AS COLOR

PortadAS

España ya no es una selección campeona pero sí divertida. El primer paso para volver a ganar. Luis Enrique ha juntado a todos: Busquets con Adama Traoré, Thiago con Ferrán, Ramos con Ansu Fati. El atacante del Barça es la esperanza del país; marca gol antes de los saludos y es eléctrico. Hay que cuidarle. Arriba escasea el aire, así que necesitará ayuda.

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Lo que sucede hoy esta noche ya no importa. Así pasará con la falsa fuga de Messi, cuando ronde ya los treinta goles. Aunque su casi marcha mostró una debilidad que no se borra. Messi se quiso ir porque no se siente capaz de vencer solo; nunca lo consiguió. Y el Barça cada vez es más débil no porque se vayan sus cracks, sino por negarse con bajeza a sus bajas.

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El caso de Modric supone una alegría para el madridismo. Porque al fin el club despedirá con honores a sus leyendas y por seguir disfrutando en frasquitos del signature move de su centrocampista más dorado. Además, en su último año, Modric arropará los primeros pasos de Odegaard de blanco.

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Tras una temporada completa, con Hazard solo se ve la oscuridad al final del túnel. Su primer año en el Madrid ha sido una decepción y un desastre. En el club empiezan a dudar de su fichaje; es lo que tiene esperar tanto, ya solo quedan unos pocos. La suerte para Hazard es que entre ellos sigue Zidane.

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El 2021 será un año esperado por todos, pero más aún por los madridistas. Después de varios veranos sin alharacas, Florentino prepara una fiesta para los suyos. Un central, un mediocentro y un crack mundial. Upamecano, Camavinga y Mbappé. Ahora más que nunca, queda mejor vivir en el futuro que lidiar con el presente.

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Este verano atípico ha abierto nuevas oportunidades. Sin fichajes rutilantes, el Madrid y el Barça tienen el deber de acelerar a sus diamantes. Odegaard y Ansu Fati serán los nombres propios en dos plantillas que no han sumado ilusión para este inicio de Liga.

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Zidane se enfrenta al reto más complicado del Madrid: repetir una Liga. Hay cosas que cuando se rompen quedan mejor que enteras, y los de Chamartín suelen rendir mejor desde las ruinas que con el equipo completo. El Madrid tiene ante sí una temporada de confirmación, y el Barça y el Atleti prometen ponérselo fácil.

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