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TOUR DE FRANCIA 2017

Contador revoluciona el Tour y Landa se mete en la pelea

Barguil ganó la etapa en los Pirineos a Nairo y al madrileño. El vasco ascendió al quinto puesto de la general a 1:09, pero Froome no pierde galones
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Warren Barguil gana a Nairo Quintana y Alberto Contador en Foix.
Getty Images

El Sky soltó el ramal a Mikel Landa. No del todo, porque el final de etapa demostró que Chris Froome sigue siendo el jefe indiscutible. Pero sí lo suficiente para crear incertidumbres en Fabio Aru y para destapar la debilidad de su escuadra. El vasco se escapó con Alberto Contador, que volvió a sacar la casta, ese espíritu indomable que no le permite rendirse, y llegó a rozar el maillot amarillo virtual. Un escenario ideal que se degradó en la meta de Foix. Por un lado, porque en la última subida se les unieron Nairo Quintana y Warren Barguil, que se llevó la victoria. Por otro, porque el despertar de los gallos redujo la ventaja. Aun así, Landa ascendió a la quinta plaza de la general, a 1:09. Y ahora el equipo británico tiene dos bazas, aunque, por lo visto, sólo un líder. Podríamos ilusionarnos con lo contrario, pero cuando ves a Froome apretar sin control en el grupo perseguidor, a la par que lo hacía Landa en cabeza, no queda duda de que los galones continúan en los mismos hombros.

Se subían tres puertos de primera en sólo 101 kilómetros. Un recorrido eléctrica. Para explotar la valentía y la imaginación. Contador saltó a final del primer puerto, el Latrape, y Landa se pegó a su rueda con una consigna: hay que desarmar al Astana de Aru, hay que crear inseguridades en el maillot amarillo. El Sky se eleva como el equipo más fuerte del Tour y es bueno que lo demuestre con estrategias variadas, no sólo tirando del tren. 

Las razones de Alberto Contador eran diferentes: buscar su día de gloria y un desquite a tantos sinsabores. Nairo Quintana debió pensar lo mismo cuando mandó a su compatriota Betancur que le lanzara en el Agnes. Con él se destacaron el maillot de lunares, Barguil; otro ilustre del Sky, Kwiatkowski; y, en principio, un lugarteniente de Bardet, Vuillermoz, que se descolgó pronto. El equipo británico soltaba soldados al frente de la batalla. Faltaba por saber quién era este viernes el general: Landa o Froome.

Alberto Contador y Mikel Landa, durante su cabalgada en los Pirineos.
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Alberto Contador y Mikel Landa, durante su cabalgada en los Pirineos.Getty Images

En el grupo de oficiales, Bardet forzó en el descenso y Froome enlazó rápido con ganas de aliarse. No sorprendieron a Aru en este primer tanteo, aunque hacía tiempo que el maillot amarillo iba solo, sin compañeros que le echara un cable. Tenía que responder en primera persona a las provocaciones.

Contador y Landa iniciaron el último puerto, el Mur de Péguére, con 2:30 minutos sobre los gallos. En armonía y colaboración. El vasco se había llevado una bronca el día anterior por descuidar a su jefe, pero este viernes tenía el semáforo en verde. Estaba a 2:55 en la general. Rozaba el amarillo. En esta situación se abría un interrogante táctico: ¿sería bueno esperar a los perseguidores para abrir más trecho? Seguramente Contador no quería verlos ni en pintura. Demasiado para una sola tarta. Pero llegaron Nairo y Barguil, con los dientes afilados.

Casi al unísono, Froome saltó por detrás. Dos veces. En unas imágenes anteriores, con Dan Martin con el acelerador pisado, parecía que el africano iba tocado. Un espejismo. También lo probó en la bajada. Por tierra, mar y aire. No logró irse. A partir de ahí llegó un enorme error de estrategia del Sky. Froome tiraba y tiraba, sin control. ¿A por quién? ¿A por Landa? Una vez que no había podido descolgar al líder, ¿por qué no dejó la tostada a Aru? Una etapa bien planteada por los británicos se quedó en el perro del hortelano: ni como, ni dejo.

Y sin comer acabaron también Contador y Nairo, que se jugaron la etapa con un fino cazador: Warren Barguil. Su entrada en la meta fue apoteósica. Era 14 de julio: el Día Nacional de Francia.