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Los mejores extranjeros de la historia: Pau Gasol, sexto

Hakeem Olajuwon, Dirk Nowitzki y Patrick Ewing, en un podio de jugadores de leyenda. Nash y Parker, justo delante del español. Fuera por poco: Mutombo, Sabonis, Petrovic..
Warriors vs Lakers en vivo y en directo online, NBA

Los mejores extranjeros de la historia: Pau Gasol, sexto

 1. Hakeem Olajuwon

Nació en Lagos (Nigeria) y fue tan condenadamente bueno que nadie culpó a los Rockets por darle el número 1 del draft de 1984 y renunciar con ello a Michael Jordan, que se fue al tres por detrás de la mucho más recordada selección de los Blazers con el 2: Sam Bowie. Olajuwon (2,13) fue gobernó la NBA en el paréntesis de Michael Jordan (ganó los anillos de 1994 y 1995), fue 12 veces All Star, MVP en 1994, dos veces MVP de la final (1994 y 95), dos veces Defensor del Año, seis veces integrante del Mejor Quinteto… Nadie ha superado todavía sus 3830 tapones y es el único gigante en el top ten en robos. Para quien le vio jugar, no hay mucho más que añadir: unos movimientos de ataque asombroso (ese ballet para titanes que era su dream shake), muñeca, visión de juego, fuerza y una capacidad defensiva que drenaba a los hombres altos y alargaba su sombra sobre sus exteriores. Un dato: nadie más ha conseguido en su carrera 20.000 puntos, 10.000 rebotes, 3.000 asistencias, 3.000 tapones y 2.000 robos. Hasta Kareem, el más próximo, se quedó en más de mil robos menos.

Hace algún tiempo escribí sobre la final olvidada de 1994, que fue la perfecta (y agotadora) cúspide de su rivalidad con Ewing. Olajuwon es el líder (creo) incuestionable de esta lista porque es uno de los cinco pívots más importantes (Russell, Chamberlain, Kareem, Shaquille) de toda la historia del baloncesto.

2. Dirk Nowizki

Acaba de superar los 26,946 puntos de Olajuwon y ya es el jugador extranjero más anotador de la historia. Más que eso: es noveno en el ranking absoluto y ya avista a Elvin Hayes y Moses Malone, a los que debería superar esta misma temporada. Nowitzki es historia de Dallas Mavericks e historia de la NBA: campeón y MVP de la final en 2011, MVP en 2007, 12 veces All Star, cuatro veces miembro del Mejor Quinteto y hasta ganó un concurso de triples desde sus 2,13, seguramente la mejor metáfora de la revolución que el rubio de Würzburg supuso para el baloncesto. Cuando él llegó a la NBA, simplemente era impensable que un ala-pívot de siete pies manejara el balón como un base, se generara sus tiros como un escolta y ametrallara desde el exterior como un alero. Su eterno fade away impulsado sobre un pie es uno de los movimientos más característicos e imposibles de defender de todos los tiempos. Y Nowitzki es, simplemente, uno de los tres o cuatro mejores cuatros de la historia de la NBA.

3. Patrick Ewing

Número 1 del draft de 1985 e integrante del Dream Team de Barcelona 92 pero jamaicano de nacimiento y residente en la isla del Caribe hasta los doce años. Patrick Ewing fue un pívot de granito, un competidor de acero al que dieron mala vida (desde la Universidad…) la coincidencia temporal con Michael Jordan, Reggie Miller y Hakeem Olajuwon. Todavía el último gran motivo de orgullo de los Knicks, casi el salvador de la era moderna de la franquicia, Ewing fue once veces All Star en una carrera en la que promedió 21 puntos (no bajó de 20 de media desde que llegó a la NBA en 1985 hasta 1999) y casi 10 rebotes. Está en el top ten histórico de pívots y, ese paso por el Dream Team es una prueba que nunca envejece, grabado a fuego en las memorias de los mejores tiempos de la NBA. A los jugadores jóvenes habría que decirles: si tienes que perder, pierde como perdía Patrick Ewing.

4. Steve Nash

Steve Nash (canadiense nacido en Sudáfrica) tiene 40 años y, crujido por las lesiones, ha sido incapaz de evitar un final de carrera como mínimo cuestionables en los Lakers. Y no ha ganado ningún anillo, de hecho no ha jugado ni una sola final de la NBA. Pero se ha pasado casi 20 años en la NBA anotando más de 14 puntos, repartiendo casi 9 asistencias y metiendo más del 40% de sus triples intentados en cada partido. Ha sido dos veces MVP, en un periplo 2005-2006 en el que, con los Suns, repartió casi 1.700 de sus 10.335 asistencias totales, tercero histórico por detrás de John Stockton y Jason Kidd. Nash ha dirigido (más que eso: ha sido el eje y el alma) seis de los doce mejores ataques de la historia de la NBA (entre Dallas y Phoenix). Ha flirteado siempre con el 50-40-90 (50% en tiros de dos, 40% en triples, 90% en tiros libres) y ha sido un base imposible de frenar en ataque. Un playmaker por definición: uno maravilloso.

5. Tony Parker

Cuatro anillos de campeón con un MVP en la final de 2007 y seis All Star jugados para una carrera que ya es legendaria, imposible separarla de las de Gregg Popovich, Tim Duncan y Manu Ginóbili. Puente como jugador franquicia de los Spurs entre Duncan y Kawhi Leonard, Parker no ha sido el mejor base de su generación pero ha sido el mejor base posible para el estilo del mejor equipo de los últimos tiempos. Y (32 años) todavía nos queda mucho por ver. Tony Parker, por cierto, no nació en Francia sino en Brujas (Bélgica).

6. Pau Gasol

Hizo ruido recientemente porque entró en el grupo del “17.000 puntos, 8.500 rebotes, 3.000 asistencias y 1.500 tapones”. Para medir la altura de esa ensalada de cifras, basta con decir que sólo la han alcanzado Jabbar, Shaquille, Olajuwon, Garnett y Duncan. Más: sólo Jabbar (que está en todas), Duncan y Bob Lanier han sostenido carreras prolongadas de 18 puntos, 9 rebotes, 3 asistencias y 1,5 tapones de media manteniéndose en el 50% en tiros. Gasol ha sido cuatro veces All Star y dos campeón (2009, 2010) en un equipo (los Lakers) en el que era indiscutible segunda espada. Su talento e inteligencia en pista le ha mantenido durante más de una década entre los mejores hombres altos de la NBA y le ha hecho acreedor de tremendas palabras de elogio de los Phil Jackson, Gregg Popovich y compañía. Que algo saben de baloncesto, digo yo.

7. Manu GInóbili

A Manudona hay que verle jugar: casi se siente cómo fluye el baloncesto a través de un escolta magnético cuya combinación de talento (inagotable) y físico (cada vez menos: 37 años) le ha convertido en un jugador absolutamente especial. Tiene cuatro anillos, ha sido dos veces All Star, ha batido todos los récords habidos y por haber junto a Duncan y Parker y ha representado como nadie el concepto de sexto hombre (el mejor de la NBA en 2008). Como nadie: de los jugadores que han llegado a 11.000 puntos, 3.000 rebotes, 3.000 asistencias y 1.000 robos, nadie lo ha hecho con menos minutos de promedio en pista que Ginóbili. Un fuera de serie.

8. Toni Kukoc

El espigado híper jugador de 2,11 que, casi imberbe, tronchó al Barcelona con la Jugoplastika en 1990 y 1991 (Zaragoza y París) jugando de base-escolta-alero-ala pívot, acabó siendo triple campeón de la NBA y jugador instrumental del segundo threepeat (1996-98) de los Bulls de Phil Jackson, Scottie Pippen y Michael Jordan. Mejor Sexto Hombre en 1996, fue una pieza perfecta para el sistema Jackson, ese triángulo ofensivo creado para jugadores inteligentes, y un emparejamiento diabólico para casi todos sus defensores, muy lentos los altos y muy bajitos los rápidos. Sus dotes de playmaker, su visión de juego y su confianza en el tiro impulsaron la carrera NBA de un jugador especial que llegó en la temporada 1998-99 a promediar 18,8 puntos, 7 rebotes y 5,3 asistencias por partido.

9. Detlef Schrempf

Como tenemos su eterna carrera lejos (1985-2001) y después de él llegó la gran invasión de la legión extranjera, tendemos a olvidar lo que supuso en su momento un jugador como Schrempf. O Marciulionis. Schrempf nació en Leverkusen y se formó como jugador en Washington. Fue número 8 de draft (1985), tres veces All Star y dos Mejor Sexto Hombre de una carrera de 16 años y casi 14 puntos por partido (Dallas, Indiana, Seattle, Portland). Es uno de los cuatro jugadores (no ha habido más) que ha promediado más de 13 puntos, 6 rebotes y 3 asistencias sin llegar a más de 30 minutos en pista por partido. Schrempf, más que todo eso, fue un perfil de jugador moderno en tiempos antiguos: pegamento en la rotación, un multiusos que hacía de todo y hacía mejores a todos. Y cuando hacía falta anotar, anotaba.

10. Pedja Stojakovic

Acabó ganando el anillo que tanto persiguió, en el final de carrera y como miembro de la rotación larga de los Mavericks. Por entonces las lesiones ya acosaban a un alero que fue la definición del tirador en una época en la que los equipos NBA no se basaban tanto como ahora en el tiro de tres. En trece años de carrera NBA promedió 17 puntos y un 40% en triples. Fue (tres veces All Star, dos campeón del concurso de triples) uno de los tiradores más asombrosos que han pasado por la Liga: ocho temporada por encima del 40% en triples. Además, formó parte –y como pieza fundamental: más de 20 puntos por partido entre 2000 y 2002- de la versión más inolvidable de Sacramento Kings, aquella a la que sólo le faltó el anillo (Webber, Divac, Bibby…). Pura clase y una muñeca como pocas ha habido en la NBA para cerrar este top ten.

Para terminar, algunas menciones necesarias para hacer algún matiz y recordar aquello de que son todos los que están pero no están todos los que son:

- Tim Duncan nació en las Islas Vírgenes, territorio dependiente de Estados Unidos en régimen de “territorio no incorporado”. Podría haber estado en la lista y de haberlo hecho, claro, no habría bajado del número 2.

- Dikembe Mutombo: Esta bestia congoleña fue cuatro veces Mejor Defensor de la NBA, ocho All Star, dos veces máximo reboteador y tres mejor taponador. Sólo Olajuwon ha puesto más tapones que él en toda la historia de la Liga y su lugar podría estar perfectamente en este top-ten. Digamos que está a modo de accésit.

- Yao Ming: Uno de “¿y si…?” de la lista (como Sabonis, como Petrovic). ¿Y si el cuerpo de Yao hubiera aguantado sus 229 centímetros y más de 140 kilos? El inicio de su carrera le enviaba a la comparación con los mejores pívots de siempre. Podría haber sido uno de ellos: hacía de todo y sus rivales parecían hormiguitas a su lado.

- Arvidas Sabonis: Otro enorme “¿y si…?”: ¿Y si Sabonis hubiera ido a la NBA antes de los 31 años? ¿Y si las lesiones no le hubieran mermado tanto en lo físico? El hecho es que, con todos esos peros, Sabonis sorprendió a la NBA por su inteligencia, su lectura de juego y su toque desde sus 2,21. Promedió en su carrera NBA 12 puntos, 7,3 rebotes y 2,1 asistencias por partido. Su talento contaba historia que estaban por encima de esos números.

- Drazen Petrovic: El tercer “¿y si…?”, el más triste de todos: Drazen Petrovic murió con 28 años en 1993, justo cuando había firmado una temporada de 22,3 puntos por partido y un 45% en triples. De no haber acontecido la tragedia, es muy difícil imaginarle fuera de este top ten.

- Sarunas Marciulionis: Un pionero porque fue uno de los primeros europeos no sólo en jugar sino en ser importante para un equipo NBA. Promedió más de 18 puntos entre 1991 y 1993 para los Warriors, convertido en uno de los mejores jugadores de banquillo de toda la NBA.

- Vlade Divac: Los Lakers le vieron como el relevo de Kareem Abdul-Jabbar y después le mandaron a Charlotte para hacerse con Kobe Bryant. Ya con los Kings protagonizó batallas legendarias contra sus ex... y contra Shaquille O’Neal. Adaptó a la NBA un talento que le hacía inabordable en Europa.

- Mychal Thompson: Merece estar aquí por algo más que por ser el padre de Klay Thompson (que no es poco). Nacido en las Bahamas, fue el primer jugador no estadounidense elegido con el número 1 del draft (1978: Portland Trail Blazers). Entre 1987 y 1991 jugó en los Lakers, donde ganó dos anillos pero fue, claro, el peor de los cuatro números uno de draft que reunió aquel equipo. Básicamente porque los otros tres eran Kareem Abdul-Jabbar, James Worthy y Magic Johnson.

- Rik Smits: Otro jugador al que tendemos a olvidar sencillamente porque nos queda lejos. Smits fue un gigante holandés (2,24) que jugó el All Star de 1998, fue escudero de Reggie Miller en Indiana Pacers y sacó adelante batallas tremendas de playoffs. ‘The Dunkin Dutchman se merece como mínimo un poco de nuestro reconocimiento. Aquí lo tiene.