Primer Bayern-Madrid en el pabellón olímpico de Múnich

Una de las rivalidades más grandes del deporte europeo, la que alimentan el Bayern y el Madrid, se ha trasladado al baloncesto­. Aún incipiente­, sí; pero con margen de crecimiento. El duelo de la ida, el que inauguraba el balance, resultó inmejorable: una primera parte de gran nivel (“posiblemente, los mejores 20 minutos que se han visto este año”, decía ayer Laso) y un tercer cuarto antológico del Madrid con 41 puntos. Victoria por 111-87. Fue el 15 de enero.

Hoy toca la vuelta en Múnich (20:45, C+ D), en un recinto anticuado y mítico a la vez, el Rudi Sedlmayer­ (Audi Dome es el nombre comercial), que acogió la final de los Juegos de 1972 con el desenlace más inopinado y polémico de todos los tiempos. Ganó la Unión Soviética a Estados Unidos (51-50) con una canasta de Alexander Belov tras saque de campo a campo y dos interrupciones previas que obligaron a repetir los últimos tres segundos. Justo ahí, en el escenario donde los americanos perdieron el primer oro olímpico de su historia y nunca recogieron la medalla de plata, es donde el Madrid se estrena ante el Bayern­ en Alemania.

El Real está virtualmente en cuartos, pero su pelea es la del liderato con el CSKA. El Bayern juega bonito, a ritmo alto, y lidera los rebotes. Tiene el apoyo del fútbol (Schweinsteiger­ es un fijo en la grada), aunque presupuestos separados. Once millones, cerca de seis en salarios.

Draper se ejercita ya con el balón

Laso confirma que la recuperación de Draper va bien y que para “este sábado o la próxima semana se puede reintegrar al equipo”. El base (fractura en el pie derecho) ya se ejercita con el balón. A Carroll­, que ayer hacía bicicleta estática, le faltan semanas.