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BLAZERS - SPURS

Portland ya remontó un 2-0 antes de lograr su único anillo

Pese a que San Antonio domina claramente, los Blazers apelan al hecho de jugar en casa y al recuerdo del 77, cuando remontaron la misma desventaja para conseguir su único anillo.

Damian Lillard llevó el delirio a las gradas del MODA Center en la serie ante Houston.
USA Today Sports

Hasta el momento, en los dos partidos disputados en el AT&T Center de San Antonio, los Spurs no le han otorgado a los jóvenes Blazers la más mínima concesión. Tras resolver en el séptimo partido las dudas que arrastraron durante la serie ante los Mavericks, el equipo que dirige Gregg Popovich se ha comportado como una máquina perfectamente engrasada. Esto ha hecho que las opciones con las que contaba Portland de cara a conseguir un billete para la final del Oeste (la última vez que la pisó fue en el año 2000, donde cayeron en el séptimo duelo con los Lakers de Phil Jackson, Shaquille y Kobe) se hayan diluido de manera acelerada.

No obstante, con el traslado de la eliminatoria a Oregón, desde la franquicia han tocado a rebato para apelar a la remontada. Para ello, han optado por echar la vista atrás y abrir el baúl de los recuerdos para rememorar la primera y única ocasión en la que los Trail Blazers consiguieron reponerse a un 2-0 en contra. Ocurrió en las Finales de 1977, en plena disputa con los Sixers de Julius Erving.

Por aquel entonces, Jack Ramsay (el mítico técnico recientemente fallecido) acababa de aterrizar en Portland para dirigir a una plantilla que contaba con Lionel Hollins, Maurice Lucas y Bill Walton en sus filas. En su primera campaña al frente de los Trail Blazers acabó por conseguir su único anillo (también de los Blazerfrente al equipo en el que, precisamente, debutó años antes como head coach. Sin embargo, en los dos primeros envites de aquellas Finales disputados en Philadelphia, el 'Dr. J' y Doug Collins fueron un muro infranqueable.

'Philly' certificaba su condición de favorito, lo que hacía aún más complicado prever el radical vuelco que daría la serie en los siguientes partidos. En el tercer y cuarto, ante el calor de su público, consiguieron dos triunfos que les permitieron llegar empatados a dos triunfos de cara al trascendental quinto choque. Portland siguió en línea ascendente y sumó una victoria a domicilio que les dejó el título en bandeja. Faltaba decidir en casa. Las crónicas de entonces aluden a este momento como el nacimiento de la Blazermania. Nada más producirse su aterrizaje en Portland, varios miles de seguidores acudieron en masa al aeropuerto para mostrar a los jugadores su incondicional apoyo de cara al sexto y a la postre último partido. En él, Bill Walton se encargó de poner el broche de oro final a la fiesta (109-107). Su descomunal encuentro (20 puntos, 23 rebotes, siete asistencias y ocho tapones) contuvo a los 40 tantos convertidos por Erving.

Desde aquel entonces, los Blazers no han vuelto a poder celebrar ningún nuevo anillo de campeón. La gran serie completada en primera ronda ante los a priori favoritos Rockets de Harden y Howard (primera ronda de playoffs que superan en los últimos 14 años) desató una ola de optimismo que hizo entrever en algunos una mínima posibilidad de poder volver a izar un banderín con la inscripción de ‘World Champions’ (Campeones del Mundo) en el pabellón de la ‘Rip City’. 

El objetivo pasa por amarrar los dos próximos encuentros en el MODA Center (con solo conseguir uno, los texanos tendrían pie y tres cuartos en las finales de Conferencia). Para impedirlo, los de Terry Stotts deben ser capaces de encontrar soluciones que les permitan impedir que sus rivales comanden el marcador como hicieron a lo largo de 90 minutos y 22 segundos de los 96 jugados hasta el momento. El primer paso a dar no es otro que el de neutralizar la aportación del banquillo texano. Hasta el momento, las actuaciones de las segundas unidades son más que desiguales (100 puntos de los Spurs por 37 de Blazers). Sin embargo, los problemas no hacen más que multiplicarse para Portland, ya que, hasta última hora, la presencia de Mo Williams, clave en la rotación por su veteranía y experiencia, está en entredicho.

Pese a esto, hay algo que llama la atención: el dominio en el rebote no ha resultado tan crucial como se esperaba. Portland obtuvo más capturas en los dos primeros encuentros, lo que no evitó que sumaran sendas y claras derrotas. Esta mínima supremacía en la zona queda en nada ante el desacierto en el lanzamiento exterior (11 triples en 34 intentos, por 19 de 36 en los Spurs), una de las principales señas de identidad en los de Oregón. La duda surge al pensar si la férrea defensa de San Antonio podrá seguir dominando a su antojo y marcando diferencias (111,7 puntos anotados de media ante los Rockets por sólo 94,5 ante los pupilos de Popovich) como hasta ahora ante un buen día de los tiradores blazers. Esto permitiría otorgar más espacio y poder de acción en la pintura a LaMarcus Aldridge, estos es, poder desgastar más directamente a Splitter o a Duncan y jugar ante ellos uno contra unos en el poste sin verse limitado por las ayudas.

“Creo que tenemos un buen puñado de competidores. Quieren ganar y saben que pueden hacerlo mejor. Sé que están preparados para el tercer partido (04:30 horas en Canal + Deportes)", avisa Stotts. Con todo esto, San Antonio no debe dar el trabajo ya por terminado. En Portland ya avisan y se resisten a verse fuera apelando al espíritu del 77