GUÍA AS NBA 2014-2015
Atlanta Hawks: Al Horford regresa para que nada cambie
Los Hawks recuperan a su estrella tras casi toda la temporada lesionado, pero la falta de refuerzos y el vodevil institucional limitan su potencial.
Puesto 2013-14: 8º con un balance de 38-44 enla Conferencia Este. Cayó 4-3 en primera ronda de playoffs ante Indiana Pacers.
Previsión 2014-15: 8º del Este.
Quinteto titular: Jeff Teague, Kyle Korver, DeMarre Carroll, Paul Millsap y Al Horford
Principales suplentes: Dennis Schroeder, Kent Bazemore (Lakers), Thabo Sefolosha (Oklahoma City), Mike, Scott, Elton Brand y Pero Antic. (Plantilla completa).
*En negrita, novedades.
ESTRELLA:
Al Horford. En el vacío, el dominicano es el mejor jugador de Atlanta. En la cancha, ya depende. Depende básicamente de si está en ella o no. Porque Horford, uno de los pívots más completos de la NBA, determinante en ataque y defensa, lleva dos años masacrado por las lesiones. En enero de 2013 se desgarró el músculo pectoral izquierdo y su regresó a lo Willis Reed en los playoffs fue una simple anécdota. La pasada temporada repitió lesión, pero esta vez en el lado derecho, y sólo jugó seis partidos. Un año perdido. En pretemporada, Horford ha ido de menos a más, como era de esperar, y si vuelve al nivel que le hizo all star en 2010 y 2011, Atlanta será peligroso. Muy peligroso.
CLAVES:
Salud de Horford: Evidentemente.
Ambiente enrarecido: Con la franquicia en venta, permanente rumores de traspasos y Budenholzer ejerciendo también de GM temporal tras el feo final de Ferry, va a haber ruido permanente alrededor del equipo. Veremos si afecta o, mejor dicho, cuánto afecta.
Conjunción de los pívots: Horford lleva años diciendo que le gustaría jugar de ala-pívot, pero Atlanta fichó el pasado verano a un cuatro claro como Paul Millsap que, en ausencia del dominicano, se convirtió en el líder del equipo (18 puntos y 8,5 rebotes) y jugó el All Star. Por características, Millsap y Horford son complementos ideales y, si encajan como deben, Atlanta pugnará con Chicago por tener la mejor pareja interior del Este.
ANÁLISIS.
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno dela desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada”. Por algún motivo, año tras año, el famoso comienzo de Historia de dos ciudades me recuerda a los Hawks. Sí, así de perturbada es mi mente. Cada octubre, cuando pienso en Atlanta, mi equipo gracias a o por culpa de Dominique Wilkins, encuentro tantos motivos para pensar que es el mejor de los tiempos como para temer que es el peor de los tiempos, para creer y para desesperar. Al final, la cosa nunca acaba en luz ni en tinieblas como plantea Dickens. No, acaba en una tediosa penumbra. Intuyo que el gris se repetirá este año.
Y eso que hay motivos para el optimismo. Vuelve Al Horford con los únicos pectorales masculinos que me han importado enla vida. Trasdesgarrarse ambos en menos de un año, la cautela es obligada, pero los Hawks están convencidos de que, aunque empezará el año al trantrán, las lesiones no tendrán secuelas. Veremos. Si fuera así,la pareja Horford-Millsap metería de pleno a Atlanta en el segundo vagón de una Conferencia Este muy abierta tras Cleveland, Chicago (si Rose es Rose) y, quizás, Washington. Sin su dos veces all star y con Pero Antic (¡¡¡Pero Antic!!!) como titular habitual, el equipo de Budenholzer (tan buen entrenador como cabía esperar de quien se pasó 17 años a la vera de un tal Popovich), se coló por la gatera en los playoffs, como octavos del baratísimo Este, pero luego puso contra las cuerdas a Indiana en primera ronda. Al más puro estilo Hawks, tras colocarse 3-2 con el sexto encuentro en casa, procedió a perder los dos últimos partidos. Pero había esperanza.
Al fin y al cabo, Atlanta es el equipo del Este que lleva más años seguidos entrando en playoffs (siete), cuenta con dos all stars, un base de notable alto (Jeff Teague), el mejor tirador humano de la NBA (Korver, por lo que sabemos, Stephen Curry podría ser un alien) y buenos jugadores de complemente (Carroll, Scott, Brand, Sefolosha, Bazemore…). Además, tras deshacerse de Louis Williams, tenía unos 15 millones para pescar un pez gordo en el mercado de agentes libres. Era el momento de dar el salto. Y lo dio. Al vacío. Como suele suceder, pese a tratarse de un gran mercado y una de las ciudades preferidas por los jugadores afroamericanos, Atlanta volvió a ser incapaz de atraer a algún gran nombre. Deng, Pierce, Hayward y compañía eligieron otras ofertas. Y la cosa aún tenía que empeorar. La resaca del escándalo Sterling se llevó por delante al propietario, Bruce Levenson, y al general manager, Danny Ferry, por acciones más insensibles que racistas. Censurables, sin duda, pero que seguramente no les hubieran costado el puesto antes del caso de los Clippers. De golpe, Atlanta se encontró en venta y sin GM y así empezarála temporada. Encaos.
Bueno, al menos caos es más emocionante que la digna estabilidad habitual. Y el equipo es bueno, como casi siempre. ¿El final? Pues también el clásico: el agua moja, el cielo es azul y los Hawks caen en primera ronda de playoff.