DRAFT DE LA NBA
Karl-Anthony Towns amenaza con alcanzar la perfección
El gran favorito al número uno ya ha debutado con la selección absoluta de la República Dominicana. Defiende, intimidad, anota, tira, lee el juego… No hay que perderle de vista.
“Voy a luchar por ser la primera persona perfecta”. Una carta de presentación que puede hacer parecer a Karl-Anthony Towns como un tipo arrogante y muy ambicioso. Lo primero, sólo el paso del tiempo nos permitirá juzgarlo. Aunque por lo visto, en el trato personal es todo lo contario. “Es un joven encantador y muy simpático. Pasé semanas (y los equipos NBA meses) buscándole algún secreto”, destacaba Chad Ford en su análisis de la ESPN. En cuanto a lo segundo, nos les quepa ninguna duda de que es así: “Sólo me preocupa llegar a ser el mejor jugador que pueda ser”.
Pero para poder conseguirlo sabe que tiene que esforzarse al límite. Ética de trabajo no le va a faltar. “Si le digo que venga a las 10 para entrenarse, aparece a las 9”, destaca Don MacLean, exjugador NBA, comentarista técnico y quien se dedica desde hace once años a entrenar a chavales inscritos al draft. No pierde cualquier oportunidad de mejorar. Apenas dos días antes de poner rumbo a Minnesota (los Wolves son la única franquicia con la que ha entrenado y pese a que ha negado que le hayan prometido que vaya a ser su apuesta en el número uno, sería una sorpresa que no fuera lo que ocurriera) se entrenaba en busco de nuevos retos mientras no paraba de enchufar un triple tras otro en la cancha del instituto de St. Joseph (Nueva Jersey), la misma en la que se dio a conocer.
Todo el mundo que le ha visto jugar destaca la gran muñeca y movilidad que posee para un jugador de su altura (2,13 metros) y envergadura (221 centímetros). En defensa es todo un especialista, bajo el aro intimida, tapona, ayuda a sus compañeros y rebaña cualquier balón que este escupa. Pero si hay que salir fuera y/o frenar a interiores más bajitos y rápidos (quien siguiera las últimas Finales sabe a lo que me refiero) lo hace a la perfección con un estupendo movimiento lateral de piernas. Y en ataque, donde ha crecido una barbaridad en este 2015, sigue una progresión ascendente que asusta. Es capaz de jugar por fuera y romper a rivales más lentos y pesados, levantarse desde los cinco metros sin dudar (te castiga en los tiros libres), jugar de espaldas al aro y salir por cualquiera de los dos lados para anotar con un gancho marca de la casa, finalizar transiciones como tráiler y hasta correr el contraataque, rebotear, leer las ayudas que le hacen para doblar al compañero mejor situado… En una palabra, versatilidad. Tan completo que por potencial y capacidad de seguir creciendo y puliendo detalles puede marcar una época en la NBA.
“Tiene más habilidades de las que le permitiría mostrar”, dice un rendido John Calipari, su técnico durante su único año en la Universidad de Kentucky. Tras un 38-0 inicial, los Wildcats dijeron adiós en semifinales de la última Final Four a su sueño de firmar una temporada inmaculada. Quizá sea ese mal sabor de boca el que le haya llevado, además de practicar boxeo, a intentar realizar ejercicios de yoga una vez al día. De padre afroamericano y madre dominicana, nació el 15 de noviembre de 1995 (aún no tiene los 20) en Piscataway (Nueva Jersey). Además de la estadounidense, cuenta con la nacionalidad dominicana, lo que le permitió con debutar con 16 años con la selección absoluta del país caribeño. ¿Y su debilidad dónde está? A lo mejor en su propio afán de superación. “Siempre quise ser el mejor en todo”, reitera. A lo mejor nos acaba mostrando que la perfección también es humana.