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DRAFT DE LA NBA

Justise Winslow: digno sucesor de su padre Rickie, mito del Estu

El alero del Blue Devils de Duke es el hijo de Rickie, mito e integrante de aquel Estudiantes que alcanzó la Final Four del 92 en Estambul.

Justise Winslow: digno sucesor de su padre Rickie, mito del Estu
NBA-GETTY IMAGES

No cae muy lejos el fruto del árbol y en el caso de Justise Winslow, la frase cobra un sentido completo. El jugador de los Blue Devils de Duke, campeones de la NCAA esta temporada, es hijo de todo un mito estudiantil, Rickie. Un auténtico matador (ganó el concurso de mates de la ACB en la temporada 1989-90) que cautivó al público español en sus siete temporadas en nuestro país, cuatro y media de ellas con el equipo del Ramiro de Maeztu (1988-1993), tras su breve paso por el Cajacanarias.

La calidad de Rickie era innegable. Llegó a España después de formar parte de un equipo de ensueño en la Universidad de Houston (1983-87). Allí se encontró con una de las grandes leyendas de la NBA, Hakeem Olajuwon, en su etapa final antes del gran salto. Fue uno de los últimos miembros oficiales de la famosa Phi Slamma Jamma, conocida por las habilidades aéreas de sus miembros y que se quedó a las puertas del título en 1984 (el último año de Olajuwon). Cayeron ante la Georgetown de Partick Ewing y Rickie disputó 33 minutos y anotó 2 puntos. A pesar de no triunfar en la NBA (drafteado por los Bulls, llegó a jugar 7 encuentros con los Bucks con un punto y un rebote de media), su aterrizaje en Madrid supo a gloria al Estu. Con su llegada se lograba suplir con nota a otro de los grandes de la historia colegial como era David Russell.

Primero como temporero para suplir en febrero al maltrecho estadounidense y luego como hombre clave (1989-90), su juego cuadrada a las mil maravillas con el baloncesto ramireño: rapidez en el juego, tiro exterior (aunque no era su especialidad, su manita impedía que los defensores le flotasen) y búsqueda constante del rebote. Ayudaba por dentro y por fuera. Un grande con ciertos problemas de disciplina que conectaba a las mil maravillas con los aficionados dementes.

Un ADN soberbio que ha sido transmitido a todo un campeón de la NCAA como es su hijo, que en los 32 minutos que estuvo sobre la cancha en la final ante Wisconsin firmó unos muy buenos 11 puntos, 9 rebotes y 3 tapones. Sus aspiraciones en el draft antes de la final ya le vinculaban a la primera ronda, pero después del nivel mostrado, y con un título bajo el brazo, ya se aseguran blindadas. Las previsiones le sitúan ahora mismo en la quinta posición, por delante de la perla croata del Barcelona Mario Hezonja. Un gran lujo para un jugador cuyas habilidades han sido asemejadas a las de Grant Hill por su actual entrenador, Mike Krzyzewski, el gran Coach K, y por muchas especialistas con las de Jimmy Butler por su nivel como defensor.

Justise dejará la universidad en su primer año, promediando 12,6 puntos, 6,5 rebotes y la sensación de que puede llegar a ser imparable, con el tiempo, en la NBA. El alero de 19 años tiene una fuerza soberbia a la hora de arrancar. Sus movimientos y su atletismo le permiten en primer lugar volver loco a su defensor y segundo atravesar la zona con un sencillez insultante y acabar en el aro ya sea con la fuerza de un mate (tiene alas en los pies) y con la suavidad de una bandeja. Su lanzamiento de tres no es desdeñable, aunque aún está en evolución.

"Si Justise se quedase en Duke haría el juego universitario mucho mejor", manifestó Rickie a USA Today tras la final de la NCAA. Aunque sabe que "es su decisión" dar el salto a una Liga que no fue generoso con el finalista de la Final Four del 92. ¿Pero quién se resiste a ser parte del Top-10 del draft y tener garantizado entre 2 y 3,1 millones de dólares por cada una de sus tres primeras temporadas en la élite?