Las apuestas ven a San Antonio como ganador de la final de la NBA en la que se enfrentará a Miami­ a partir de mañana (03:00, Canal+­ 1 y Canal+­ Deportes), aunque con estrecho margen pese a contar con la ventaja de cancha. Los Spurs, además, son los favoritos de gran parte del mundo por la configuración multinacional de su plantilla, con nueve de sus 15 jugadores nacidos fuera de Estados Unidos: Manu Ginóbili (Argentina); Patty Mills­ y Aron Baynes (Australia); Tiago Splitter­ (Brasil); Cory Joseph­ (Canadá); Tony Parker y Boris Diaw (Francia); Marco Belinelli­ (Italia) y Tim Duncan (Islas­ Vírgenes, territorio dependiente pero no incorporado a EE UU). Ningún equipo había tenido tantos internacionales en la historia de la Liga... y empezó con diez hasta la marcha del francés Nando de Colo a los Toronto Raptors.

Un conjunto labrado con paciencia y siete nacionalidades (contando la estadounidense) por el visionario Gregg Popovich se medirá al pleno USA de los Heat —ídolos de la comunidad afroamericana y latina de Florida y gran parte del país— de LeBron James, Dwyane Wade y Chris Bosh, el big three unido a golpe de talonario. Una diferencia que han usado los de Texas en su publicidad para calentar la final: Built vs Bought (Construido contra Comprado).

San Antonio ejemplifica el crecimiento constante del número de jugadores internacionales en la NBA. Esta temporada se ha superado con 92 de 39 países el registro histórico de 84 de 38 de la 2010-11. En la 2000-01 hubo 45 de 28. El incremento desde entonces alcanza el 51,1%. Y subirá.