El inmigrante guatemalteco detrás de Crawford
Esaú Dieguez, el entrenador guatemalteco que tiene Terence Crawford ha sido una pieza importante en el éxito del boxeador estadounidense en su carrera.
Terence Crawford sorprendió al mundo después de imponerse a Saúl ‘Canelo’ Álvarez y arrebatarle todos los títulos de las 168 libras. Una de las piezas claves detrás de ese éxito que ha tenido el norteamericano es un entrenador guatemalteco, Esaú Dieguez, un inmigrante indocumentado que terminó en la esquina del norteamericano.
Dieguez, junto con Bo McIntyre, son los que se encargan de entrenar al hoy campeón indiscutido en tres categorías diferentes y posiblemente uno de los mejores boxeadores libra por libra.
El camino para llegar a compartir ese éxito no fue sencillo. Dieguez vio frustrado su sueño de convertirse en pugilista profesional, pero el destino le tenía preparado otro reto.
De inmigrante al éxito con Crawford
Dieguez, nacido en Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, decidió marcharse con apenas 20 años de edad a vivir el sueño americano. Sin embargo, al no tener papeles, sus opciones para encontrar trabajo prácticamente eran nulas.
“Cuando uno llega a este país piensa que las cosas van a ser fáciles, al menos eso creía yo. Lo primero que me preguntaron eran por mis papeles, y ahí murió el sueño” dijo Dieguez en una entrevista en el 2023 que concedió a Los Angeles Times.
El plan para el guatemalteco era convertirse en boxeador profesional. Al inicio parecía que todo marchaba bien. Le pagaban relativamente bien ante oponentes de la misma promotora que lo contrataba, pero ante rivales que estaban por encima de su nivel. Poco después, se olvidaron de él. A pesar de ello, no se rindió.
En 1999, abandonó Los Ángeles y se marchó a Omaha, ahí trabajó en una planta procesadora de carne por más de 13 años, en Quality Pork International, para sostener a su familia. Claramente no era lo que esperaba, pero él siguió.
Por azares del destino, conoció a Bob McIntyre, y se dedicó a entrenar en el B&B Sports Academy de McIntyre a niños y jóvenes. En el 2004, su vida cambiaría para siempre. Un chico de 14 años de nombre Terence Crawford, tocó a la puerta de ese gimnasio. El resto es historia.
“Era un niño cuando me tocó hacer sparring con él. Me acuerdo que sentía que me daba duro. Yo era un poco más grande que Esaú en ese entonces, pero tenía más experiencia que yo” recuerda Crawford sobre las lecciones de Dieguez.
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En la misma entrevista que concedió a Los Angeles Times en el 2023, Crawford reconoce a Dieguez como parte fundamental en su desarrollo. “Es el tipo de persona que me empuja a ser grande. Me ha ayudado en diferentes cosas, no solamente dentro del ring, sino también fuera del ring” dijo.
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