Doncic y el Madrid aplastan al Riga y jugarán la final júnior

El Real Madrid ya está en la gran final del torneo júnior de la Euroleague. Era el objetivo y se logró este sábado tras vencer con contundencia al VEF Riga (85-60). Ahora, la lucha por el trono europeo les enfrentará al Estrella Roja, el actual campeón, el equipo que el pasado año les venció en la final de Milán. Revancha a la vista y encuentro de los grandes mañana en un Barclaycard Center (12:00) que verá por dos veces al equipo blanco pelear por el título en dos días diferentes. El baloncesto es la salvación blanca esta temporada.

El equipo blanco no podía fallar ante el Riga. Era imposible con todo lo que tiene Redondo en el armario. Pero los letones no se empequeñecieron e intentaron dar la machada. Salieron a la cancha con la inteción de bajar los voltios al juego madridista. Y lo hicieron realidad durante casi 20 minutos. Con un juego lento, mecánico y frío adormecieron a un Real que se contagió. No existía partido. Todo era anodino y aburrido, para que nos vamos a engañar, y los letones disfrutaban con ello. Alcanzaron una ventaja de 10 puntos (10-20) que Rico (base sensación, rápido y eléctrico) con cinco puntos seguidos, Proleta y Mulero dieron la vuelta al iniciarse el segundo cuarto. Y ahí empezó a revivir el Madrid.

Un tres más uno de un Luka Doncic serio, sin gestos raros, y muy centrado cerró la primera parte (37-30). El esloveno, hoy sí, estuvo en el Magariños. Acabó como máximo anotador de su equipo con 14 puntos y 23 de valoración. Fue tan clave para adquirir el billete a la final como el juego interior. Samba Ndiaye (8), Felipe dos Anjos (11 y 12 rebotes, 25 de valoración) y Emanuel Cate (13) pararon el juego del Riga cuando la moneda estaba en el aire y no se decidía a salir cara o cruz. Ellos fueron los ingredientes para crear la apisonadora blanca en el tercer cuarto. 13-25 de parcial con tres alley oops seguidos. La fiesta ya estaba montada en el Magata y los letones hincaron la rodilla. No tenían más remedio.

A partir de ese momento, los de Redondo se dejaron llevar por la corriente. Si había que aplastar, se aplastaba: 62-43 al final del tercer cuarto, 73-48 a mediados del último y 85-60 final. Estos chicos nada tiene que envidiar a sus mayores.