Triunfo histórico del Canarias ante un Madrid que se hundió

De la resaca europea, al resacón liguero. Segunda derrota seguida del Madrid en el Palacio en 48 horas cuando, hasta el viernes, lo había ganado todo en casa: 21 triunfos sin mácula. Problema a la vista en un momento delicado de la temporada, con el tramo decisivo de la Euroliga a la vuelta de la esquina. Ambos tropiezos tuvieron en común la ausencia de Rudy Fernández, que ayer fue reservado con toda lógica, dado que el liderato no corre peligro. Al traspié blanco le acompañó otro del Caja Laboral. Sin cambios arriba en la tabla, otra cosa son las sensaciones. Y las del Madrid fueron muy malas, sólo Felipe Reyes y su constancia de martillo pilón se salvaron de la hoguera. Darden debutó, pero se quedó sin focos por el mal partido de su equipo. Lección del CB Canarias, que no contó con Sekulic (lesión muscular). Tampoco jugó en los locales Hettsheimeir, con fiebre.

Decía en la previa Alejandro Martínez, un entrenador de los que lleva años haciendo labor de hormiguita, buen administrador de grupos y siempre atento a los chavales, que, si querían tener una opción de triunfo, debían jugar sin complejos. ¡Y vaya si lo hicieron! Abrieron el campo con sus pívots tiradores (magnífico Ricardo Guillén, por acierto e inteligencia), movieron el balón con rapidez, penetraron y buscaron siempre la espalda de la defensa blanca, forzándola a segundas y tercera ayudas que no llegaron. Baloncesto fácil, de equipo listo y bien dirigido.

El CB Canarias mandó de salida (11-20), pero nadie se extrañó dados los antecedentes locales. Ya remontarán, pensaba la grada, como tantas otras ocasiones. Lo hicieron pronto, tras el primer tiempo muerto de Laso (29-28), con Carroll y Darden en pista. A diferencia de otras veces, el rival aguantó en territorio comanche. Mantuvo la calma y el marcador en márgenes estrechos. Seguía haciendo pupa con un juego de manual potenciado por la inapetencia blanca atrás. Un triple de Guillén le daba cuatro tantos de renta (58-62) y el zarpazo mortal estaba al caer, justo en el arranque del último cuarto, cuando Pablo Laso entró en cólera por las decisiones y la actitud de los colegiados, especialmente de Redondo. Dos técnicas y al vestuario, expulsado. El Madrid se quedaba sin entrenador, el Palacio rugía y los jugadores reaccionaban, pero con una energía mal encauzada. Sin orden, a la heroica, frente a la templanza del rival. Descarnado contraste. El base suplente Carles Biviá se había crecido, igual que Saúl Blanco en el último cuarto. Carroll amagaba con ocho puntos seguidos, como en la primera vuelta, pero quedó en pólvora mojada. Esta vez tampoco hubo remontada blanca y los árbitros no sirven de excusa. El CB Canarias sumó ante el líder 96 puntos y 104 de valoración. Triunfo histórico, el primero ante el Madrid desde 1981.