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CUERPO A CUERPO

Cómo evitar enamorarnos de alguien cuando no queremos compromiso

¿Se puede dar esquinazo al amor cuando tenemos claro que no es el momento adecuado? Desde la psicología dicen que sí. Spoiler: hay que ser de hielo

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Fotograma de la serie 'Friends'

Sábado noche, sales, ligas y a la mañana siguiente te encuentras en la cama con alguien a quien no conoces. Aunque no quieras nada más con él o ella, en muchos casos surge hacia esa persona una atracción involuntaria, fruto del vínculo físico que se acaba de producir, según algunos expertos como la prestigiosa bióloga y antropóloga Helen Fisher. Las acciones que estimulan la vasopresina y oxitocina en los mamíferos, asegura la experta estadounidense, son las responsables de quedar enganchados después de una noche de sexo sin ataduras. Una vez que estas hormonas se apoderan del cerebro, un subidón de adrenalina, similar al causado por el consumo de cocaína, provoca empatía y añoranza sobre la pareja sexual inmediata.

La atracción sexual está antes que el pensamiento, no depende de nuestro control, es parte del instinto e involucra los sentidos. Entran en juego la belleza física, los gestos, la mirada, la voz, la personalidad, el olor, el sistema hormonal… Hay muchos aspectos involucrados que hacen que el sexo sea vivido de forma gratificante y genere atracción hacia esa persona. Neurotransmisores como la dopamina están relacionados con la pasión, la excitación, el deseo y zonas cerebrales de recompensa”, advierte Marián Ponte, psicóloga y sexóloga del Centro de Terapias Adala (Barcelona). Todo muy bonito, tanto que podría hacer que esa empatía se convirtiera en algo más. No pasaría nada, si fuera amor lo que buscamos; pero no siempre es así.

Hay diversos motivos por los que intentar dar esquinazo al amor: porque pensamos que no es el momento adecuado en nuestra vida, porque nos sentimos felices solos y libres, porque acabamos de salir de una relación que nos ha dejado sentimentalmente magullados (y desconfiados), porque se trata de una aventura adúltera… La cuestión es cómo conseguirlo.

No beses, no mires

Los psicólogos aconsejan evitar algunos gestos que pueden ablandar nuestro corazón de acero. Por ejemplo, dar besos en la boca. "El beso está relacionado con nuestra sensibilidad y emociones”, expone Ponte. “También con la oxitocina, hormona que afecta en el orgasmo, el enamoramiento, la ternura… Libera endorfinas y genera bienestar y sensaciones ligadas a nuestra comunicación y expresión. Si no deseas caer en el enamoramiento o la obsesión, una forma de sentirte que tienes el control es no besar”. Eso mismo es lo que enseñó Kit de Luca a Vivian en Pretty Woman.

También sugieren no mirar a los ojos. El sexo provoca una conexión involuntaria si se trata de estar cara a cara. Los niveles de oxitocina producidos al mirar a los ojos a alguien, se potencian durante una relación sexual en la que los gestos de ambos generan un trance hipnótico que establece un contacto íntimo y forja conexiones intensas entre dos personas. “Evitar el contacto visual te ayuda a desconectarte del otro, a no vincularte, a generar menos sensación de intimidad. Perdiendo esta parte de humanización, se consigue mayor distancia, involucrarse menos y que el sistema hormonal no nos afecte tanto químicamente”, dice Marián Ponte. Helen Fisher recomienda “no acariciar los pechos a la mujer, porque se relacionan con la oxitocina y esta hormona facilita la conexión del apego, del vínculo en intimidad”.

Lo sabemos: el sexo sin besos ni miradas puede resultar de lo más frío. Si no eres de hielo para lograrlo, la clave está en la mentalización: tener muy claro lo que queremos…, y lo que no. “Implica vivir el momento y saber dejarlo ir”, alega Maríán Ponte. “Es importante buscar qué nos sienta bien. Si la única manera que una persona tiene para no arriesgarse es pensar en su propio placer, es una forma de protegerse y relacionarse. No podemos establecer juicios porque hay tantas necesidades como individuos y modos de establecer relaciones en la intimidad, dado que, hay muchas sexualidades. Lo importante es no usar la seducción de manera que dañe a la otra persona, conocer los límites, darse cuenta de lo que hay en ese momento y buscar éticamente lo que puede darse”.