ANÁLISIS
Los Bulls de Gasol, los más anotadores desde la 95-96
El equipo de Tom Thibodeau lleva una media 103,3 puntos por partido. Hay que remontarse a las dos últimas temporadas de Michael Jordan para ver algo parecido.
Los Chicago Bulls de esta temporada lucen distinto en ataque. Esta campaña, su ofensiva ha encontrado la tecla que se le negaba desde que Tom Thibodeau llegase al banquillo en 2010. Por primera vez en la era Thibs, la franquicia de Illinois supera los 100 puntos de media por encuentro, exactamente 103,3, la máxima del equipo desde la campaña 1995-96, la del quinto anillo de Michael Jordan (105,2). Incluso en la siguiente, en la de la despedida del mítico '23', la del sexto campeonato, se quedaron en 103,1.
2014-15: 103,3
2013-14: 93,7
2012-13: 93,2
2011-12: 96,3
2010-11: 98,6
1996-97: 103,1
1995-96: 105,2
(En negrita las temporadas de Thibodeau en el banquillo de los Bulls).
Por primera vez en las últimas cinco temporadas, el equipo se sitúa entre los diez equipos más anotadores de la NBA, hecho asombroso porque nunca habían superado el puesto 20, con algunos años sonrojantes entre los dos últimos de la NBA.
2014-15: 9º
2013-14: 30º
2012-13: 29º
2011-12: 22º
2010-11: 20º
Esta transformación se debe a la plantilla con la que cuenta este año el exasistente de Doc Rivers en los Boston Celtics. La llegada de Pau Gasol, unida a la recuperación, esperemos, definitiva de Derrick Rose y a la explosión de Jimmy Butler a la hora de anotar, hace que el ataque de los Bulls sea más voraz, más difícil de controlar por unos rivales acostumbrados a enfrentarse a un equipo predecible, basado en la disciplina defensiva y en los arranques de Noah, Boozer y de bases 'temporeros', como D.J. Augustin o Nate Robinson, que duraban como mucho dos temporadas.
Estos tres jugadores encestan más del 50% de los tantos de los Bulls en cada encuentro y se han convertido en el segundo trío más anotador que ha tenido bajo su cargo el entrenador de Connecticut. Además, tres jugadores más (Taj Gibson, Aaron Brooks y Mike Dunleavy) logran 10 o más puntos por partido.
2014-15: Butler, Pau Gasol y Rose: 57,7
2013-14: Deng (19,0), Rose (15,9) y D.J. Augustin (14,9): 49,8.
2012-13: Deng (16,5), Boozer (16,2) y N. Robinson (13,1): 45,8.
2011-12: Rose (21,8), Deng (15,2) y Boozer (15,0): 52,1.
2010-11: Rose (25,0), Boozer (17,5) y Deng (17,4): 59,9.
El cambio más significativo con respecto a años anteriores ha sido la llegada de Gasol. Su fichaje hizo que los Bulls se deshicieran de Boozer y lo positivo de este cambio es más que significativo. El actual jugador de los Lakers tuvo muy buenos momentos en Illinois, aunque nunca fue el de Utah. Fue fundamental para que el equipo llegase a la final de Conferencia de 2011, en la que caerían con los Miami Heat de LeBron James. Siempre ha tenido buena mano. Sus tiros de 4-5 metros fueron un salvoconducto exprimido hasta la saciedad por Thibs, pero todo se acaba y la campaña pasada fue un drama. Flojo en ataque, sólo promedió 13,7 cada encuentro y ya no contó con la confianza de su técnico, que prefería a Taj Gibson para los momentos ‘calientes’.
La influencia del internacional español no es simplemente numérica. Con él en pista, los Bulls ganaron un jugador versátil y efectivo en la zona. Con muy buenos movimientos de espaldas a canasta, Gasol es una garantía a la hora de hacer frente a unos pívots que se ‘merendaban’ a Boozer y a Noah los cursos anteriores. A esto hay que unir que el ala-pívot tiene un buen tiro de cuatro-cinco metros, incluso en el perímetro es una amenaza creíble. Dentro y fuera. Algo que no tenía con igual calidad Boozer. Además, estas habilidades ayudan a Noah. El francés no se tiene que arriesgar tanto contra las zonas rivales y limita sus tiros desde fuera de la zona. Unos lanzamientos que son una moneda al aire por la extraña mecánica del galo. Esto ha repercutido en su nivel anotador, ahora en 8,9 cuando en el pasado año estaba en el 12,6. Pero el equipo no echa de menos sus puntos.
Con el campeón de dos anillos, además, se permite que el resto de opciones no estén tan limitadas por las defensas. Y cuando hablamos de otras opciones, nos referimos a Butler y Rose, principalmente. El primero es un caso excepcional. Ha pasado de ser un guerrillero a un candidato al MVP. A su trabajo estajanovista, se ha unido ahora una facilidad para anotar sorprendente. De los 2,6 puntos en su primera temporada (2011-12) a los 21,0 de esta existe una evolución significativa. Es una amenaza desde todas las posiciones. Ya no es una opción marginal, sino una de las principales. Una válvula de escape cuando el ataque se colapsa.
En cuanto a Rose, hay poco que descubrir. Tras sus 31 puntos en la victoria ante los Blazers, uno de los 'cocos' del Oeste, el base parece haber superado definitivamente sus lesiones. El MVP más joven de la historia no superaba la treintena desde el 12 de marzo de 2012, casi tres años, todo un mundo para un jugador que lo ha pasado rematadamente mal por sus dos graves lesiones y que trata de adaptar su juego a unas condiciones físicas diferentes. Su salto no es el que abría día sí y día también el Top-10, pero su valentía y su calidad le siguen permitiendo entrar a canasta como un huracán, estén uno, dos o tres defensores enfrente. Cuando su eficacia desde el triple mejore, será imparable.
A todo esto hay que unir los momentos puntuales de algunos jugadores. Al margen de Taj Gibson, el sexto hombre por excelencia, está Dunleavy, una garantía desde la línea de tres que conoce su posición de tirador marginal (entiéndase como una opción secundaria en el ataque) con partidos por encima de los 20 puntos como ante los Mavericks y Sixers. O Brooks, un microondas cuando entra en pista, que tras su leve recuperación en Denver, ahora recuerda más al de sus inicios en Houston que al que pasó sin pena ni gloria por los Suns o los Kings.
Además, cabe señalar la buena adaptación de Mirotic. El hispanomontenegrino se ha convertido en el rookie bueno de este año en la Ciudad del Viento. Ha sabido aprovechar sus minutos tanto en las rotaciones como cuando ha estado más tiempo en pista por las sucesivas lesiones de los hombres altos. En la primera gira larga que tuvo su equipo, el ex del Madrid ascendió en importancia y en estadísticas. Los escasos 3 puntos que llevaba, se convirtieron en 11,8, a los que habría que añadir sus 15 ante Dallas en el octavo, ya en el United Center.
Es verdad que este ritmo anotador, parece haber afectado a la disciplina militar de Thibodeau en defensa, pero ese es otro análisis, otra historia que no empaña la mejoría de un equipo que grita al resto de aspirantes al anillo: “Si lo queréis, tendréis que pasar por encima de nosotros”.