ENTREVISTA CON ALEXANDER VOLKOV

La leyenda que pelea por el basket en medio del conflicto

“Ha sido difícil preparar a los jugadores”, confiesa el Volkov, ex de los Hawks, presidente de la Federación de Ucrania, que convenció a Fratello para que cogiera su selección

Bilbao
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La leyenda que pelea por el basket en medio del conflicto

Se te acerca Alexander Volkov y enseguida le reconoces como el mito que fue. Porque su aspecto actual, con demasiados kilos de más y pelo canoso, es más bien el de esos turistas rusos que pueblan cada verano Benidorm o Salou. Pero su rostro es inconfundible. Pómulos salientes, facciones soviéticas, gesto contraído. Se viene a la cabeza aquel pívot de 2,08, atlético, con buen tiro aunque no muy ortodoxo, dotado de un gran talento. El crack que vivió una época inadecuada. Cuando por culpa del martillo comunista no podía luchar por su país, Ucrania. Y cuando a los europeos les costaba un mundo atravesar el charco. Él fue, como el búlgaro Glouchkov y el añorado Fernando Martín, un pionero. “Claro que ahora es más fácil ir allí; pienso que si miras el número de jugadores que hay y los que había antes, te das cuenta. Antes tenías que ser el mejor de tu país, de los mejores de Europa y entonces podías tener alguna oportunidad. Ahora cualquier jugador puede ir allí y probar suerte. Aun así, creo que la NBA es la mejor organización y la mejor Liga del mundo, pero debería firmar sólo a los mejores jugadores de Europa”.

Con la selección de la extinta Unión Soviética se llevó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Seúl de 1988 que forma parte de las páginas más brillantes del baloncesto. Fue junto con Marciulonis el primer soviético en llegar a la NBA. Ambos formaron parte de uno de los equipos más legendarios de la historia del baloncesto, con Sabonis, Kurtinaitis, Homicius, Tikhonenko… y como entrenador, Alexander Gomelsky. Una vez que cayó el Muro de Berlín y se fueron desgajando países de la URSS, exhibió su sentimiento ucraniano, aunque nació en Omsk, que en la actualidad pertenece a Rusia. Tiene nacionalidad ucraniana. Aquí fue ministro de Deportes. “Nuestro país siempre espera lo máximo de nosotros. Hemos estado muy cerca de pasar a la siguiente ronda, así que no todo el mundo estará satisfecho. En cualquier caso, en un momento tan duro como en el que atravesamos creo que estarán orgullosos”, expone en una conversación con AS antes de abandonar la Copa del Mundo.

Esboza una sonrisa este legendarios campeón olímpico en Seúl’88, con aquella URSS que desafiaba el poder de los Estados Unidos, en unas confrontaciones que, con la Guerra Fría de fondo, paralizaban al mundo. Y lo hace al hablar de sus tiempos en la NBA. Fue elegido por los Atlanta Hawks en la sexta ronda del draft de 1986, pero no se incorporó hasta 1989. Primero tuvo que pasar por el CSKA de Moscú, aquella trituradora que acaparaba los mejores jugadores del telón comunista. En Estados Unidos promedió 16,5 minutos por partido y 6,8 puntos. Ocultó al club un dolor constante en las muñecas durante su primera temporada en Atlanta. Más tarde se comprobó que las había tenido fracturadas todo el año. “Siempre lleva tiempo adaptarse a una Liga tan fuerte, como un par de meses. Pero una vez que lo consigues, en la pista te sientes mejor y con más confianza. Mi mejor recuerdo es el tapón que puse a Michael Jordan. Es uno de los mejores de la historia del deporte, pero me quedo con Magic Johnson y Larry Bird, porque crecí viéndolos”.

Sasha Volkov fundó el BC Kiev, equipo en el que jugó un par de años entre 2000 y 2002 a modo de legado. Realmente su retirada se sitúa en 1995, en las filas del Olympiacos. También militó en el Panathinaikos. Casi nada. Rivalidad al rojo vivo. “Fue una experiencia muy dura pero a la vez interesante. Grecia es un país difícil para jugar, pero también lo disfruté porque tuve éxito en los dos conjuntos”. Ahora es el presidente de la Federación Ucraniana de Baloncesto. En la aventura americana conoció a Mike Fratello, una leyenda que llevaba las riendas de Dominique Wilkins y Doc Rivers. Dos décadas después, sus caminos se volvieron a unir, en la selección de Ucrania. “Teníamos relación desde antes de Atlanta Hawks –confiesa-. Le conocí en los training camps y también jugué contra él cuando estaba en la URSS antes de los JJ OO del 88. Su mejor cualidad es que hace crecer a los jugadores, construir un verdadero equipo. Mike ha hecho un gran trabajo. Nosotros pensábamos cómo construir y desarrollar nuestra selección, porque no tenemos grandes estrellas que jueguen en la NBA o Euroliga. Por eso queríamos a Mike; conozco lo bueno que es preparando a los equipos mentalmente y sobre todo, dando confianza al equipo. Empecé la negociación varios años atrás y cuando contestó que sí, empezamos a trabajar juntos para la selección y creo que hemos encontrado la dirección correcta”.

Sobre el conflicto, prefiere pasar de puntillas. “Era muy importante para nosotros estar aquí (en la Copa del Mundo); el país está en un momento muy difícil ahora mismo. Ha sido complicado preparar a los jugadores para competir, para jugar. Estoy contento porque los chicos han jugado bien, el staff técnico ha hecho un buen trabajo, pero desafortunadamente nos hemos quedado muy cerca de pasar a la siguiente fase. Les he dicho a los jugadores que en esta competición cada pequeño detalle, cada momento cuenta, lo que comes, cuánto duermes, todo es importante y si no lo haces, te puede salir caro. En cualquier caso, ha sido una gran experiencia con un equipo joven. El próximo año tenemos el Eurobasket y queremos hacerlo bien”. Aunque sí entra a valorar el hecho de que la VTB League no haya incluido equipos ucranianos. “No me gusta hablar de este asunto, es como un campeonato ruso. Ahora mismo sería imposible tener a equipos rusos en nuestro país, porque se hablaría de todo menos de deporte. No podemos pensar en ello porque no podemos participar”.