Brooklyn Nets: otra vuelta de tuerca en busca del tiempo perdido
Los Nets siguen pagando los esfuerzos fallidos de su anterior y faraónico proyecto. Ya no están Deron Williams, Pierce y Garnett, y toca seguir soltando lastre y construir.
¿Qué demonios están haciendo exactamente los Nets? ¿Reconstrucción, readaptación, revolución, huída hacia ninguna parte…? Desde luego, cualquier cosa menos ayudar a su dueño Mikhail Prokhorov a sentar la cabeza. El magnate/deportista/político/banquero/playboy ruso prometió cuando se hizo con la franquicia (mayo de 2010) que se casaría si el equipo no era campeón de la NBA antes de 2015. Cumplió con el traslado de New Jersey a Brooklyn (último partido en Newark, en abril de 2012) y con unos sueños de grandeza que no se materializaron en nada. Tampoco en su paso por el altar, claro. O que se materializaron tan sólo en un equipo del que al menos no se había dejado de hablar en el mundillo… hasta ahora. De repente, los Nets ya ni siquiera son un experimento disfuncional cuya caída en picado merece análisis sesudos y bromas hirientes. Son apenas un equipo en busca de identidad y que apunta a caerse de los playoffs del Este (entraron de milagro la pasada primavera) con una plantilla, eso sí, ahora mucho más joven y más barata: 81 millones comprometidos para esta temporada, apenas 45 para la próxima.
Billy King, cada vez más cuestionado en su despacho de general manager, se ha visto obligado a quedarse con el último año de Joe Johnson, casi 25 millones de dólares que estarán en el centro de casi todos los rumores antes del cierre del mercado invernal. Y ha invertido 110 millones en retener a Brook Lopez y Thaddeus Young, un notable juego interior pero no uno que te vaya a llevar demasiado lejos, no sin apenas amenaza exterior, con un backcourt titular formado por Jarrett Jack y Bojan Bogdanovic, con el peligro casi endémico de las lesiones… y con el aterrizaje de un Andrea Bargnani subido en el último tren para el rescate de su decadente carrera NBA. A los que les atrajeron en su día el glamour cosmopolita de Brooklyn y ese roster de Playstation con Garnett, Johnson, Pierce, Deron Williams, Kirilenko y compañía, costará convencerles de que lo más interesante de estos Nets post Deron será la monitorización de la evolución de jóvenes como Donald Sloan, Shane Larkin, Willie Reed, Rondae Hollis-Jefferson o Thomas Robinson, que ha dado ya demasiadas vueltas por la Liga pero tiene todavía 24 años. De ese núcleo quizá comience a vislumbrarse con algo más de claridad un futuro mejor para un equipo ahora mismo en la encrucijada y sin demasiados motivos para el optimismo. No a corto plazo.
Juego exterior
Comienza la era post Deron Williams, un cambio de rumbo enorme por mucho que el base se dejara en los Nets cualquier rastro de la súper estrella que fue en Utah. Además del alivio económico, el estilo de los Nets será forzosamente distinto sin unos sistemas basados en la creación tras los bloqueos de D-Will. De hecho, el gran reto de Lionel Hollins es que este equipo tenga al menos un estilo, ya que su backcourt titular parece uno de los más cuestionables de toda la NBA: Jarrett Jack y Bojan Bogdanovic.
Jack ha jugado sus mejores temporadas como sexto hombre y con un rol de microondas. Ni es un base creativo, lleva dos años sin llegar a las 5 asistencias de media, ni un gran tirador exterior ni un defensor excelso, así que apenas da nivel de base titular en la actual NBA. A su lado, Bogdanovic jugará su segunda temporada tras un año rookie en el que demostró que puede anotar pero también que su velocidad de pies y tensión defensiva son como mínimo cuestionables a ese lado del Atlántico. Shane Larkin seguirá con la búsqueda de su gran oportunidad y habrá que ver cuánto dura en el equipo y con cuánta motivación Joe Johnson, un talento tan exquisito como, a estas alturas, descorazonador. Desde el draft (número 23) llega el interesante alero Rondae Hollis-Jefferson, que puede ganarse muchos minutos porque aportará cosas que no les sobran precisamente a estos Nets: trabajo defensivo e intensidad en el rebote.
Juego interior
El puzzle de los Nets en la zona es interesante, hasta cierto punto confuso y desde luego divertido. La franquicia decidió invertir 110 millones en retener a Brook Lopez y Thaddeus Young, sin duda una buena pareja pero también una atípica en la NBA actual y difícilmente una de la que vaya a surgir el liderazgo que lleve lejos al equipo. El primero es un pívot de indiscutible talento ofensivo pero actitud a veces hierática y problemas casi crónicos con las lesiones. El segundo es un ala-pívot que puede anotar por fuera pero que no encaja exactamente en el perfil de cuatro abierto. Ambos jugaron bien en el tramo final de la temporada pasada y acabaron sumando una media de 31 puntos y casi 14 rebotes por partido.
A partir de ellos, dos jugadores de los que al menos se sabe qué esperar, llega la diversión… o el desastre. Andrea Bargnani es una apuesta de máximo riesgo para un equipo que, bien mirado, no tiene en realidad nada que perder en el corto plazo. La energía que de forma endémica le falta al italiano le sobra a Thomas Robinson, un número 5 de draft con trazas de outsider y que va a jugar con su quinta camiseta NBA en su cuarta temporada en la Liga. Además, Chirs
McCullough llega desde el draft (número 29) y con una lesión de rodilla que retrasará su estreno. Se trata de un jugador con condiciones para ser un ala-pívot productivo: buen físico, talento y muñeca desde la media distancia.
Claves
1. Los Nets necesitan liderazgo, referentes para pensar en un futuro que supere a un pasado confuso y un presente gris. Joe Johnson ya no está para eso y quizá salga traspasado. Se ha invertido fuerte en Lopez y Young, buenos jugadores pero tampoco pilares de primera categoría.
2. En un equipo que mercadeó con sus rondas de draft, Hollis-Jefferson marca la principal inyección de talento joven. Si el número 23 del último draft cuaja en el jugador consistente que debería ser, al menos los Nets tendrán una pieza fiable, de largo recorrido y bajo riesgo económico.
3. En unos Nets que ni van ni vienen hay jugadores que se han acostumbrado a viajar de franquicia en franquicia pero con cualidades para ser útiles. Si el talento de Ellington, la fuerza bruta de Robinson y los centelleos de Larkin cuajaran, el equipo tendría más opciones de otear la octava plaza.
Entrenador: Lionel Hollins
A Hollins le preguntaron por la mayor virtud de estos reformados Nets y contestó con un sincerísimo “no lo sé”. Con 61 años y casi tres décadas de experiencia en banquillos NBA, el caos de la franquicia parece chocar con un técnico de ideas claras que convirtió a los Grizzlies, a los que llevó a la final de Conferencia en 2013, en la máquina de moler huesos que heredó Joerger. Y la pasada temporada, a pesar de ciertas diferencias públicas con algunos jugadores, el equipo se coló en playoffs exprimiendo la mejor versión de Brook Lopez. Ahora, tarea dura, tendrá que dar sentido a un equipo de dirección confusa y del que ya salió malparado un Jason Kidd que después ha triunfado en Milwaukee.
Estrella: Brook Lopez
Las lesiones le han tenido demasiado tiempo en el dique seco, pero en su mejor versión, y los Nets la volvieron a encontrar en el segundo tramo de la pasada temporada, Brook Lopez es uno de los mejores pívots en ataque de la NBA. La defensa ya es otra cuestión muy distinta...