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Durant, la suerte del campeón y la fractura del bailarín

"Sé que no es la última vez que visito Oklahoma City en unas Finales", decía LeBron James en 2012 después de ganar su primer anillo de la NBA ante los Thunder de unos jóvenes Kevin Durant, Russell Westbrook, Serge Ibaka y James Harden.

Han pasado casi tres años, muchos partidos, eliminatorias de Playoffs y, sobre todo, lesiones. Porque si hay algún departamento que ha trabajado muy duro durante estas temporadas ha sido el servicio médico de los Thunder. Nada, eso sí, como lo de ahora.

La "Fractura del Bailarín", genuina expresión para la lesión del jugador más estético y elegante del mundo. MVP de la temporada, máximo anotador de la década y cara visible de una franquicia llamada a conquistarlo todo sin llegar, todavía, a conquistar nada.

Kevin Durant se rompió el quinto metatarsiano del pie derecho. Fractura de Jones y "del bailarín" (para los amigos). Como se explicó en octubre, se trata de la lesión que retiró a Yao Ming y que no pudo con Michael Jordan. Del proceso de aquí a octubre de 2015 depende que Kevin sea uno u otro. Porque suena duro, quizás excesivo, pero hay que lidiar con la realidad: una fractura que limita la circulación en el pie y que es lenta en la recuperación, razón por la cual Durant no ha podido volver a tiempo para luchar por entrar en Playoffs. Razón por la cual Oklahoma no se atreve a dar un tiempo estimado para su regreso y, en tercer lugar, razón por la cual forzar no era una opción.

Sería arriesgado decir que Kevin Durant no va a volver hasta la próxima temporada, pero es la sensación. Sensación al escuchar, lánguido, a Sam Presti, que expresa sin hablar que no hay tiempo de baja porque el miedo a volver demasiado pronto resuena en todo el Chesapeake Arena de esa ciudad en medio de la nada que es Oklahoma City. Forzar, si los Thunder llegan, y volver sin ritmo para medirse al mejor equipo de este año en primera ronda del 'maximum' competitivo de la NBA: los Playoffs. Forzar y volver a caer. O encontrar la desesperación en cada tiro fallado fruto de la desestabilización provocada por la lesión, como pasó en su mini-vuelta de febrero. Por eso el fondo de las palabras de Presti se despide con un 'hasta octubre'.

Suerte

"Esta derrota les ayudará. Será un equipo que veremos durante muchos años en las Finales", se comentaba en la retransmisión de 2012. Mientras, en el túnel de vestuarios, la madre de Kevin Durant consolaba a un '35' deshecho ante su primera oportunidad perdida. "La primera de muchas", pensaría.

Hay pocas frases más injustas en el deporte que "la derrota ayuda". Nunca, oigan. Perder es perder, y de eso Oklahoma City y Kevin Durant saben mucho. Perder partidos, eliminatorias y compañeros.

Porque en los últimos tres años Scott Brooks ha tenido que escribir el nombre de Westbrook, Perkins, Ibaka, Reggie Jackson y Durant en la lista de lesionados de cierta gravedad. Primero fue Kendrick Perkins en las Finales de 2012, después Westbrook en los Playoffs de la 2012-2013, luego Ibaka en los de 2013-2014 y este año cayeron Reggie Jackson, Durant y otra vez Westbrook (todos en octubre), e Ibaka y Durant ahora. Pocas lesiones, pero todas de importancia y en momentos clave de la temporada, cuando se acerca la primavera.

Puede que con todos sanos Oklahoma tampoco hubiese podido con Memphis y San Antonio los últimos dos años, pero la química, la actitud y sus opciones hubiesen sidon totalmente distintas. La NBA comienza a golpear con fuerza a los Thunder de la misma manera que hizo con otras franquicias que lo tenían todo para ganar pero que, por unas cosas o por otras, nunca lo lograron.

Y puede parecer apocalíptico hablar así de una franquicia cuyo 'Big Three' tiene una media de 25 años, pero el verano de 2016 acecha, Washington suspira por un Durant que acaba contrato y los Lakers quieren que Westbrook vuelva a su ciudad natal.