Ayer, día de descanso en este Tour de Francia. Hasta ahora se ha visto una carrera muy competitiva donde no ha habido una sola etapa tranquila. Los ciclistas llegan muy castigados a esta recta final, donde esperan los Pirineos. En mi época como ciclista estas jornadas podrían incluso pasar factura, hoy es diferente. Los corredores están rodeados por cuerpos médicos y técnicos que les planifican la jornada al milímetro. La alimentación está muy medida, el organismo de un ciclista está acostumbrado a quemar muchas calorías, por lo que en una jornada de descanso hay que controlarlo. Tampoco se puede estar parado, que se lo digan a Purito. En la Vuelta a España del año pasado la jornada de descanso le pasó factura, por lo que en ésta habrá salido a carretera seguro. Día importante el de hoy para el catalán, debe coger puntos para ese maillot de la Montaña.

Etapa bonita la que se presenta hoy. Es momento de arriesgar. El último puerto es muy exigente y el descenso es clave. Aún recuerdo el duelo entre Alberto Contador y Andy Schleck. El español aumentó su diferencia al final de la etapa. Nibali está en otro punto. Es muy superior al resto, casi parece que esté jugando con sus rivales. Además, está en una condición física nunca vista. Sus rivales deberán arriesgar: Valverde, Bardet, Pinot y Van Garderen deberán ser valientes y luchar, al menos, por el pódium. Nibali será mero espectador, pero si tiene la oportunidad, atacará. Aumentar la ventaja siempre da tranquilidad.