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REAL MADRID 79-BARCELONA 71

El Real Madrid gana su Liga 31

Los blancos vuelven a celebrar un título en casa 20 años después. Felipe Reyes, MVP, y Darden resultaron decisivos. El Barça peleó hasta el final con Ingles y Jasikevicius.

El Real Madrid gana su Liga 31

Lo que en la década de los setenta no era más que la rutina de la gloria, ahora destila aroma a gesta. El Madrid, otra vez ganador de la Liga, campeón seis años después de su último triunfo (2007). Y campeón en casa, en el Palacio, delante de su gente por primera vez en veinte temporadas.

Sólo los madridistas que superen la treintena recordarán aquel día en el que Arvydas Sabonis se subió a una valla publicitaria del recinto de Goya con los puños en alto sediento de éxito. Ayer fue Felipe Reyes (14 puntos y 5 rebotes), el MVP de la final por segunda vez en su carrera igualando al Zar lituano y a Navarro­, casi nada.

La Liga es blanca, segundo trofeo consecutivo para Laso en dos temporadas tras la Copa del Rey de 2012, algo que no consiguieron ni Messina ni Plaza ni Maljkovic ni Scariolo ni Obradovic...

El técnico vitoriano acabó con la maldición del entrenador madridista y ve en el horizonte un oasis, el término de una larga travesía por el desierto, de años de sudores fríos, de esfuerzos y también de un derroche económico en vano por una estructura poco eficaz.

Laso aventuraba variaciones tácticas en el Barça, pero el primero que cambió el libreto fue él. Apostó de salida por Carroll en detrimento de Suárez, y el americano le ganó por fin el pulso a Oleson (9 puntos al descanso). El primer periodo lo vimos como una pelea entre dos púgiles, el favorito hambriento frente al campeón tocado y orgulloso a la vez, siempre competitivo.

La pujanza frente a la sabiduría. El Madrid soltó su aluvión de derechazos desde el segundo uno (10-0, 20-10...) y el Barça­ fue encajándolos como pudo, bien, con pies de bailarín, los de Jasikevicius (hilvanó seis puntos con una costilla rota, según desveló la SER), y una estrategia defensiva de protección, amagando con la ya clásica zona 2-3, con vigilancia extrema a los tiradores enemigos­: 31-32 tras un contraataque de Ingles. Pero el Madrid no paraba, seguía descerrajando golpe tras golpe como disparos, con la constancia de un remero de figura hercúlea, con Draper percutiendo (héroe silencioso: si juega lo hace bien; que no, ni una mala cara).

Otro 10-0 para cerrar la primera parte (41-32) y dos galopadas de Rudy para alzar el telón de la segunda. La traca explotó con su primer triple tras fallar 19 en la serie, ¡19! El Palacio en pie, 50-33 y... un Barça­ que nunca se entrega, que no muere, que hay que matarle, rematarle­.
Lección aprendida. Esta vez, sin Navarro —titular pero inoperante por la lesión—, fue Ingles, Ingles y más Ingles.

El tronco al que asirse en medio de la riada. Lo metía todo (25 puntos), el sueño azulgrana permanecía. Y cuando amenazó con desvanecerse a manos de un omnipresente Darden­ (13 puntos, 7 rebotes y 2 asistencias), de los robos madridistas (14), surgió un imperial Jasikevicius: 76-71. No quedaba tiempo, aunque a la hinchada se le encogiera el corazón. Del susto al delirio, al éxtasis de la celebración, el Madrid reina de nuevo­ en el Palacio dos décadas después­. Campeón de Liga, y van ya treinta y una.