Tuenti Estudiantes 89 - Real Madrid 84

El Estu vuelve a ganar un derbi al Madrid tres años después

Los de Pablo Laso vencían por 11 puntos pero se hundieron en el último cuarto. Gran actuación de Nacho Martín (25 de valoración) y dominio colegial en el rebote (41 a 28).

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El derbi madrileño quizá no sea tanto como era, pero sigue siendo mucho. Lo es si gana el Madrid y lo es aún más si hay sorpresón y vence el Tuenti Estudiantes. Si el antepenúltimo, con dos triunfos en nueve partidos hasta este domingo, tumba al líder invicto. Palacio lleno, ambiente fantástico y partido bueno. De garra. Con los colegiales dándole caña a su enemigo íntimo, presionándolo, cargando el rebote ofensivo, yendo a por todas...

Como siempre se espera, como solía. Como fue esta vez. Y enfrente un buen Madrid hasta el descanso, pardillo en el tercer cuarto y desaparecido en combate en el último, carente de la mínima inteligencia táctica, incapaz de leer el juego y de intuir lo que se le venía encima. Noche para recordar de Nacho Martín (19 puntos y 25 de valoración), fantástica su conexión con Javi Salgado en la segunda parte. El ala-pívot perdió de inicio el pulso con un Reyes pletórico, pero no dejó de aportar. Trataba de poner piedrecitas para frenar la avalancha en la pintura y colarse luego en cada resquicio de la defensa rival. Fue el motor de ese juego abierto que hizo sangrar al Madrid, que lo descolocó y lo abrasó a la vez con una lluvia de rebotes letal.

Pero llegar hasta la victoria y abrazarla resultó un camino arduo. El Estu tuvo primero que lidiar con la fuerza de choque blanca en la zona, que cargaba una y otra vez con Reyes, Ayón y Bourousis. Los de Laso venían con la debilidad colegial detectada y trataban de hacer pupa bajo el aro. Lanzaban de dos por encima del 60% de acierto en los dos primeros cuartos, con Sergio Rodríguez redoblando la carga con sus pases a los pívots, sencillos y espontáneos para él, imposibles para nosotros.

Un triple de Bourousis daba al Real once tantos de ventaja (28-39), que eran nueve al descanso (36-35) y nueve mediado ya el tercer cuarto (46-55). Entonces, Van Lacke lanzó y falló un triple, pero los árbitros le pitaron personal a Rudy con las piernas. Antes Bourousis había recibido una técnica y ahora le caía a Pablo Laso por protestar. Cuatro tiros libres y balón para el Estu, que en la acción siguiente fuerza otra falta. Y otra más en la posterior. 8-0 desde el tiro libre y partido nuevo (54-55), porque el anterior yacía roto en el cubo de la basura.

Faltaba aún sacar el estoque para derribar al miura blanco, que entró en pánico en el último cuarto y se dedicó a hacer justo lo contrario de lo que requería la situación. Perdió la calma y dejó de percutir bajo el aro: ¡venga a tirar de fuera! A Reyes, además, le abandonó el ángel. Mientras pensaban en sus fallos hacían agua en defensa. Un pasito por detrás, con faltas tontas que mandaron pronto al Estu a la línea (40 de 51). Y ahí los de Vidorreta se hicieron fuertes, como en el rebote.

Rudy volvió a la pista, quizá tarde, pero tampoco cambió nada. Mal día. Sólo Maciulis amagó a la desesperada con cuatro triples seguidos. Del 80-69 al 86-81. Si había una mínima opción, el Estudiantes la había desactivado con tres rechaces ofensivos consecutivos tras casi agotar la posesión otras tantas veces.

Jaime Fernández tuvo serenidad, aunque estuviera fallón, Simpson y Rabaseda firmaron buenos minutos y Slokar fue pieza clave. El Madrid volvió a verse superado en energía y deseo (41 a 28 en las capturas totales). Y el Estudiantes se llevó de nuevo un derbi tres años y seis partidos después. Tenía que ser el equilibrista perfecto, andar por el alambre mientras lanzaba las bolas al aire y sujetaba con la nariz una silla con un pívot del Madrid encima. Era tan rematadamente difícil, que fue posible. El Madrid mengua, el Estu crece.