anillos. Además fue dos veces All Star y dos veces Mejor Defensor de la NBA. Y siete, ¡siete!, Máximo Reboteador de la liga. Promedio 7,3 puntos y 13,1 rebotes con seis temporadas de 15 o más capturas por partido. En lo suyo fue único. Absolutamente único.

9. Bob McAdoo. Un ala-pívot/pívot que fue un anotador gigantesco y al que recordamos sobre todo como excelente sexto hombre en los Lakers de Pat Riley. Pero antes de L.A. (1981-85) fue MVP en 1975 y cinco veces All Star entre 1974 y 1978. También fue Rookie del Año en 1973 y tres veces Máximo Anotador (entre 1974 y 1976). Después llegaron los dos anillos con los Lakers del showtime, donde era muy importante, y hasta dos Copas de Europa con el Milán (1987 y 1988). Promedió 22,1 puntos, 9,4 rebotes y 2,3 asistencias.

10. Elvin Hayes. Una fuerza demoledora en ataque, tenía buen tiro (no desde la línea de personal), buenos movimientos cerca del aro y una mezcla explosiva de fuerza y velocidad con sus 206 centímetros. Máximo Anotador en 1969, Máximo Reboteador en 1970 y 1974 y campeón en 1978, con los Bullets. Cerró su carrera en 21 puntos, 12,5 rebotes y 2 tapones por partido.

Tercer bloque: talento por los cuatro costados

11. Dolph Schayes. Otro con el que nos tenemos que fiar de los que nos cuenta de él. Jugó entre 1948 y 1964 y fue en su momento un jugador dominante, muy en los viejos tiempos: 12 veces All Star y campeón en 1955 (los Syracuse Nationales que luego fueron los Sixers). Seis veces en el Mejor Quinteto, promedió 18,5 puntos y 12,1 rebotes por partido. Dicen que anotaba a su antojo y que era duro como el mármol (durante nueve años jugó 706 partidos seguidos).

12. Pau Gasol. Dos anillos, cinco All Star, Rookie del Año… y una carrera que está en 18,3 putnos, 9,4 rebotes y 3,2 asistencias por partido. Inteligente, de enorme envergadura, y con un talento natural sencillamente descomunal, ha sabido ir adaptándose a los diferentes momentos de su carrera para seguir siendo, ahora en San Antonio Spurs, un jugador de primer nivel. Sus años dorados siempre serán, en lo que a la NBA se refiere, aquellos en los Lakers de Kobe Bryant y Phil Jackson.

13. Chris Webber. ¿Debería estar más arriba? Habría acabado más arriba si no hubiera sido por la mala fortuna. Seguro. En el segundo partido de las semifinales del Oeste de 2003 (sus Kings jugaban contra Dallas Mavericks), sufrió una terrible lesión de rodilla que le dejó casi un año sin jugar y le robó buena parte de su capacidad física. Después siguió siendo muy bueno, pero ya nada fue igual. Una sensación americana desde sus tiempos en los Fab Five de Michigan, un legendario equipo universitario, era un jugador inolvidable, maravilloso. Firmó temporadas de hasta 27 puntos y 11 rebotes por partido. Al final del camino, 20,7 puntos, 9,8 rebotes y 4,2 asistencias de media. No sabemos qué hubiera sido sin aquella lesión pero sabemos que fue muy bueno. Buenísimo.

14. Rasheed Wallace. Un favorito personal y un jugador que, si se atiende a facultades y talento, podría estar cerca de los mejores de esta lista. Genio y figura, batió récords de técnicas y acuñó su ya mítico “ball don’t lie”: la pelota no miente. No con él: era un 2,08 con una muñeca letal, un tremendo sentido del juego y, centrado, una imparable fuerza competitiva. Cuatro veces All Star, su llegada a los Pistons redondeó el equipo que destronó en 2004 a los Lakers de Kobe y Shaquille. Promedió 14,4 puntos y 6,7 rebotes por partido. Podría haber tenido un impacto todavía mayor, seguramente, pero entonces no hubiera sido Rasheed Wallace. Así que habríamos salido perdiendo.

15. Horace Grant. Los hubo mejores, seguro. Pero ganó cuatro anillos, tres en el primer threepeat de los Bulls de Michael Jordan, el último con los Lakers de Kobe y Shaquille. Un obrero incansable, se pasó 17 años en la NBA y supo ser sumamente productivo. De Chicago a L.A. pasando por Orlando. Sus promedios, 11,2 puntos y 8,1 rebotes. Y su lugar aquí por delante de otros con más talento, por su esencial trabajo en aquel primer tramo glorioso de los Bulls y por su capacidad para poner pegamento y defensa al servicio de algunos de los mejores equipos de la historia.

Esta es la lista. Sé que seguramente Karl Malone debería estar más arriba y sé que seguramente el último puesto de Horace Grant (más bien un homenaje a los equipos en los que jugó) lo podrían haber ocupado otros. Y me duele dejar fuera a Larry Johnson, Shawn Kemp, Larry Nance y más. Unos cuantos más. El resto, cuestión de gustos…