LeBron se venga con una paliza a los Grizzlies de Marc Gasol
Tras la derrota ante los Bulls , los Cavs arrasaron a los Grizzlies de Marc (12 puntos, 5 rebotes) en Memphis. No hubo partido: 14-41 ya en el minuto 19.
Transformación de Chicago a Memphis y de Pau a Marc Gasol. Los Cavaliers que abrieron la temporada en Illinois no se parecieron apenas a los que jugaron apenas 24 horas después en Tennessee. Aunque David Blatt insistió en que sí, que era el mismo sólo que con más acierto en los tiros. Puede ser. Pero el hecho es que después de perder en pista de los Bulls, los Cavs se sacaron un partido tremendo (76-106) en el cubil del FedEx Forum, que esta vez no fue Grindhouse sino apenas una alfombra roja para el despegue de un equipo con ritmo, agresividad y acierto. Sólo uno: los Grizzlies no comparecieron en el arranque de su decimoquinta temporada en Memphis.
Era un duelo de estilos y, esta vez, uno se acercó a su mejor versión (moderna y vertiginosa) y el otro pareció uno de esos dinosaurios que se movían de forma grotesca en películas antiguas de serie B. Como unos malos efectos especiales, los Grizzlies fueron una sombra de sí mismos y congelaron a un público que vio la suma de todo lo que le puede ir mal a su equipo: otra vez inexistencia del triple (2/16), otra vez sin puntos en las alas (sólo 21 entre Lee, Jeff Green, Tony Allen y Matt Barnes: 8/28 en tiros). Más pérdidas que asistencias (16 por 15) y ni rastro de la defensa que ha sido marca registrada en el último lustro de éxitos. Un período que se pone a prueba esta temporada: o se da otro paso adelante o pueden llegar cambios, con Allen y Randolph agotando viaje en la NBA y Conley en último año de contraro. Marc Gasol estrenó su contrato de megaestrella con un partido discreto: 12 puntos, 5 rebotes, ni una asistencia. Como Randolph (que terminó en 12+8): ni un pase de canasta para una pareja interior por la que suele circular (6 asistencias por partido entre los dos la temporada pasada) un caudal ofensivo que esta vez se secó desde el salto inicial. Sólo ellos dos, en todo caso, anotaron en dobles cifras para el fantasma del que ha sido uno de los mejores equipos de la liga en los últimos años. Y que debería volver a serlo. Quizá sea sólo cuestión de que se acerca Halloween…
Mike Conley definió el partido de su equipo como “vergonzoso, injustificable”. Los Cavaliers cerraron el primer cuarto en 10-26 y mandaban 53-32 al descanso. La ventaja alcanzó los 32 puntos y nunca bajó de 18 ante unos Grizzlies que fallaron 28 de sus primeros 33 tiros (4/21 en el primer parcial). El 15-29 en asistencias o el 27-50 en puntos del banquillo (14 Richard Jefferson) terminan de perfilar la radiografía de una paliza que ni necesitó al mejor LeBron James: 12 puntos (igualó su segunda anotación más baja en las últimas seis temporadas) y un poquito más de todo: 7 rebotes, 5 asistencias, 3 robos.
El mejor jugador del partido fue Kevin Love (17 puntos, 13 rebotes en menos de 29 minutos: 11+10 al descanso), muy cómodo abriéndose ante una defensa que perdía de vista sus viajes al perímetro y que ni evitó los tiros abiertos ni cerró bien su aro ni impidió correr a los Cavs: un desastre absoluto. Con mucha presión defensiva, movimiento y comunicación constantes, los de Blatt pudieron jugar como más les gusta y como menos le gusta a su rival. A toda velocidad y de lado a lado de la pista. Ante eso, y (todavía sin Irving) con una traza ya clara de lo que fue el último finalista de la NBA, los Grizzlies parecieron un bloque artrítico, lleno de achaques y arrugas, que apenas aguantó seis minutos en partido. Que sea cosa de un día.