La pelea entre Jesse Bam Rodríguez vs Fernando Puma Martínez promete ser la mejor de la noche en Riyadh
La unificación supermosca entre Rodríguez y Martínez reúne todos los ingredientes para sobresalir del resto
La noche del sábado en Arabia Saudita promete lujo, parafernalia y muchas miradas hacia el combate entre David Benavídez y Anthony Yarde. Es un pleito esperado desde hace tiempo con Benavídez como figura de la industria y un potencial rival de Saúl Canelo Álvarez.
Atrás de los reflectores que está acaparando Benavídez y Yarde se encuentra un combate que se encamina a robarse la velada. Jesse Bam Rodríguez llega a Riad con el ímpetu de adueñarse en absoluto del peso supermosca y Fernando el Puma Martínez con el orgullo de ser el único campeón absoluto que tiene el pugilismo argentino en la actualidad.
Rodríguez nació en San Antonio. Tiene sangre mexicana y desde muy pequeño acompañaba a su hermano Joshua a un gimnasio. Allí descubrió que el golpe de los guantes con los costales le daba un sentido especial a su vida. A los nueve años ya rondaba el ring con Joshua. A los 12 obtuvo el permiso familiar para entrenar a cambio de estudiar desde casa. Una adolescencia distinta que lo acercó a un destino que ahora pisa con firmeza. A los 17 se volvió profesional y desde entonces ha vivido con una madurez sorprendente.
Su andar en el boxeo no tiene derrapes por ahora. Tiene 22 triunfos y quince 15. Dos coronas mundiales en divisiones diferentes. Entre sus victorias se encuentran sólidos rivales como Juan Francisco Gallo Estrada, Pedro Guevara y Carlos Cuadras.
Bam ya tiene un estilo de pelea que lleva su nombre. Robert García lo moldeó como un peleador que piensa con rapidez y golpea sin desperdicio. Cuando Bam acorta la distancia y provoca una incomodidad continua en sus rivales. Su defensa no es un muro, pero es firme. Muchos lo considera una figura generacional. Sabe planificar los combates y atacar en el momento oportuno.
Orgullo argentino
Del otro lado camina el Puma Martínez. Un boxeador que comenzó sin reflectores y que hizo de la paciencia una herramienta de supervivencia. Avellaneda no regala caminos sencillos. Allí aprendió a moverse sin lujos. Allí comprendió que cada victoria construye territorio. Su récord invicto puede parecer corto pero encierra una dureza que no siempre aparece en las estadísticas. Supo hacerse campeón mundial ante Jerwin Ancajas. Supo defender ese cinturón en la revancha. Supo vencer a Ioka en Tokio cuando muy pocos creían en él.
Martínez llega a Riad con 34 años y una experiencia que no se compra. Antes de emprender el vuelo declaró que conoce los riesgos de esta división porque acaba de pelear con dos campeones que dominaron durante mucho tiempo.
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La velada de Riad se anunció como un espectáculo monumental y aun así el duelo supermosca avanza. El contraste ayuda. Juventud contra madurez. Rodríguez con la chispa de una generación que piensa sobre el ring, Martínez con el alma de un veterano y mucho corazón sobre el encordado. Ambos llegan invictos, un detalle que en el boxeo moderno es símbolo de peligro de nocaut. Hay tres coronas en la mesa en una cartelera que promete acaparar las miradas de los amantes al boxeo.
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Lo que se respira en Riad es sencillo. Si alguien puede eclipsar a Benavídez y Yarde, ese alguien está en el peso supermosca. Bam Rodríguez o Puma Martínez.
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