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ECONOMÍA | CORRALES

José Manuel Corrales, sobre reducir la jornada laboral: “Soy partidario de que se haga en la negociación colectiva”

El profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea atiende a AS para hacer balance de la situación del mercado laboral y del sistema de pensiones en España.

Imagen de José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea.
Universidad Europea

A pesar del contexto geopolítico actual marcado por la guerra en Oriente Próximo, y las circunstancias económicas acentuadas por la inflación por el aumento de los tipos de interés y la inflación, el mercado de trabajo en España ha resistido el pasado octubre. Fruto de ello fue el incremento de afiliados a la Seguridad Social, así como los 608.769 contratos de trabajo indefinidos registrados en este último mes.

Sin embargo, la nota negativa la marca el incremento del desempleo por tercer mes consecutivo. En esta ocasión, hasta las 36.936 personas. Pese a ello, según el informe presentado por Moncloa, la cifra total de parados se sitúa en 2.759.404, es decir, la cifra más baja en este mes desde 2007. El profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea, José Manuel Corrales, atiende la llamada de AS para valorar dichos datos, así como para expresar su punto de vista sobre la situación del mercado laboral español y los efectos de la reforma de pensiones presentada a Bruselas.

Pregunta: Los datos de la EPA han confirmado un aumento de afiliados, pero también de incremento del paro ¿Qué valoración puede hacer al respecto?

Respuesta: Los últimos datos que hemos visto registrados en octubre del 2023 indican que crece la afiliación en casi 93.000 personas, pero ese aumento de la afiliación es el menor desde octubre del 2015. Se ve claramente que hay una desaceleración, vinculada a una desaceleración en la creación de empleo, y también de la economía en general.

Por eso vemos como el paro registrado ha crecido en 37.000 personas en octubre. Pero la realidad es que el mercado de trabajo ha resistido bien a la crisis inflacionaria, a la guerra de Ucrania, y está resistiendo bien a la pospandemia y ahora a la nueva guerra en Oriente Medio. En ese sentido, el mercado de trabajo en el año 2022 y en 2023 tiene un balance muy positivo. Se ha reducido la precariedad, la temporalidad, ha aumentado la contratación indefinida, y tenemos una cifra récord de trabajadores afiliados en la Seguridad Social.

Esto se debe, principalmente, en la pandemia al mecanismo de los ERTE, que permitió que no se destruyese empleo y empresas. Y en el periodo 2022-23 se debe, en gran medida, al diálogo social y a la aplicacion de la reforma laboral, que ha permitido fomentar la contratación indefinida y reducir la contratación temporal. Evidentemente, el mercado de trabajo todavía tiene problemas muy serios, con una tasa de paro mucho más alta que otros países europeos, con unos salarios muy bajos y un nivel de precariedad laboral muy alto. Pero, de alguna manera, podemos decir que el 2022-2023 ha dado resultados con una reforma laboral pactada por empresarios y trabajadores que ha arrojado esa cifra récord de 21 millones de afiliados a la Seguridad Social.

P- Otro de los problemas del mercado laboral español es la elevada tasa de paro juvenil. ¿Cuáles serían los instrumentos adecuados para solucionar este problema?

R: Lo que habría que hacer es, de alguna manera, reorientar el modelo económico. Si tenemos una economía basada en sectores de baja cualificación, lo que vamos a tener es trabajos de baja cualificación y empleos menos productivos, menos competitivos, con salarios más bajos. Ese nivel de precariedad laboral lo sufre de una manera mucho más significativa la juventud y también las mujeres.

En ese sentido, habría que apostar por una cualificación del empleo y por una mayor formación. Y, sobre todo, que se reoriente en las políticas activas de empleo. lo que no tiene mucho sentido es que se exija experiencia a los jóvenes. Como no tienen experiencia, porque no han podido trabajar, pues no pueden acceder al mercado de trabajo. Y es un poco una dificultad añadida a esa inserción de la juventud en el mercado de trabajo. Una reorientación de las políticas activas de empleo, que tiene que ver como se está haciendo en el norte de Europa o en otros países de nuestro entorno, donde hay muchos más orientadores laborales y unos servicios públicos de empleo mucho más ágiles, mucho más flexibles, que se adecuan más a las necesidades de las personas y a las necesidades de las empresas.

Pero todo esto, habría que hacerlo de una manera dialogada entre empresas y trabajadores. Porque cuando se hace a través de la negociación colectiva, o a través del acuerdo y el diálogo social - como lo hemos visto en la reforma laboral y como hemos visto también en el acuerdo para el empleo y la negociación colectiva - que siempre el diálogo social garantiza una paz social y garantiza una cierta certidumbre para desarrollar la economía.

P- En este sentido, ¿Cuál sería el ejemplo a seguir para España?

R: Yo creo que el ejemplo a seguir, sin lugar a dudas, es de los países del norte y del centro de Europa, que dedican mucho más dinero, muchos más recursos a las políticas activas de empleo, a la formación y a la orientación de los jóvenes. Y por poner un ejemplo, que no es UE, Reino Unido con gobiernos conservadores y liberales que aplican recetas ortodoxas, cuenta con un orientador por cada 25 parados.

Mientras, en España hay un orientador laboral por cada 250 parados. Al final, los servicios públicos de empleo en España son agencias burocráticas para cubrir el expediente, pero no para ayudar realmente, para facilitar la búsqueda de un empleo y también para facilitar la búsqueda de personal a las empresas que buscan un determinado personal cualificado. En ese sentido, los servicios públicos de empleo están fallando.

Habría que darle una vuelta a todas las políticas activas de empleo. También habría que fomentar un empleo cualificado para titulados, que les permita acceder al mercado de trabajo en condiciones dignas y tener su primera experiencia laboral. Habría que fomentar las becas, los contratos de inserción laboral, pero que no suponga un trabajo gratis, sino que realmente suponga una aportación de esa vía nueva a las empresas para hacerlas más competitivas y más productivas. Y que le reporte al trabajador, al joven, una experiencia laboral.

-P La formación profesional, entonces, ¿También debería jugar un papel activo?

R: Sin lugar a dudas. Nunca se le ha dado importancia y, realmente, se ha visto como ahora la juventud va a la formación profesional. Tienen incluso más posibilidades de acceder al mercado de trabajo que otras personas que tienen titulación universitaria. La formación profesional específica, y sobre todo la formación profesional de grado superior, permite dotar a las empresas de un nivel de cualificación, de competitividad, de productividad, que hace que nuestras empresas sean más potentes.

Por eso es muy importante, es vital que la formación profesional sea reforzada en cuanto a medios, recursos, profesores y plazas. El problema es que mucha gente intenta ir a la formación profesional y no encuentra plazas o no tiene plazas. No tiene ofertas suficientes para cubrir la demanda que hay en la sociedad, y eso origina unos problemas muy serios. Ahí vemos cómo determinadas empresas que necesitan determinado tipo de trabajadores cualificados en una determinada rama profesional, no encuentran personas para esa actividad, porque la formación profesional previamente ha fallado.

En ese sentido, el sistema educativo debe estar mucho más vinculado a la empresa, a las necesidades económicas y a las necesidades colectivas. Si alguien intenta hacer un ciclo formativo, va y no tiene plaza, pues es evidente que eso es un fracaso, y eso indica claramente que no hay la posibilidad de acceder a una formación cualificada y que eso lo acaban pagando nuestras empresas, lo acaban pagando la población asalariada, también la juventud, y lo acaba pagando la economía.

En otros sitios mucho más desarrollados que España, con mayor nivel de renta y de vida que España, como Alemania, Países Bajos o Dinamarca, tienen un potente sistema de formación profesional que incluso está tan vinculado con las empresas que algunas personas pasan de la formación profesional a una actividad laboral retribuida. Y eso es positivo para las empresas, positivo para la economía, pero sobre todo positivo a la juventud, que prefiere acceder a una formación profesional específica, a estar metido en la universidad a lo mejor por obligación, porque no han podido tener una plaza en esa FP.

“El sistema educativo debe estar mucho más vinculado a la empresa, a las necesidades económicas y a las necesidades colectivas”

José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea

P- ¿Considera que se ha fortalecido el mercado laboral, o queda un largo camino todavía por recorrer?

R: Yo sinceramente creo que la reforma laboral ha sido extraordinariamente positiva, muy positiva. El balance es tan positivo y tan irrevocable las consecuencias que ha tenido, porque es que la temporalidad ha bajado del 25% al 15%. Es que el nivel de precariedad laboral se ha reducido de forma muy considerable.

Ha generado mucho empleo. En un año, 700.000 empleos. Hemos alcanzado los 21 millones de afiliados en la Seguridad Social, un récord histórico que nunca lo habíamos tenido. La tasa de paro es la más baja desde 2008. Todo eso en una situación de guerra en Ucrania, con un montón de factores externos a la contra. Y se ha generado empleo de más calidad. Es verdad que todo eso, al producirse con una crisis inflacionaria, hemos visto cómo hemos perdido poder adquisitivo. Eso es cierto, y eso afecta al mercado de trabajo, y afecta a nuestra calidad de vida y nuestro bienestar social.

Pero el mercado de trabajo nunca había estado tan bien desde el 2008. O sea, tendríamos que retrotraernos en los datos a 15 años atrás, para ver que nunca habíamos tenido indicadores tan positivos. Y esto se debe, esencialmente, a la reforma laboral pactada por empresas y por trabajadores, por la patronal y por los sindicatos. Tenemos que reconocer que, en gran medida, las cosas positivas que han pasado en este país se las debemos a los agentes sociales. Y yo quiero poner en valor cómo los empresarios y los trabajadores han arrimado el hombro.

Y si no hubiera sido así, la verdad es que otro canto nos hubiera pasado. Pero no solamente con la reforma laboral, es que antes, con los ERTE, si no hubiera habido ERTE en mayo del 2020, 3.800.000 trabajadores que pasaron a un ERTE pendiente de regulación temporal de empleo, hubieran pasado directamente al paro. Y en vez de tener 3 millones de parados, hubiéramos tenido 7 millones de parados. Y se hubieran destruido muchas empresas. Pero a pesar de todas las condicionantes que había, de crisis inflacionaria, de guerra de Ucrania, de problemas de distribución, pues se ha visto que ha avanzado en cuanto a generación de empleo.

Cualquier cuestión que queramos hacer para avanzar en el mercado de trabajo, hay que hacerlo en el ámbito de la negociación colectiva y del diálogo social. Porque estas cosas, el mundo del trabajo, si no se hace de forma pactada a nivel social, de empresas y trabajadores, puede haber problemas muy serios, porque al final se rompe la paz social, y los conflictos lo que generan es inestabilidad e incertidumbre.

-P ¿Considera usted que hay algún aspecto que se debe mejorar o modificar?

R: Yo creo, efectivamente, que a lo mejor hay que mirar algunas figuras, como el de contrato fijo discontinuo. Habría que plantear algunas fórmulas para incentivar la formación, la cualificación, pero ya le digo que el balance es muy positivo, que en estos dos años el balance es muy positivo, hay cosas que siempre se pueden mejorar, y que desde los sindicatos se plantea que a lo mejor hay que desincentivar a los despidos, pues aumentando el costo del despido.

En todo caso, lo que haya que hacer, hay que hacerlo de forma dialogada y pactada. A mí me parece una premisa y una base fundamental. Si no se hace de forma dialogada y pactada y se impone sin más, o por lo menos no se intenta buscar fórmulas de diálogo, me parecerá una mala solución. Porque la economía española, si ha sido capaz de crecer al 5,5% en el año 2022 y este año, de crecer más o menos al 2,5%, cuando en nuestro entorno están en estancamiento económico, es porque ha habido este diálogo social.

“Cualquier cuestión que queramos hacer para avanzar en el mercado de trabajo, hay que hacerlo siempre en el ámbito de la negociación colectiva y del diálogo social”.

José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea

- P La reducción de la jornada a 37 horas y media, recogida en el acuerdo de Gobierno entre PSOE y Sumar. ¿Sería viable a día de hoy en nuestro país?

R: Sí, es viable. No creo que sea mucho cambio en muchos sectores. A través de la negociación colectiva, hay muchos sectores que ya tienen las 37 horas y medios y hay algún que otro convenio que reconoce las 35 horas. A mí me parece una fórmula que puede servir para mejorar la conciliación de la vida laboral, familiar y personal. Me parece que puede ser una medida que mejore nuestra calidad de vida, porque si tenemos más tiempo de ocio, más tiempo de descanso, es mejor, obviamente.

Pero, como comentó anteriormente, es fundamental que esto sea en el ámbito de la negociación colectiva, porque no sirve para todos los sectores. No es lo mismo una empresa tecnológica o una empresa de consultoría, que un bar o un restaurante. Había un estudio de una universidad inglesa que decía que, cuando se reduce la jornada laboral sin reducir el salario, en el 92% de las empresas que se aplicaron esa medida, esa experiencia, aumentó la productividad. No disminuyó, aumentó la productividad.

Al generar un mejor clima laboral, al generar una mayor calidad de vida, al mejorar las condiciones de trabajo, los empleados se sienten más comprometidos con los objetivos de las empresas e intentan mejorar esos objetivos empresariales. Es decir, que aquellas cuestiones que son dialogadas, trabajadas y acordadas en la negociación colectiva, como puede ser la reducción de la jornada laboral o como puede ser el teletrabajo, pueden servir para mejorar la productividad.

Si el resultado es que, además de contribuir a ese mejor clima, mejora la productividad y la competitividad, estaríamos en una situación muy deseable. Evidentemente, no es una fórmula mágica que se pueda aplicar en todos los sectores y actividades. En ese sentido, soy muy partidario de que esto se haga fundamentalmente en la negociación colectiva. Es muy positivo para la salud mental, integral, para el bienestar emocional de los trabajadores, hay que adaptarlo a las necesidades de las empresas.

P- Reformas de pensiones. Muchos expertos aseguran que, incluso, estaría en riesgo la sostenibilidad del sistema. ¿Se podría compartir ese diagnóstico?

R: La sostenibilidad del sistema va a depender del número de cotizantes que tengamos. Y la verdad es que en el último año ha crecido el número de cotizantes, porque hay más de 700.000 trabajadores registrados más en la seguridad social. El dato es positivo. Siempre se dice que se pone en peligro la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social, porque para que ese sistema de la seguridad social garantice unas pensiones en el futuro, es necesario que tenga ingresos.

Y para tener ingresos, es necesario que haya buenas cotizaciones. Para tener buenas cotizaciones, además de tener buenos salarios y buenos empleos, es necesario que también haya mucha gente cotizando. En Europa hay un problema de crecimiento demográfico, un problema poblacional, que a veces se mejora con la inmigración. Y ya digo que, en principio, a mí el acuerdo de pensiones me parece positivo, porque garantiza a corto plazo la financiación del sistema, y se amplían algunas prestaciones.

Es verdad que, últimamente, las pensiones han mejorado, en gran medida, por este pacto. La reforma tendrá sus inconvenientes, pero ha permitido que las pensiones mínimas hayan subido, que la brecha de género se haya reducido y que los pensionistas no hayan perdido poder adquisitivo y poder de compra. Y a mí eso me parece bien, me parece deseable. Luego habrá, vuelvo a insistir, que buscar las vías de financiación. Y seguramente que en el 2030 nos tendremos que volver a sentar, o incluso antes, y ver qué cambios se tienen que introducir en el sistema de pensiones.

P- En comparación con la reforma de pensiones anterior, ¿El pensionista se ha visto beneficiado?

Pues sí, la respuesta es que claramente sí. La prueba es que los pensionistas han tenido, todos los pensionistas, en el año pasado una subida del 8,5 %. Esa es la realidad. Es decir, los pensionistas no han perdido poder adquisitivo, cuando la inmensa mayoría de las familias de los asalariados sí han perdido poder adquisitivo. Han salido ganando porque se ha reducido la brecha de género. Es decir, sobre todo las pensiones más pequeñas han mejorado.

Se puede decir que no lo suficiente, que todavía falta mucho. Eso siempre se puede ver la botella medio llena o medio vacía. Pero lo que hay que comentar con toda rotundidad –podría dar otros datos técnicos– es que los pensionistas han salido ganando. Sí, porque si en el 2023 les han subido la pensión un 8,5 % –a partir de diciembre del 2022– y antes se les subía un 0,5, un 0,25 o, como mucho, un 2, pues es evidente que han salido ganando. ¿Por qué? Porque si no, habrían perdido poder adquisitivo. ¿En cuanto a derechos? Sí, pero han salido ganando en cuanto a montante de la prestación, que ese es el principal derecho, por otra parte.

Pero en todo lo demás también han salido ganando, porque aquellos que tenían más dificultades de tener una pensión digna han tenido más protección, sobre todo se ve con toda claridad en las mujeres. Las mujeres tenían una pensión media de 900 y pico euros, y los hombres de 1.400 y pico euros. Hay una diferencia abismal de medios. Al aumentar los complementos de género, como se ha establecido, esa brecha tan importante se ha reducido. Es cierto que todavía sigue habiendo brecha, pero se está reduciendo.

“Seguramente, en el 2030, o incluso antes, tendremos que sentarnos y ver si en el sistema de pensiones hay que establecer ajustes y diferentes fórmulas de aumentar los ingresos”

José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa en la Universidad Europea

P- Revalorizar las pensiones, tanto las contributivas como las no contributivas, ¿Debe mantenerse en el medio y largo?

R: Eso ya es un poco complicado. Hay un acuerdo en el pacto de pensiones para que el aumento de las pensiones esté vinculado al IPC. Lo que se garantiza es que, si la inflación sube un cinco, las pensiones subirían un cinco.

De esa manera, nunca perderías poder de compra y poder adquisitivo. Yo creo que eso, en el muy corto plazo, se va a mantener, esa vinculación. Pero, evidentemente, esto forma parte del debate político y forma parte de la evolución de la economía, y puede haber gobiernos que decidan no mantener esa vinculación de la subida de las pensiones con el IPC. Lo que a lo mejor sí se puede plantear en el futuro, es si las pensiones máximas tienen que subir lo mismo que las pensiones mínimas.

Obviamente pienso que, a lo mejor, no hay que tratar a todas las pensiones por igual, sino que hay que hacer unas políticas de solidaridad, atendiendo a quien más lo necesita. Pero, ya digo, en lo corto yo creo que no va a haber cambios, salvo que haya una evolución muy negativa de la economía o una caída de los ingresos.

- Para finalizar, sobre la inflación, ¿debemos preocuparnos por algo de cara al dato que podamos obtener en noviembre?

Vamos a tener niveles de inflación altos seguramente durante este invierno y durante toda la primavera. Es posible que haya algún repunte. Algunos valoran que solamente lo que significa la guerra de Oriente Próximo, la guerra en Gaza, la invasión de Gaza por el ejército de Israel, puede provocar cuatro décimas de aumento de la inflación en España y en el conjunto de Europa.

Puede haber pequeños repuntes pero, salvo que haya un cambio radical en la situación geoestratégica y en la situación económica mundial, no creo que vaya a haber otra situación del 10,8% como tuvimos en julio del 2022. Yo creo que la inflación está relativamente controlada en España. Lo que quizás no está tan controlada es la inflación subyacente, y sobre todo los precios de primera necesidad, la cesta de la compra.