CINE

Taylor Lautner habla de su mayor “pesadilla” en ‘Crepúsculo’: “Fue duro”

El actor ha confesado que para el papel de Jacob tuvo que conseguir “15 kilos más de puro músculo” con solo 16 años y a base de una dieta estricta.

Taylor Lautner habla de su mayor “pesadilla” en ‘Crepúsculo’: “Fue duro”

Hace ya 10 años del estreno de la última película de la saga de ‘Crepúsculo’, ‘Amanecer: Parte 2′, donde actores como Robert Pattinson, Kristen Stewart y Taylor Lautner se hicieron un nombre en la industria del cine. Sin embargo, este paso no fue nada fácil, al menos para el último mencionado, Lautner, quien acaba de hablar de ello a través de una entrevista concedida a ‘Yahoo! Entertainment’.

El estadounidense ha contado que además de actuar, su otra gran pasión es la cocina, teniendo como platos estrella su pollo marinado y el puré de coliflor. “Dice que todo lo que cocino está bueno, pero creo que solo me echa flores”, ha contado en referencia a lo que dice de él su prometida, Taylor Dome.

Pero, es precisamente la comida la que hizo de su interpretación de Jacob en ‘Crepúsculo’ una “pesadilla”, y es que para prepararse el papel, con solo 16 años, tenía que alcanzar una gran musculatura, lo cual se convirtió en todo un reto: “Empecé con 16 años, pesando 63 kilos, y tenía que poner 15 kilos más de puro músculo para mantener mi papel”.

Una dieta de 5.000 calorías diarias

Un desafío que fue “una absoluta pesadilla en cuanto a la dieta”, y es que basó esta en “boniatos crudos, hamburguesas de pavo y batidos de proteínas que eran básicamente barro”. “Fue duro. Tenía que consumir mínimo 5.000 calorías al día para mantener el peso”, ha añadido el actor, quien no pasó sus mejores años en cuanto a comidas.

Pero, por suerte, esas limitaciones ya las ha dejado atrás, y ahora puede disfrutar de sus comidas favoritas junto a su pareja, aunque tiene una particularidad: “Somos unos ‘foodies’ bastante atrevidos, pero yo tengo una particularidad muy rara. Me encanta el sushi, lo adoro, pero cuando se trata de pescado cocinado... Se me hace raro. Un salmón cocinado tiene demasiado sabor para mí y se me mete en la cabeza, por mí, me quedo con el sushi”, ha concluido.