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La práctica que puede desencadenar trastornos neurológicos

Los especialistas sospechan de la fuerte exposición a determinadas toxinas como elemento clave en el desarrollo de enfermedades y trastornos infantiles.

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Cuartoscuro

Detrás de gran cantidad de enfermedades, en muchos casos degenerativas y en otros no tanto, en cualquier caso de tratamiento complicado, se esconden muchas incógnitas. Se trata de enfermedades como pueden ser el Parkison, Alzheimer o la ELA (Esclerosis lateral amiotrófica). En el caso de estas tres, si no se convierten en letales, condicionan de manera irremediable la vida de aquellas personas que lo sufren. Ante esto, parece que la ciencia vuelve a encontrar algún hilo del cuál tirar para continuar resolviendo dudas y aportar soluciones respecto al origen y desarrollo de las mismas.

Una de las nuevas conclusiones a las que se ha llegado es que el desarrollo de muchas de ellas puede deberse a la exposición feroz a toxinas que se encuentran en cualquier ambiente a diario. En la mayoría de casos apenas se tienen conocimiento de ellas, pero a día de hoy, se considera que pueden tener una importancia capital en el origen de enfermedades neuronales y problemas de desarrollo infantil. Según se anunciará en una conferencia de neurólogos y neurocientíficos en Chicago el próximo domingo, los especialistas intentarán explicar los resultados de las investigaciones que han arrojado algo de luz en el vacío científico que juegan estas sustancias.

Entre las principales exposiciones a las que harán alusión destacarán la contaminación del aire, el uso desmesurado de pesticidas, microplásticos, productos químicos y un sinfín de sustancias que sitúan a la población como un blanco de todo tipo de trastornos y enfermedades neuronales. Se cree que alrededor de 80.000 o más sustancias químicas pueden ser nocivas para todo el mundo durante su vida cotidiana como puede ser: dormir, trabajar, jugar, etc.

El mundo actual: principal problema

Pese a conocerse muchas de ellas, es casi imposible establecer cómo pueden afectar a cada persona individualmente y menos aún cómo pueden interactuar en el cuerpo humano durante toda una vida. “La neurología está unos 15 años por detrás del cáncer, por lo que debemos hacer sonar la alarma sobre esto y lograr que más personas realicen investigaciones porque la EPA [Agencia de Protección Ambiental] no nos está protegiendo en absoluto”, concluyó Frances Jensen, presidente de la ANA y director del Departamento de Neurología de la Universidad de Pensilvania.

La realidad del mundo actual, con las miles de toneladas de plásticos y contaminantes químicos a los que constantemente está sometida la población mundial, provoca que su impacto sea casi inevitable en el día a día. Según las investigaciones llevadas a cabo en EE.UU, se ha podido demostrar, aunque no de manera concluyente, que los colectivos más desfavorecidos son los más afectados ante estas exposiciones: comunidades marginales, pueblos indígenas y familias desfavorecidas, a través de viviendas insalubres, aguas contaminadas o que residen cerca de plantas industriales contaminantes y carreteras, se encuentran entre los grupos más vulnerables ante este problema.

Hay muchísimas incógnitas al respecto, va a ser una exploración titánica utilizando la ciencia más avanzada que tenemos”.

Frances Jensen, presidente de la ANA

Cientos de toxinas peligrosas como el asbesto, los glifosatos o el formaldehído, siguen utilizándose a día de hoy en agricultura, construcción, productos cosméticos, etc, en muchas partes del mundo. Poco a poco se irán esclareciendo los motivos por los que los índices de enfermedades respiratorias y cáncer son más altos en entornos desfavorables, ya que, a día de hoy, como el propio Jansen afirma: “Hay muchísimas incógnitas al respecto, va a ser una exploración titánica utilizando la ciencia más avanzada que tenemos”.

Finalmente, está claro que los avances en la neurología, rama encargada de estudiar el sistema nervioso: cerebro, médula espinal, elementos neuronales, etc, podrán arrojar resultados más definitivos, pero lo que es innegable desde la comunidad científica es que el envejecimiento no es el único factor asociado al incremento de todo tipo de enfermedades cardiovasculares, esclerosis, migrañas, epilepsia, Alzheimer o en el caso de los niños, en el desarrollo de TDAH, autismo y problemas de aprendizaje.