WOLVES 120- SUNS 127
Los Suns ensombrecen otra exhibición del dúo Ricky-Love
El pívot de los Wolves rozó un triple-doble (36 puntos, 14 rebotes y 9 asistencias), mientras que el base de El Masnou acabó con 19 tantos y 9 asistencias.
Los Wolves se agarran a un clavo ardiendo, pero perdieron una oportunidad de oro para acercarse un poquito más a un playoff que ya es casi una quimera. Si entrar entre los ochos primeros estaba muy difícil antes de su derrota ante los Suns (120-127), ahora, los Gasol, Randolph y compañía se encuentran un escaloncito más por encima: aventajan a los Wolves en seis triunfos con un balance de 41 victorias y 28 derrotas. Minnesota lleva 34-33.
El partido apuntaba a ser una nueva exhibición de Kevin Love. Y lo fue. El pívot de los Wolves llevaba seis puntos, seis rebotes y cinco asistencias en sólo nueve minutos de juego (acabó rozando otro nuevo triple-doble con 36 puntos, 14 rebotes y 9 asistencias). Con él en la pintura, con el acierto de Corey Brewer en el primer asalto (nueve puntos en poco más de cinco minutos) y bajo la dirección de un acertado Ricky Rubio (sumó 19 puntos y 9 asistencias), Minnesota se gustaba para alcanzar una renta de 22 puntos en el segundo cuarto (49-27). Y lo hizo, con cinco puntos seguidos del genio de El Masnou (en el minuto 14 sumaba ya diez fin fallo en el tiro: 3 de 3 de dos y un triple). En ese momento, los Suns se recompusieron de la mano de Markieff Morris (15 puntos en ese periodo para un parcial de 24-35) para reducir ventaja al descanso: 73-62.
Pero el que puso la puntilla para los Suns fue Goran Dragic. El base anotó dos canastas para recortar diferencias (83-77) y luego fue el artífice de la primera renta a favor de la franquicia de Arizona (106-107). Phoenix consiguió de la mano de Green una ventaja de tres puntos a falta de 3:18, pero dos jugadas de 2+1 consecutiva (una de Cunningham y otra de Love) levantaron a los Wolves, que se relajaban tras dos libres de Ricky Rubio (118-115). En ese momento, los de Adelman se disolvieron como un azucarillo. A falta de 32 segundos, y tras varios errores seguidos de Love, Ricky mandaba a Green a la línea de tiros libres. Phoenix cogía aire (122-118) y a Minnesota se le acababan las ideas. Intentó recortar sumando de tres en tres, pero lo que consiguió es que los Suns sentenciaran desde la línea de tiros libres: siete dianas desde ahí y partido resuelto.