AS COLOR

PortadAS

El fútbol no ha podido con el virus. Nadie. El fútbol se ha quedado a medias, sin público en las gradas y con casos cada cinco días. El Atleti lo sufrió esta semana sin Vrsalijko y Correa. Pero el fútbol ha significado algo entre tantos días de aburrimiento: nuestro mejor analgésico.

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El susto fue notable pero no definitivo. El Atleti pudo viajar a Lisboa creyendo que esta Champions les pertenecía. Los casos de coronavirus avivaban más su teoría: se impusieron al Liverpool, se repusieron a la enfermedad y vencieron en un nuevo formato tan peliagudo. Pero algo ocurre con Simeone, como si las musas ya hubieran pasado su página.

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Zidane pierde tan poco que cuando lo hace parece que fue a posta. Así explicaríamos sus cambios de Manchester, y la tranquilidad al final. El Madrid se ha ahorrado unos cuartos del todo peligrosos. El temblor del PSG, la decepción del Atleti, la humillación culé y la maldición de Guardiola. Además la derrota contra el City vino con regalo: Odegaard. Un as en la manga, para no perder ni adrede.

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Pasado en el Benfica y sin la tortura de Lisboa. Oblak parecía el salvador del Atleti en esta nueva Champions, pero no lo fue. En su entrevista para este diario volvió a dejar claro que esta competición les persigue. Hasta que no la ganen no se habrán curado. No hay nada más bello que lo que nunca han tenido.

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El adiós del Atleti dolió mucho por la forma y también por el fondo. Eliminaron al campeón y cayeron demasiado pronto en una Champions que seguro que merecían. La Luna está llena de objetos perdidos. El Atleti y Simeone olvidaron una lección para alcanzar el éxito: un equipo grande, como ya son, no puede sufrir más con el Leipzig que contra el Liverpool. Los atléticos se siguen durmiendo en la puerta del quirófano.

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Hay días que se clavan en la historia. El viernes fue uno de ellos. Lo que más me cuesta aceptar de la existencia es que no todo sea perfecto. Y Messi, el futbolista más perfecto del mundo, recordará en toda su vida episodios muy angustiosos. El Bayern humilló al Barça como si fueran once caballeros armados saqueando una aldea sin piedad. Messi se quedó pasmado; su equipo se derruía. Pero nunca será el final.

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Bartomeu, Abidal y Setién han fracasado. El menos culpable de todos fue Setién, que vivió con miedo desde el principio, y tuvo el móvil encendido al menos hasta las 4 de la mañana. El Barça no ha sabido adaptarse a los tiempos. Pero quién se repone a las marchas de Puyol, Dani Alves, Xavi, Neymar e Iniesta. Quién podría aguantar el paso de los días sabiendo que de Messi ya falta menos.

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