Del Cerro Grande, que alterna el campo con el VAR, también sabe que no seguirá.
Todo esto junto ofreció dos horas trepidantes, con las radios cantando goles y cálculos.
Bienvenida sea la reacción del Valencia si culmina con la expulsión severa de los culpables.
No hemos tomado en serio esto, malacostumbrados como estamos a los borriqueríos en el fútbol.
Entre los goleados de anoche había jugadores con cinco Champions ganadas, a los que se debe respeto.
Esta vez cuenta con una bola extra, Haaland, el terror que en el Bernabéu conjuró Rüdiger.
No sería justo si no dijera que hemos vivido tiempos peores, pero conviene sujetar a este tipo de gente.
Así que pasa lo que pasa, que en todo un partido de Champions un balón sale fuera y nadie lo advierte.
La eliminatoria se resolverá en Mánchester, no es agradable, pero nadie pensó que iba a ser fácil.
Me consuela pensar que a este mazo el Madrid contrapone un florete, Vinicius.
En España tenemos ya nueve equipos pero sólo uno es profesional, el Movistar.
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