Muy discreto ha resultado el inicio de año para Tito Rabat. El vigente campeón del mundo de Moto2 arrancó con una caída en la carrera inaugural de Qatar y sólo pudo ser cuarto en la segunda de Austin. Es décimo en el Mundial con 13 puntos, así que su reacción, sin ser apremiante aún a estas alturas de temporada, sí sería conveniente que se produjera cuanto antes. Podría parecer que el catalán se ha relajado tras alcanzar el sueño de lucir el número uno en su moto, pero no creo que sea así; muy al contrario, su preparación durante el invierno ha mantenido la intensidad que en él es habitual, aunque la pretemporada le haya ido sólo regular. Apuntar al factor psicológico tampoco es la respuesta a esta pequeña crisis, al menos de momento, porque ya trabajó con acierto tal aspecto el pasado año.

Vista así la situación, quizá lo más lógico sea pensar en una mala racha. Lo más deseable también puesto que, sin duda, Rabat se postula como la baza más firme del motociclismo español para conservar el título de la clase media, más allá del liderato provisional de Álex Rins que debemos tomar en principio como circunstancial (aunque del talento de este chaval se puede esperar cualquier cosa). Argentina tiene visos de ser un escenario idóneo para que el campeón inicie su remontada; en Termas se impuso el pasado año y lo hizo con la solvencia que avalan sus dos segundos de ventaja en la meta sobre el siguiente, así que le tiene cogida la medida al trazado. Y es que más allá del valor de los puntos que consiga y recupere, me parece importante que sea capaz de cambiar la tendencia antes de que se afiance de modo más preocupante.