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GUÍA NBA | CHARLOTTE HORNETS

Charlotte Hornets: una nueva oportunidad para Michael Jordan y sus chicos

Charlotte Hornets vive esta temporada con la incertidumbre de la cara que mostrará esta vez: la de los playoffs o la de un equipo que vaga sin rumbo fijo por la competición.

Al Jefferson.
Sam SharpeDIARIO AS

El 17 de marzo de 2006 fue un momento histórico para Charlotte Hornets. Michael Jordan, el mejor jugador de todos los tiempos, compró los derechos totales de, en esos momentos, los Bobcats. Un punto de inflexión, se pensó, para una franquicia que ha vagabundeado por la NBA desde su creación en 1998. Sí, vagabundeado. Pues el equipo de Carolina del Norte, donde se ubica la universidad del seis veces campeón de la Liga estadounidense con los Chicago Bulls, ha aparecido sólo en nueve ocasiones en los playoffs en sus 25 temporadas de existencia. Su mejor marca: cuatro semifinales de Conferencia, la última en 2002, y con la estigma de tener el peor balance histórico con aquel 7-59 del curso 2011-12.

Un drama que a pequeños pasos se trata de solucionar. El pasado año, con un equipo resultón, los Hornets se quedaron fuera de los playoffs. Las lesiones no tuvieron clemencia con los chicos de un Steve Clifford que estará por tercera temporada consecutiva en el banquillo, a lo que hay que unir el desacierto en el fichaje clave, Lance Stephenson. De héroe (o antihéroe) en Indiana Pacers a jugador del montón que nunca llegó a conectar ni con grada ni con el resto de sus compañeros. Él dice que fue menospreciado, pero da igual. Ahora, está en los Clippers con Doc Rivers y en Charlotte el proyecto se ha reinventado con, parece, buenos fundamentos.

El ánimo positivo comienza con las elecciones del draft, con Frank 'el tanque' Kaminsky y el escolta de la Universidad de Kentucky Aaron Harrison, y sigue por los buenos movimientos en el mercado. A la salida de Gerarld Henderson, casi una institución en la franquicia (2009-2015), y el prometedor Noah Vonleh, se respondió desde los despachos con la adquisición de Nicolas Batum. Al francés (baluarte ofensivo y defensivo) hay que añadir la renovación de Al Jefferson (jugador franquicia junto al base Kemba Walker), el trade para atar a Jeremy Lamb y los fichajes de Jeremy Lin y Tyler Hansbrough.

¿Qué suma todo ello? Un salto de calidad para un Clifford que tendrá un fondo de armario algo más apañado, lo que significa más descanso y una mayor protección en cuanto a las lesiones, un problema que ya les ha golpeado nada más comenzar la pretemporada en forma de hombro dislocado en Michael Kidd-Gilchrist. El alero, si no hay suerte, se perderá toda la temporada, dejando su evolución en suspenso. Pero incluso sin un jugador que apunta a gran referente defensivo, los Hornets deberían pelear por entrar en playoffs.

Juego exterior

Esta temporada la línea exterior de los Hornets estará marcada por dos claves. Por un lado, Michael Kidd-Gildchrist; y por el otro, Kemba Walker. La lesión del alero, que previsiblemente estará fuera toda la temporada, es un torpedo en la línea de flotación del equipo. Se esperaba que continuara su explosión como jugador en su cuarto año en la NBA. La pasada campaña alcanzó los 10,9 puntos y 5,6 rebotes, las dos mejores referencias estadísticas de su carrera. Ahora, sin él, P.J. Hairston y Marvin Williams son las opciones más fiables para el puesto de alero en la franquicia de Michael Jordan.

Por su parte, Kemba Walker tiene ya poco más que demostrar, pero sí mucho que decir en la NBA. Es el prototipo de base actual. Rápido e intuitivo, es agresivo en las penetraciones aunque debe ser más fiable desde el perímetro (nunca ha llegado al 40% desde la línea de tres). Detrás está Jeremy Lin, en un proceso de asentarse o morir en la Liga. Este año, la presión sobre Walker y su liderazgo exterior descenderán por la llegada de Batum, lo que permitirá al base soltarse, si cabe, un poco más. El francés, recién llegado desde los Blazers, es el fichaje más importante desde Al Jefferson. Capaz en ataque y en defensa, es un alero experimentado en playoffs (ha alcanzado cinco, las mismas que su nueva franquicia en el siglo XX) que compartirá minutos con una de las perlas por explotar de la Liga: Jeremy Lamb.

Juego interior

Si en el perímetro el dueño y señor de las operaciones es Walker, en la zona el rey es Al Jefferson. Once años avalan la experiencia del pívot en una NBA donde es uno de los interiores más productivos. Sabe postear y lanzar a media distancia, aunque es nulo desde el perímetro. Sus números descendieron el año pasado en comparación a su primero en los Hornets, pero se mantuvo cerca de sus medias: 16,6 puntos y 8,4 rebotes. Su aportación ofensiva es una de las armas principales en unos Hornets que la pasada temporada fueron el antepenúltimo equipo en anotación (94,2 por partido) y en asistencias (20,2). Dos lanzas en las costillas que fueron la razón principal para que la franquicia no entrara en los playoffs por el título por segundo año consecutivo (en 2014 cayeron en primer ronda ante los Heat).

La labor de Jefferson debe consistir en hacer avanzar al equipo, mientras sigue de tutor de jugadores como Cody Zeller (23 años) y de un Frank Kaminsky por el que suspiraba Michael Jordan durante el draft. En el desarrollo óptimo de estos dos jugadores reside gran parte del potencial futuro de la franquicia de Carolina del Norte, que ante esta bisoñez también se ha reforzado con la experiencia de Hawes (ex Clippers) y Hansbrough (ex Raptors). Veteranía, que no calidad en mayúsculas, para hacer crecer la intimidación defensiva del equipo, aunque sigue habiendo interrogantes sobre la capacidad total de esta línea.

Claves

1. “Creo que Lin será nuestra mejor incorporación. Tiene una gran comprensión del juego y es un buen pasador”, explicó Michael Jordan sobre un jugador que bajó mucho sus prestaciones desde aquel fenómeno de la Linsanity que arrasó Nueva York. Ahora quiere volver a brillar en el Este.

2. Encadenar más de cinco victorias seguidas fue imposible para los Hornets la pasada temporada, pero no así en cuanto a las derrotas (llegaron a sumar 10 seguidas en el primer mes de competición). La regularidad tiene que ser una de sus bazas para disputar las eliminatorias.

3. Los Hornets tienen la posibilidad de dar un puñetazo en la mesa y asentarse en la zona noble del Este. Existe el potencial para dejar de dar bandazos curso tras curso y, así, obtener una fiabilidad básica para el desarrollo tranquilo de sus jóvenes y un mayor atractivo para contratar.

Entrenador: Steve Clifford

Steve Clifford (Maine, 17 de septiembre de 1954) inicia su tercera temporada en unos Hornets en los que debutó como entrenador principal y a los que cambió de dinámica. El exasistente de los Lakers heredó un equipo desahuciado con un balance de 28-120 en las dos últimas campañas y desde entonces lo tiene 76-88. Un balance negativo derivado del mal año pasado (33-49) que deslució su estreno: 43-39. El retorno a la tendencia del primer curso es la prioridad para un técnico que mantiene el orden defensivo como prioridad y para el que falla el juego exterior (31,8% desde el triple, el peor de la Liga) de un equipo que necesita sentirse importante tras vagar muchos años por el desierto.

Estrella: Kemba Walker

El base del Bronx afronta su cuarta temporada en la NBA sin haber saciado ni un ápice su hambre de gloria. Sus dos premios como Mejor Jugador de la Semana durante la pasada temporada, son un pequeño aperitivo para un jugador eléctrico que debe mejorar su tiro exterior.