TELEVISIÓN

Sale a la luz la impactante anécdota de Ania Iglesias en un taxi: “Llegó a temer por su vida”

La exparticipante de la primera edición de ‘Gran Hermano’ pidió al conductor realizar un trayecto y, después de cuarenta minutos, se dio cuenta de que estaba dando vueltas.

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Sale a la luz la impactante anécdota de Ania Iglesias en un taxi: “Llegó a temer por su vida”

Ania Iglesias es una de esas personalidades que hicieron de la televisión su método de vida y trabajo. Saltó a la fama como una de las concursantes de la primera edición de Gran Hermano y, en esa espiral televisiva, enlazó apariciones en diferentes formatos. Ha alternado épocas en las que ha aparecido más con otras difíciles en las que menos, pero de alguna forma siempre ha estado ahí. Esta semana su nombre ha vuelto a reaparecer a consecuencia de una angustiosa anécdota que su amigo Jorge Moreno ha revelado en Fiesta.

Fue hace poco. Según ha relatado Moreno, la historia empezó cuando una amiga suya pidió un taxi a través de una aplicación. Lo hizo y esperaron. Todo iba sobre ruedas. La idea era que el conductor completase un trayecto hasta la estación de Chamartín, recorrido que, desde el punto en el que se encontraba, no debía tardar más de una hora en completarlo. Hasta que se truncó.

“Pensó en tirarse en marcha”

El taxista empezó a dar y dar vueltas hasta convertir el dibujo de la ruta en algo muy diferente al plan inicial. Ella no dijo nada y así pasaron cuarenta minutos. Entonces Iglesias empezó a preocuparse. Para más inri, el conductor no mediaba apenas una palabra con ella; el cóctel circunstancial hizo que, según Moreno, la televisiva pensase en “tirarse en marcha del taxi”. Como la situación no parecía mostrar síntomas de cambio, Iglesias decidió bajarse en la primera parada.

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Comenzó a andar y llegó hasta el Paseo de la Castellana y allí, en pleno centro madrileño, pudo encontrar sin problemas a un miembro de la policía. Y al agente le contó todo lo que había ocurrido, haciendo énfasis en que había temido por su vida. Con el tiempo otra idea le empezó a rondar la cabeza. ¿Y si todo había sido orquestado por su amiga, la que había pedido el taxi?