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INFORME

Los Sixers tiran la temporada para mirar el futuro con ilusión

Tras dejar finalmente la racha de derrotas consecutivas en 26, analizamos los movimientos que han llevado a los de Philadelphia a entrar en la leyenda negra de la NBA.

Jarvis Varnado, James Nunnally, James Anderson y Elliot Williams se marchan a los vestuarios tras una derrota esta temporada.
AFP

Del miércoles 29 de enero al sábado 29 de marzo. Entre medias, dos meses en los que los Sixers únicamente han cosechado derrotas. Un total de 26, igualando la peor racha en la historia de las cuatro grandes ligas estadounidenses (NFL, MLB, NBA y NHL). Los Sixers, a la espera de que se forje otro gran equipo perdedor, han ligado irrevocablemente su nombre al de los Cavaliers del curso 2010/2011 y los Tampa Bay Buccaneers de fútbol americano, quienes necesitaron quince meses para estrenar su casillero de victorias tras hacer su debut en la NFL en septiembre de 1976.

Indudablemente son muchas las carencias de estos Sixers. Se trata de un equipo muy joven (su edad media es de 23,8 años), lo que supone en muchas ocasiones que su falta de experiencia les lastre en los momentos calientes de los partidos. No obstante, el hecho de que volvieran a la senda del triunfo con una aplastante victoria sobre los Pistons por una diferencia de 25 puntos (123-98) levanta, cuanto menos, suspicacias. ¿Es realmente un equipo tan malo? Desde luego que, en parte sí lo es, aunque quizá desde la franquicia no se haya optado por hacer todo lo posible para corregir este rumbo. El draft y la generación de 2014 llaman a la puerta de la NBA, lo que, unido al pobre balance que lucen (16-57), hacen que muchos ven una muestra inequívoca de tanking (estrategia por la que las distintas franquicias optan por dejarse llevar para aumentar su número de derrotas y de esta manera contar con un mayor número de probabilidades de cara a elegir en posiciones más elevadas en el próximo sorteo universitario). 

Obviamente, resulta prácticamente imposible demostrar que un equipo se deje ganar y que no dé todo lo que tiene sobre la pista. De hecho, a ningún jugador le gusta perder. Sin embargo, desde los estamentos en los que se toman las decisiones sí que se pueden seguir una serie de medidas que ayuden a debilitar el roster y liberen margen salarial. Para ilustrarlo, sólo falta con remontarse dos meses atrás en el tiempo.

La noche del 29 de enero los de Philadelphia visitaban el Garden de Boston, el feudo de los Celtics. En aquella ocasión se impusieron los de Brett Brown, sumando así su decimoquinta victoria del curso. El encuentro tuvo un protagonista por encima del resto: Evan Turner. El alero consiguió un buzzer beater para dar el triunfo a los Sixers. Junto a él, resultaron decisivos los 20 puntos de Spencer Hawes. A día de hoy, Turner defiende los intereses de los Pacers, mientras que el pívot hace lo mismo con los de los Cavaliers

La situación resulta más llamativa si analizamos los movimientos posteriores realizados por la franquicia cuyo destino dirige Sam Hinkie en calidad de general manager. Junto al ya mencionado Turner, quien promediaba 17,4 puntos, seis rebotes y casi cuatro asistencias por noche antes de da hacer las maletas, enviaron a Lavoy Allen (más de cinco puntos y otras tantas capturas) a Indiana. A cambio recibieron a un Danny Granger que no acababa de encontrar su sitio en el esquema de los de Vogel tras su grave lesión. Granger apenas formó unos días como miembro de la plantilla. De hecho, no llegó ni a debutar y se acabó marchando a los Clippers tras firmar un buyout.

Por su parte, a cambio de Spencer Hawes y los 13 puntos y 8,5 rebotes que registraba, Cleveland otorgó a ‘Philly’ dos elecciones de segunda ronda, al alero Earl Clark (tampoco llegó enfundarse la camiseta sixer) y al center Henry Sims. Este último ha sido la única incorporación que ha aportado al juego del equipo. En los diecisiete partidos jugados hasta la fecha con su nuevo equipo ha logrado 10,5 puntos, 6,9 rebotes y un robo en 26 minutos de media.

Este empeoramiento de la plantilla es una de las razones, aunque quizá no la única, que ha llevado a los Sixers a formar parte de los libros de historia de la NBA por la puerta de atrás. Apenas dos de los jugadores de los que han permanecido a lo largo de toda la temporada han aportado algo de luz. Son el rookie, y candidato a novato del año, Michael Carter-Williams (14,6 puntos, seis rebotes y 6,2 asistencias) y Thaddeus Young, todo un veterano pese a que apenas cuenta con 25 años. En su séptima temporada en la Liga, todas ellas en Philadelphia, promedia 18 puntos, 6,1 rebotes, 2,2 asistencias y 2,2 robos.

A comienzos de curso, y tras un inicio esperanzador, con victoria ante los Heat incluida, resultaba complicado que ese mismo equipo que acaparaba elogios y apuntaba a sorpresa de la temporada acabaría encadenando 26 derrotas consecutivas. No era un equipo llamado a completar grandes hazañas, pero nadie intuía un naufragio semejante.

A falta de nueve jornadas para echar el cierre a la temporada, los Sixers son la peor defensa de la Liga al encajar una media de 110 puntos por noche (111,2 a lo largo de la racha). No se veían unos registros tan negativos desde los 112,4 recibidos por los Warriors en la 09/10. Si bien a favor de los de Oakland cabe resaltar que por su parte anotaban 108,8 puntos, el segundo mejor ataque por aquel entonces. Aquella diferencia negativa de 3,6 tantos resulta irrisoria al compararla con el -11 que lucen los de Brett Brown, quienes anotan 99 tantos. Para hacernos una idea, los Bucks (el peor equipo de la presente temporada) cuentan con una desventaja de puntos de 8,3. Otro dato a tener cuenta, el de las pérdidas. Son el equipo que más balones pierden (16,8), así como el que más recupera (16,4). Esto es, no son capaces de penalizar a sus rivales de la misma manera con la que ellos sí les castigan.

No obstante, y pese a todo lo negativo de la temporada (en febrero también sufrieron dos derrotas seguidas por más de 40 puntos), este descarado tanking, una vez analizados los números y movimientos ya lo podemos afirmar; los seguidores Sixers tienen motivos para la esperanza.

El primero, han encontrado relevo en el puesto de base con Carter-Williams tras el traspaso de Jrue Holiday el pasado verano. En aquel movimiento adquirieron a Nerlens Noel, prometedor pívot que aún no ha podido debutar en la NBA como consecuencia de una grave lesión en su rodilla izquierda. De cara a la próxima temporada debería estar plenamente recuperado. Un curso 14/15 en el que apenas tienen comprometidos 27 millones de dólares en salarios. Esto les dará margen suficiente para estar muy atentos al mercado de agentes libres. Antes, incluso quizá hayan podido elegir en la primera posición del draft. Como ya se ha demostrado históricamente, esto no garantiza nada, aunque sí aumentará las expectativas y emociones de la afición de una histórica franquicia que cuenta con tres anillos de campeón. Toca esperar la llegada del estío con optimismo y un aire cargado de ilusión.