Primer tropiezo del millonario Barcelona

Abismal resultó el cambio mental en los amarillos, que salieron regalando dosis de desparpajo. Ante eso, el Barcelona se volvió a sentir incómodo en La Roca, donde no ha rascado bola en Liga desde 2005. Sostenido primero en Lorbek, luego en Pete Mickeal y siempre en Navarro, echó en falta a muchos de sus hombres, superados por el cerrojazo canario, el ambiente del Centro Insular y la autocomplacencia tras un inicio de curso demoledor.

Jim Moran, recuperado su nivel usual, permitió con su garra y dos triples que el Granca terminara el primer acto con ventaja (18-14), pese al acierto exterior de Lorbek. En sólo diez minutos todo había vuelto a la normalidad para los insulares, que regresaron a la solidez y a un espíritu colectivo sin el que suelen desplomarse. Como punto de partida, una defensa que por momentos empequeñeció al gigante. Litros de amor propio. La tercera falta de Lorbek ayudó al Gran Canaria a distanciarse tímidamente, 38-32, valiéndose de la encomiable labor del trío McDonald-Savané-Augustine­, decantando la balanza de los rebotes.

Con La Bomba omnipresente, un triple de Sada apretó el marcador al descanso, 38-37. Resucitados sus bases -Bellas ofreció su mejor partido como amarillo- varios triples catapultaron al Granca hasta el 53-46, que abrió un último cuarto en el que se ralentizó la anotación.

Gracias a Navarro el Barça empató a 65, pero con 10 segundos por quemar. La valiente jugada pensada por Pedro Martínez -parecida a la de Scariolo con Llull ante Turquía-, la ejecutó Norris también con arrojo en una penetración que dio ánimos a los suyos para, en su hábitat, la defensa, hacer que la estrella azulgrana viera como su triple ganador no llegaba al aro. Dos acciones que trajeron el primer tropiezo del Superbarcelona y que estrena el casillero del Gran Canaria con un triunfo disfrazado de punto de inflexión.