Maxi Gómez le roba tres puntos a una Real que mereció más
Los de Eusebio prolongan su grave crisis de resultados con otra derrota en Anoeta. El Celta hizo gala de su poder ofensivo con los goles de Aspas y Maxi Gómez.
La Real continúa con su peligrosa y preocupante caída libre tras perder contra un Celta que presentó en Anoeta su candidatura a jugar en Europa la próxima temporada, remontando el primer gol de Willian José, gracias a un enorme Iago Aspas y al oportunismo de Maxi Gómez que apareció al final para castigar a una Real que no merecía perder y premiar a un Celta, curiosamente, más brillante sin balón. En el día de la lucha del ‘estilo Barca’, ganó el que menos se pareció a eso. Porque al fútbol se juega de muchas maneras. Y vale la que da la victoria.
En la primera parte, ambos equipos salieron a disputar la pelota, a conseguir la posesión, lo que desde el inicio derivó en un partido abierto y con alternativas de la Real y el Celta. Los donostiarras insistían por la banda derecha con Odriozola, mientras los vigueses se basaban en la inspiración de Iago Aspas para crear peligro sobre la portería de Gero Rulli, que tuvo que salvar a los realistas con una de esas paradas que dan puntos y evitan derrotas. Para entonces la Real ya ganaba 1-0 con un golazo de cabeza de Willian José, después de un centro desde la derecha espectacular de Xabi Prieto.
De nuevo, los primeros 20 minutos de los donostiarras, su puesta en escena, fueron muy esperanzadores. Pero en una de las contras del Celta, Juanmi se equivocó al hacer la cobertura y el balón le golpeó en la mano dentro de su área. Penalti que pita el asistente de Mateu Lahoz y que marca, quien sino, Iago Aspas, el hombre que tiraba del carro de los gallegos en todo momento. El empate no amedrentó a la Real, que siguió dominando el partido, hasta que el colegiado vio penalti en un agarrón de Lobotka a Canales dentro del área del Celta. Willian José, aprovechando su confianza por el gol marcado, lanzaba la pena Máxima a romper, pero lo que rompía era el larguero con un trallazo que el palo repelía el balón casi hasta el centro de campo. Ese penalti errado provocaba que se llegara al descanso con empate.
En la segunda parte, el Celta daba un paso atrás y la Real le dominaba en todas las facetas, moviendo bien la pelota desde la defensa y llegando cómodo hasta línea de tres cuartos, pero ahí se apagaba su inspiración, porque todos sus centros no encontraban rematador. Y como ley de Murphy suele decir, si algo sale mal, puede salir peor... volvió a salir. Y otra vez en el único remata del rival entre los tres palos, el Celta encontraba el premio a su trabajo defensivo para llevarse los tres puntos con un remate de cabeza de Maxi Gómez, que hasta entonces había pasado desapercibido. Eusebio puso toda la artillería sobre el césped, pero de nada sirvió. Porque el fútbol práctico del Celta lo impidió.
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