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ANÁLISIS

Un traspaso a tres bandas en el que todos salen beneficiados

Con Love, Cleveland se convierte en el máximo aspirante al anillo. Minnesota se hace con una plantilla joven y de un talento que asusta. Los Sixers, a seguir 'tankeando'.

Andrew Wiggins, el día de su elección por Cleveland. Ahora jugará en Minnesota.
AFP

Pese a esperado, el traspaso a tres bandas que ha dado con Kevin Love en Cleveland no deja de ser una de las noticias del verano. En apenas mes y medio los Cavaliers se han sometido a una completa cirugía (cambio de entrenador incluido) que les convierte en el principal candidato al anillo esta temporada. Todas las miradas estarán centradas en ellos.

Ya no son ese equipo que ilusionaba en un futuro a medio largo-plazo y cuya actuación el pasado curso resultó decepcionante (de ahí la salida de Mike Brown por la puerta de atrás). Quedaron fuera de playoffs en la depauperada Conferencia Este, pero el sorteo de elecciones del pasado draft les devolvió la sonrisa. Andrew Wiggins aterrizó con la vitola de nuevo mesías. Con la llegada de David Blatt nacía un proyecto esperanzador. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos ha deparado una realidad completamente diferente. El regreso de LeBron a casa ('I'm coming home' rezaba el título de la carta en que lo anunciaba en Sports Illustrated, la Biblia del deporte estadounidense) recordó al de los finales de los cuentos de hadas. Pero, para no repetir lo vivido en su primera etapa y evitar una posible segunda fuga, los dirigentes de la franquicia no se conformaron con su vuelta y se pusieron manos a la obra para darle al 'Rey' una plantilla de verdaderas garantías. Para ello le han rodeado de una corte de cumplidores veteranos, entre los que se encuentran varios amigos y excompañeros (Anderson Varejao, James Jones y Mike Miller, a falta de conocer qué acaba sucediendo con Ray Allen), de Kyrie Irving, MVP en el último All Star Game y un base llamado a marcar una época, y de otros talentosos jóvenes con mucho por decir (Tristan Thompson y Dion Waiters). Con todo ello faltaba encontrarle un socio. Kevin Love ha acabado siendo el complemento perfecto. 

Con su llegada, Cleveland adquiere un potencial arrollador de cara al presente y futuro cercano. A cambio sacrifica el poder construir un equipo a largo plazo con tres de los cuatro últimos números uno del draft. Wiggins, Bennett y una primera ronda del draft 2015 son el peaje que han tenido que pagar para pelear desde este mismo año por el anillo. LeBron cumplirá 30 años este próximo mes de diciembre y jugársela por un bloque tan joven e inexperto resultaba una apuesta demasiado arriesgada. Por ello se optó por la decisión que, a priori menos riesgos conllevaba: fichar a un ala-pívot tres veces all star, con una excelente muñeca para tirar de tres, excelente visión de juego para su posición y con una capacidad innata para el rebote. Podría ser el jugador franquicia de casi cualquier equipo, pero su decisión a jugar con LeBron supone su declaración de intenciones: prefiere hacer peores números pero pelear cada año por el campeonato. El único pero es que Love únicamente aterriza con dos años de contrato, uno si ejecuta el verano próximo su Opción de Jugador ('Player Option'). Para espantar posibles brujas, equipo y jugador ya habrían alcanzado un acuerdo para que renueve en 2015. De poder demostrarlo, la Liga podría vetar el traspaso puesto que ningún equipo puede negociar con un jugador con contrato en vigor de otra franquicia. No obstante, esta posibilidad es muy remota. Lo lógico y normal es que, como está previsto, acabe firmando dentro de 12 meses una extensión por 120 millones y 5 años, coincidiendo con la liberación en el ahora abultado espacio salarial de la franquicia. De ir todo bien, David Griffin, debería acabar recibiendo el premio a ejecutivo del año.

El segundo equipo involucrado en el traspaso es Minnesota Timberwolves. En un primer momento, decir que ha perdido al mejor jugador que ah tenido desde Kevin Garnett puede conducir al error de pensar que sale perjudicado con la operación. No es ni mucho menos así. A la larga, quizá resulte el más beneficiado de los tres (y si a Griffin le cuelgan medallas en Ohio, a la dupla Milt Newton-Flip Saunders, sus homólogos en los Wolves, igual habría que hacerle una estatua). Queda claro que cuando se habla de deporte, hay siempre un cierto grado de incertidumbre implícito, pero tras ver el último año de los lobos, la forma en la que ha se han desarrollado los acontecimientos es la mejor para el jugador y la franquicia. Como recambio llega un proyecto de estrella como es Andrew Wiggins. El alero tendrá tiempo para crecer e ir ganando galones en un equipo sin grandes exigetncias competitivas actuales. Salvando las distancias, Thaddeus Young es un buen reemplazo para el puesto de ala-pívot. Junto a Pekovic, Dieng y un Anthony Bennet que tendrá una segunda oportunidad, en Minnesota cuentan con un juego interior de buen presente y mejor futuro. Mientras tanto. Ricky, con una carrera muy larga por delante (aún no ha cumplido los 24), no debería inquietarse por la falta de expectativas de cara a los, probablemente, dos próximos años. Podría aprovechar esta circunstancia para pulir sus defectos (mejorar su tiro) y acabar de hacerse su sitio en la NBA. Zach LaVine, número 13 del pasado draft, podría ser otra pieza más que interesante si el escolta cumple con sus expectativas. En definitiva, Minnesotta ha sabido desprenderse de Love este año y obtener algo a cambio (mejor dicho, mucho); en vez de retenerle un año más contra su voluntad y no recibir nada a cambio. Flip Saunders tendrá la suerte de moldear una de las plantillas más talentosas.

Mientras tanto, en Philadelphia (la franquicia con menos dinero comprometido en salarios de toda la Liga) la estrategia sigue siendo la misma. Debilitar la plantilla a propósito con el objetivo de perder el mayor número de partidos y obtener así la elección más alta posible en el próximo draft. O lo que es lo mismo, recurrir al tan de moda tanking. Esta medida cobra algo de sentido si nos atenemos a la prolongada baja de su gran apuesta para esta temporada Joel Embiid. Quien si podrá debutar un año después de ser seleccionado será Nerlens Noel. El pívot podrá ir fogueándose, mientras que el Rookie del Año Carter-Williams y el escolta Tony Wroten deberán ir consolidándose. Sin Young, los Sixers pierden a su mejor anotador el año pasado, aunque las incorporaciones del ruso Shved y el alero camerunés Mbah a Moute (íntimo amigo de Embiid, su presencia puede acabar siendo muy positiva), les permite contar con dos hombres cuya única necesidad es contar con minutos de juego, algo que en 'Philly' no está muy caro. A su vez, la elección de primera ronda que obtiene y la más que previsiblemente alta que reciba por su pobre rendimiento deportivo, le permitirá contar con un joven e interesante equipo de cara a la 2015-16, la temporada marcada en rojo para su despegue.

Viendo este análisis, uno llega a la conclusión de que, en líneas generales y salvo desafortunados contratiempos, las tres partes implicadas salen ganando en función de sus distintas necesidades. Cleveland, a costa de sacrificar un posible equipo aspirante a todo en 4-5 años, se convierte en el favorito número uno al anillo esta misma temporada para contentar a un LeBron James que, dado el momento en el que se encuentra, ya no puede esperar más. Algo parecido a lo que le sucede a Love. Mientras en Minnesotta se frotan las manos. De verse en un año sin nada, de repente se encuentran con que, si toman las decisiones correctas, pueden volver a dar mucho que hablar de aquí a un par de temporadas. A su vez, Wiggins se ve también beneficiado ya que se asegura lo que quería, jugar en un sitio en el que le quieren y donde no recibirá tanta presión. Y en Philadelphia, los reyes del tanking, se preparara para otra temporada de nubarrones negros. Aunque, quien sabe, este movimiento quizá haya sido el principio de su despegue. Su verdadera Liga comenzará el próximo mes de junio durante el draft.