Dos años desde el adiós definitivo de Allen Iverson
El 30 de octubre de 2013, 'The Answer' anunció su retirada del baloncesto. Sixers, Nuggets, Pistons y Grizzlies disfrutaron (y sufrieron) a uno de los más grandes.
Michael Jordan dijo sobre él que no respetaba el juego. Pero Iverson era la encarnación del mismo juego. Un reflejo de la América negra que sobrevivía en los suburbios de todo el país. Sus movimientos dentro y fuera de la cancha, sus brazos eternamente tatuados, su ropa ancha y sus trenzas carcelarias, eran el reflejo de la cultura del hip-hop, de la cultura gangsta en la NBA.
Hoy hace dos años que Allen Ezail Iverson (Hampton, Virginia, 7 de junio de 1975) anunció su retirada definitiva del baloncesto. Fue el adiós final de un jugador increíble que el pasado marzo vio retirar su número y ascender su camiseta a los cielos del Wells Fargo Center, donde durante más de 10 temporadas defendió a los Philadelphia 76ers. Ahí fue donde vivió los mejores momentos de su carrera y logró situarse entre los más grandes del baloncesto.
Su carrera
Con unos mediocres Sixers alcanzó las primeras Finales de la franquicia desde 1983, cuando Julius Erving y Moses Malone dominaban la Ciudad del Amor Fraternal. Fue en 2001, pero los Lakers de Bryant y Shaquille impidieron en cinco partidos que conquistara un anillo que nunca más tuvo la oportunidad de luchar.
La Respuesta no tuvo una infancia fácil. Como muchos jóvenes afroamericanos, Iverson nació en una familia desestructurada. Creció rodeado de violencia, en una chabola y bajo las alas de una madre de tan sólo 15 años. Su padre acabó en la cárcel por acuchillar a una mujer y su padrastro era traficante. A los ocho años presenció su primer asesinato y ese mismo verano ocho de sus amigos fueron heridos en un tiroteo.
Fue condenado a cinco años de cárcel en 1993 por golpear a una mujer con una silla durante una pelea de carácter racial, en el Día de San Valentín. Finalmente, sólo cumplió cuatro meses. Lo acontecido ese día nunca estuvo claro. Las imágenes de las cámaras de seguridad nunca mostraron nada concluyente, pero la versión de dos blancos, un juez conservador sin simpatías por Iverson y sus antecedentes, hicieron que la balanza se inclinase en su contra.
Sus problemas con la justicia no habían hecho más que empezar y, así, en 1997, la policía le detuvo por exceso de velocidad y fue condenado a trabajos comunitarios por posesión de droga y por llevar un arma oculta. Esa parte de su vida, le enseñó una cosa: “Sólo los más fuertes sobreviven”. La frase tatuada en su cuerpo, la recordará cada día.
Georgetown y John Thompson, su entrenador en la universidad, fueron sus salvavidas en una vida destinada a no alcanzar los 30. Su calidad emocionaba al público y sólo dos años después, Iverson optó por dar el salto definitivo a la NBA. Los Sixers serían su destino. La NBA comenzó a notar un aroma diferente cuando él estaba en la cancha. Controlaba el ritmo del partido a su antojo, por su gran talento natural y por no temer enfrentarse en el uno contra uno con jugadores que sobrepasaban en mucho su 1,83. Pero lo que le hizo inmortal fue su habilidad para el crossover y su increíble estilo para anotar en la cara de cualquiera, lo que no gustaba a la vieja guardia de la NBA encarnada en las figuras de Charles Barkley, Michael Jordan y Scottie Pippen, entre otros
No le importaba. "Soy quien soy. Eso nunca lo podrás cambiar", decía. Con 1,83 fue el jugador más bajo en lograr un MVP de la temporada (2000-01). Además, fue nombrado rookie del año en 1997, y en más de una ocasión estuvo presente en el equipo ideal de la Liga. Cuatro veces máximo artillero de la NBA, alcanzó dos veces el MVP de un All Star y logró 24.368 puntos en su carrera.
Camino a la autodestrucción
Ganó casi 200 millones de dólares en sus catorce temporadas entre Philadelphia, Denver, Detroit y Memphis. Dinero evaporado por una conducta explosiva y descontrolada, que le permitía gastarse entre 30 y 40 mil dólares en strippers. A todo ello, hay que unir sus problemas con el alcoholismo y la ludopatía.
Su vida en los últimos años ha circulado entre aventuras fallidas, como su fichaje por el Besiktas turco, su intento por volver a la NBA y viajes a los juzgados. Los problemas con su exmujer Tawanna, su novia del instituto, que le reclamó el dinero de la manutención de sus cinco hijos (cifra que podría alcanzar el 1,2 millón de dólares), aumentó cuando la exestrella decidió no pagar los costes de sus abogados para este caso, hecho que le acarreó una sanción de casi 64.000 dólares. Además, en la lucha con su exmujer perdió su mansión de Atlanta de 4,5 millones de dólares.
“Iverson es como Tupac. Ambos quisieron decirle a América que no habían cambiado, sino que la sociedad les había transformado en lo que se esperaba de un negro del gueto”, señaló el sociólogo Michael Eric Dyson. Historia de la NBA. Historia de Estados Unidos.