“Los aficionados entienden que esto es un negocio. El baloncesto es baloncesto y nos encanta jugar. Pero una vez que estás en la NBA hay una parte que es sencillamente un negocio. Es importante, es algo que hay que tomarse en serio. Por uno mismo, por la familia… así es como lo enfoqué desde el principio y creo que lo he hecho muy bien: excelente”. Habla Tristan Thompson que desde luego lo ha hecho excelente: 82 millones por cinco años.

Ahora la cuestión es saber si lo han hecho tan excelente los Cavaliers, que van a viajar en la temporada que está a punto de arrancan con un impuesto de lujo de más de 65 millones ya que garantizar el contrato de Jared Cunningham (menos de 950.000 dólares) les cargará 3,7 kilos de multa. La cosa está clara: si se gana el anillo, todo habrá merecido la pena. Si no, el futuro a corto y medio plazo será un sudoku de difícil resolución. Pero Thompson tendrá su contratazo asegurado después de tener en vilo a todos los aficionados de los Cavs hasta las mismas puertas de la temporada. Contaba con el definitivo apoyo de LeBron, que había pedido su continuidad de todas las formas posibles, y contaba con el aguante en el farol del tahúr Rich Paul. El agente, que también trabaja con LeBron (asunto evidentemente definitivo) ya operó de forma similar el pasado verano con Eric Bledsoe y su órdago le valió al combo guard 70 millones por cinco años de Phoenix Suns.