ACB | Real Madrid 84 - Unicaja 67

El Madrid eclipsa a Dixon y golpea en el cuarto final

Los de Messina siguen invictos en este 2010. Desde la racha negra de diciembre suman ocho triunfos seguidos, cinco en ACB. Ante el Unicaja reaccionaron a lo grande tras un malísimo tercer cuarto.

El Madrid sigue de racha, ahora positiva, tras los cinco traspiés de diciembre. En 2010 suma ocho triunfos (cinco en ACB y tres en Euroliga) y cierra invicto el mes de enero. Buenos números, aunque las sensaciones que transmitió ayer, ante un Top-16 continental, no fueron tan redondas.

Empecemos, sin embargo, por el final, cuando reventó el duelo en el último cuarto, después de que el Unicaja alzara el puño amenazante: 50-51. Los blancos llegaron apurados al tramo decisivo y, como ante el Efes, resolvieron cuando la cosa se había puesto calentita. Gran pegada que dejó a los de Aíto con el puño en alto, sin pestañear tras un 12-0. Luego el parcial se extendió hasta un 32-12 con los dos bases, Prigioni y Llull, a la vez en pista (tres si cuentan a Jaric) y con Velickovic y Lavrinovic haciendo daño con su movilidad y talento. Luego se añadiría Kaukenas. Defensa de altura y ataques fluidos ante un Unicaja al que le quedan horas de diván, porque se diluyó como un azucarillo tras haber contrarrestado el buen inicio local. Sí, el Madrid esta vez arrancó bien en casa (15-6), dispuesto a cerrar el partido pronto, sin acumular desgaste innecesario antes de viajar a Tel Aviv, con Prigioni y Lavrinovic muchos minutos sentados, ahorrando fuerzas, con Ante Tomic, el recién llegado, puliendo defectos -gran acción al poste bajo y, también, grandes problemas para cerrar la zona y rebotear-. Que Aíto no contara casi con Freeland­ en el periodo clave, cuando de largo era el mejor de su equipo, no ayudó al Unicaja. Como tampoco lo hizo Dixon. El reactivador­ no contagió a nadie. Entre Jaric y Kaukenas lo anularon: 13 puntos y sólo 1 de valoración.

Hasta ese punch final, el Unicaja hacía pupa en el rebote y ambos se desangraban con las pérdidas (45). Pero con la meta a la vista el Madrid traspasó la inseguridad al rival (los árbitros la llevaban de serie), empezó a crear juego y se dio un festín.

Aíto

"Empezamos blanditos y acabamos igual. Hay que ser más duros mentalmente durante los 40 minutos. No pedí tiempo muerto (parcial de 12-0 en el cuarto final) porque a veces no sirve de nada, la reacción­ debe llegar de los propios jugadores".

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