AS COLOR
PortadAS
El Madrid mordió la Liga con gol de Casemiro y sortija de Benzema. A Karim le está pasando como a Van Gogh, solo que al francés le han descubierto todos justo a tiempo. Siempre le han discutido por meter pocos goles, y ahora marca más, pero se le recordará por imágenes más que por tantos. La del último baile del Calderón, por ejemplo, y con el taconazo del domingo, que puede valer una Liga. La suya.
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El martes fue el cumpleaños de un ilustre amigo atlético. Le pregunté por el partido y me confesó que sería una angustia: siempre se ha debatido entre el antimadridismo o el apoyo a sus colores como primer sentimiento. Sin quererlo, el Atlético de Madrid se ha convertido en un aliado de los blancos. Lo fue eliminando al Barça de sus Champions y lo pudo ser el otro día. Aunque Diego Costa pensase igual que mi amigo.
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El Atleti-Barça sirvió de sonrojo para ambas defensas y también para el sistema de videoarbitraje que ha implementado la Liga. Como señala Valdano, al VAR solo le falta la manzana y la serpiente. Tras este tiempo, podemos emitir un diagnóstico: el VAR no ha acallado la polémica y la amplia mayoría no lo entiende. Un fútbol más justo se ha convertido en un deporte difuso.
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Tiene gracia. El Barça sufre la misma sensación que Messi provoca en sus rivales: caos. Griezmann no juega, a Setién no le hacen caso y la Directiva continúa presa en un ajuste constante de millones. Las ausencias del crack francés suponen la penúltima incoherencia, porque habrá más. Aunque también hay espacios para el alivio: Riqui Puig tiene calidad, espíritu y un peinado para ser titular en el Barça.
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Los de Zidane ganaron en el día más importante: en el que no lo merecieron. El Madrid no pudo contar con Hazard, que como escribió Luis Nieto, ha pasado de virtuoso a virtual. Ni está, ni se le espera. Enfrente jugó un equipazo, el Getafe de Bordalás, que cometió un penalti de otro partido. Los azulones tienen mucho mérito: Nyom pareció mejor que Benzema. En la otra banda Carvajal le devolvió a Florentino el favor de Achraf.
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Por si había poco fuego en el Barça, alguien más se encargó de avivarlo. Las filtraciones sobre una posible marcha de Messi han sonado más a amenaza que a verdad. Que alguien mueva algo. Como si lo escribiesen en el cielo con letras de socorro. Messi seguirá, pero no eternamente. Y el Barça acumula más problemas de los que Messi pueda arreglar.
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La Catedral es uno de esos estadios en los que se ganan Ligas. O eso dicen. Ayer el Madrid lo hizo. Jugó de una manera muy reconocible: de campeón. Con calma al principio y al final, con vigor y tensión en el núcleo de la función. La portada situó a Williams y a Benzema pero olvidó a un futbolista inesperado, un central que demostró una jerarquía impropia para sus 22 años. Militao fue el león.
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