Niño Becerra: “El problema no es lo que suban o dejen de subir las pensiones, sino su financiación”
El economista barcelonés atiende a AS para compartir sus impresiones sobre el presente y futuro de la economía española, así como del mercado laboral y de la vivienda.
Santiago Niño Becerra (Barcelona, 1951) vaticinó la crisis económica de 2008 dos años antes de su llegada. El economista, catedrático de Estructura Económica en el Instituto Químico de Sarriá de la Universidad Ramon Llull de Barcelona, atiende la llamada de Diario AS para expresar su punto de vista sobre el mercado laboral español y de la vivienda, así como de otros temas de especial interés en el ámbito económico como la política fiscal a seguir por parte del Gobierno o la sostenibilidad del sistema de pensiones en nuestro país.
Pregunta: El paro baja en 24.000 personas, pero la Seguridad Social pierde afiliados. ¿Qué le dicen estos datos?
Respuesta: La noticia es que en España tenemos una tasa de actividad del 59% desde hace varios años. Es una de las más bajas de Europa, y de eso nadie dice nada. Y la otra noticia es que en España, desde que se disparó la utilización del contrato fijo discontinuo, estamos en una situación en la que no se sabe en un momento dado cuántas personas hay inactivas pero no paradas, a pesar de que están cobrando desempleo. Y el BBVA Research, en un informe de hace unas semanas, estimó que, en un momento dado, en España podría haber entre 350 y 500.000 personas así. Insisto, personas inactivas, aunque no desempleadas estadísticamente, a pesar de que cobran desempleo.
P: ¿Cuál es el principal talón de Aquiles o el principal problema a solucionar del mercado laboral?
R: Son dos, y son históricos. Esto arranca en los años 50. Fíjese usted si nos vamos para atrás. En España, el mercado laboral tiene dos problemas gravísimos. Uno es que España tiene una estructura del PIB basada en el bajo valor añadido, y que se sustenta en actividades como el turismo, la restauración, la hostelería, el comercio, el ocio y el transporte. Eso es, prácticamente, el 30% del PIB. Y entonces son aquellos que, insisto, hay un bajo valor, una baja productividad, lo cual implica salarios bajos, estacionalidad, etcétera.
Y el segundo problema que tiene España es que la oferta de trabajo, es muy superior a la demanda. La tasa de desempleo en España no baja del 11%, mientras que el desempleo juvenil es del 27%. Estos son dos no son problemas, yo creo que son fallos estructurales de la economía española.
P: La solución a esa baja productividad que comentaba, ¿Se podría conseguir con una reducción de la jornada laboral como la que proponen PSOE y Sumar en su acuerdo de Gobierno?
R: No tiene que ver una cosa con la otra. Se están mezclando conceptos. En el año 2000, la productividad de España, era del 73% de la productividad de la UE. 22 años después, es del 75%, ha ganado dos puntos. La actividad de España se sustenta sobre una gran cantidad de factor trabajo ocupada. La economía española es muy intensiva en factor trabajo, pero muy poco intensiva en factor capital. Hablo en términos generales. Evidentemente hay excepciones, pero es poco rentable realizar inversiones por parte de las empresas y reorganizar procesos productivos, con lo cual la productividad no aumenta.
La productividad es muy difícil de aumentar. Antes he hablado de la Unión Europea. En el caso de Alemania, en el año 2000, la productividad de España era el 61% de la productividad alemana y en el 2022 es del 63%, es decir, estamos a años luz. En mi opinión, y que yo sepa, la única empresa que en España ha abordado bien el tema de la reducción de la jornada laboral, es Desigual. La empresa Desigual captó que había un interés por parte de sus trabajadoras y sus trabajadores de reducir la jornada laboral.
Entonces la empresa hizo un estudio, en el que se llegó a una serie de conclusiones que es lo que ofreció al comité de empresa (En septiembre de 2021, la plantilla aprobó reducir la jornada laboral a cuatro días). En dos de sus secciones, se comprobó que era imposible reducir la jornada laboral. Entre las que si era viable, la empresa ofreció una disminución del tiempo de trabajo del 15% y de salario del 6%. Se convocó un referéndum y se aprobó el plan.
Pero insisto, esto es un estudio que hizo Desigual para Desigual, claro. Es decir, yo lo que creo es que hacer una proclama del tipo “vamos a reducir un X por 100 la jornada laboral en toda España para todas las españolas y todos los españoles ocupados”, creo que no tiene sentido por dos motivos.
P: ¿Quizá porque no pueda aplicarse a todos los sectores por igual?
R: Ese es uno. Pero es que el otro es lo que decíamos antes. En España el modelo productivo es intensivo para todo el trabajo. Se podría estudiar una reducción de jornada por sectores con reducción salarial. Eso se podría estudiar, que yo creo que se llegaría a las mismas conclusiones que llegaron en Desigual, que habría secciones que no se podía aplicar, pero bueno, con reducción. Entonces ahora me dirá usted, ¿Y por qué sin reducción salarial es imposible? Por lo que decíamos antes, porque la productividad en España es muy baja.
P: Acerca del SMI, la propuesta de Sumar era de subirlo a 1.120 euros mensuales. ¿Debe quedarse como está o debe incrementarse?
R: Bueno, es que yo como filosofía niego la mayor. Yo creo que el concepto de salario mínimo para toda España, para todas las españolas y españoles que trabajan, es un error. Por dos motivos fundamentalmente. Primer motivo, porque no tiene el mismo poder adquisitivo 1.120 euros en Rentería (Guipuzcoa), que en Bailén (Jaén). Es decir, los niveles adquisitivos en España son muy distintos y muy variados. Esto por un lado.
Habría que hablar en todo caso de un salario mínimo adaptado por zonas en función del poder adquisitivo. Pero es que, por otro lado, una empresa que tenga un beneficio del 25% sobre ventas, su situación es totalmente distinta que una empresa que vaya con el agua al cuello y malviviendo rezando para llegar a mañana. Yo creo que el salario mínimo tendría que estar determinado por la contabilidad de las empresas.
P: Acerca del IPC, ¿está usted de acuerdo en que sigan revalorizándose aún las pensiones conforme a este indicador?
R: Bueno, de alguna forma, volvemos a lo a lo anterior. No es lo mismo una pensión de “X” euros en Almendralejo (Badajoz), que en L’Escala (Girona). O sea, el poder adquisitivo es fundamental. El IPC en Girona es más elevado que el IPC en Badajoz. Entonces los poderes adquisitivos son totalmente distintos. El problema de las pensiones, tal y como lo veo yo, no es lo que suban o dejen de subir. El problema de las pensiones es su financiación. Y esto se está tapando. Pero esto acabará saliendo. ¿Qué quiero decir? Mire, el joven, el joven medio que hoy se está incorporando al mercado de trabajo, está teniendo una remuneración media, que es el 20% inferior a la pensión media del pensionista medio que hoy se está incorporando al sistema de pensiones. Eso es insostenible.
Es decir, el problema de las pensiones, no es lo que va a subir el año que viene la pensión. El problema no es ese. El problema es a medio plazo. Luego hay otro tema por detrás. Es el hecho de que en España hay pensiones realmente imposibles de mantener para una persona. Ya no digo una familia, una persona. Es decir, creo que antes de hablar de subida de pensiones, habría que hablar de sostenibilidad a medio y largo plazo del sistema de pensiones.
P: ¿Se podría decir en de algún modo que la reforma de las pensiones es insuficiente para la sostenibilidad?
R: Yo creo que más que insuficiente, es inadecuada. Es decir, FEDEA hace siete u ocho años, hizo un estudio muy bueno donde hacía una proyección econométrica de cómo sería, y qué pasaría con el sistema de pensiones de España en el año 2055. Usted me dirá “bueno, eso está muy lejos”. Pero es que en ese tipo de estudios lo importante no es la cifra, sino la tendencia. Si no recuerdo mal, habría 1,15 cotizantes por pensión. Eso no se aguanta. Claro, ahora usted me dirá “bueno, pero es que en el 2055 los políticos que hay ahora ya no estarán”. Evidentemente que no, pero este es un tema, del que no se habla, que está ahí encima de la mesa.
P: El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, informó de la prórroga de los Presupuestos hasta que se aprueben los siguientes. ¿Qué línea deberían seguir las nuevas cuentas públicas?
R: Las nuevas cuentas públicas seguirán, yo creo, las normas que exige Bruselas. Sinceramente, yo creo que en ese aspecto, en el tema presupuestario, y más si en la año que viene empieza otra vez a ponerse en marcha las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, o algo parecido, yo creo que vendrán dadas por Bruselas. Es decir, hay una cosa que es un hecho y es que España en el año 2024 va a tener que estar por debajo de un déficit del 3% y no hay absolutamente ninguna previsión, excepto las del Gobierno, que diga que el 2024 España vaya a cerrar con el déficit por debajo del tres. Entonces, la pregunta es si Bruselas va a tolerar a España eso.
Si a España no le dieran eso, va a tener que aumentar la presión fiscal y va a tener que recortar gasto público superfluo. Con un agravante, el Estado y los interregionales han tenido una época muy buena, ahora con la inflación, porque la inflación les ha hecho recaudar más. Es verdad que también las facturas les han costado más, pero han recaudado más y la inflación se va a ir moderando a partir de mediados del 2024. Yo estimo que la inflación se va a colocar entre el 3,1 o del 2,9%. A partir de ahí para abajo la recaudación fiscal va a bajar.
P: Ese objetivo de déficit del 3%, ¿Es viable a día de hoy?
R: Claro, sí, viable es. Todo consiste en en hacer las cuentas al revés, es decir, el objetivo final 3%. Se pone abajo y entonces se va para arriba. Es decir, cuáles tenían que ser los gastos en cómo tenían que evolucionar las pensiones, cómo tendría que ser la recaudación... Y entonces ahí se montan las cuentas al revés. Si alcanzar se puede alcanzar. Lo que pasa es que si la recaudación no aumenta, y no parece que en 2024 vaya a aumentar, eso significaría que el recorte de gasto público, que no sé por qué aquí le llaman consolidación fiscal, tendría que ser sustancial.
P: El 2024, ¿puede ser un momento idóneo para invertir en la compra de una vivienda, con los tipos de interés muy elevados?
R: Teniendo en cuenta que las situaciones de una vivienda nueva hoy se fijan en 100 años, siempre es buen momento para comprar una vivienda para invertir, evidentemente cogiendo un número de años significativo. No me coja usted dos años o tres, porque en dos o tres años puede pasar muchas cosas, pero a largo plazo comprar una vivienda es de lo más seguro que existe, de lo más seguro, por no decir lo que más. Unos años el rendimiento por ser más alto, otros puede ser más bajo...
El problema es cómo van a evolucionar los alquileres. Porque no nos engañemos, el problema es cuánto puede pagar una persona media por un alquiler. Entonces, claro, viendo desde ese punto de vista las rentas en 2024 no van aumentar mucho, y como no van a aumentar mucho, sobre todo para los jóvenes... Mire, me parece que era en Idealista, hacían un análisis y llegaban a la conclusión que el año que viene, en términos en términos de vivienda, la variable fundamental va a ser el alquiler de habitaciones. Fíjese usted a qué nivel hemos llegado ya. O sea, ya no el alquiler de la de vivienda, en alquiler de habitaciones va a estar el núcleo del tema del alquiler. Entonces, claro, comprar una vivienda para invertir. Sí, evidentemente sí.
P: En este sentido, ¿Qué línea debería seguir España en comparación a los países europeos? ¿Cuál sería en Europa el espejo en el que mirarse?
R: Evidentemente, Austria. Es el es el país de Europa donde el tema de la vivienda está resultando mejor. En Países Bajos también, pero bueno, Austria es el espejo por descontado, en el que todo el mundo tendría que mirarse. Al final de la Segunda Guerra Mundial puso en marcha una política de vivienda pública en alquiler que funciona muy bien, muy, muy bien.
Entonces en España eso está en mantillas por varios motivos. Se destina poquísimo fondo a vivienda pública. Yo lo veo muy difícil para resolverlo. Yo siempre he pensado que los trenes pasan una sola vez y el tren de la vivienda, creo que en España pasó hace años y se dejó pasar.