Ganador Premio Planeta
Agustín Martínez (Carmen Mola): “El lector siente atracción hacia el lado oscuro del ser humano”
El escritor y guionista, uno de los tres integrantes del exitoso colectivo literario, publica ‘El esplendor’, un ‘thriller’ psicológico localizado en Alderney.

El escritor y guionista Agustín Martínez, uno de los tres integrantes del exitoso colectivo literario Carmen Mola publica El esplendor (Planeta) un thriller psicológico con trasfondo histórico para desenterrar un desconocido infierno nazi: Alderney, el único campo de concentración en suelo británico y donde murieron muchos españoles.
El esplendor nos sumerge en la vida de Rebeca y César, una pareja de buscavidas atrapada en un mundo donde la ambición, las falsas identidades y la corrupción moral marcan el camino. Rebeca ha hecho un viaje para cerrar un caso que promete jugosas ganancias; sin embargo, tras su regreso, César la encuentra paralizada en una postura imposible y con un rictus de terror en el rostro. El examen médico dictamina que sufre una crisis catatónica; tiene dos costillas rotas y rastros de una posible agresión sexual.
La acción transcurre entre Madrid y las islas del canal de la Mancha, escenario de oscuros secretos relacionados con la ocupación nazi y los paraísos fiscales. La novela destaca por su mezcla de géneros: desde el suspense psicológico hasta la novela negra, con influencias literarias que remiten a Patricia Highsmith y Stanley Kubrick.
¿Qué quería ser usted de mayor cuando era niño? ¿Pensaba en escribir?
Mi primer sueño era dirigir cine. Yo soy de Lorca, en Murcia, y cuando me vine a Madrid a estudiar mi plan era hacer películas. Lo que pasa es que para hacer películas tenía que escribir los guiones y entonces surgió un poco como necesidad la escritura. Y ahí encontré una cosa que no imaginaba que me iba a gustar tanto y me he quedado ahí. Me he quedado en la escritura y luego también hago otras cosas en el audiovisual. Pero al final me centré en la escritura por eso.
¿Qué se siente al poner de acuerdo a crítica y público?
Es el sueño de cualquiera. Uno, cuando escribe una novela, por un lado, quiere llegar al mayor número de gente posible, porque es lo lógico. Escribes una historia y quieres que esa historia llegue a muchísima gente y que gente muy distinta la disfrute. Y luego, por otro lado, que se te reconozca la labor o la calidad literarias que pueda tener la novela también es un gusto. Al final, las novelas tienen diferentes capas. Unas más inmediatas, de entretenimiento, otras más profundas, y es genial ver cómo se disfruta a diferentes niveles la novela.

El tema de la identidad parece estar presente en varias de sus obras. ¿Qué le interesa explorar sobre el concepto de identidad en sus personajes?
Para mí la identidad es como uno de los grandes temas de nuestra sociedad hoy en día. Creo que tenemos la necesidad de construirnos una identidad que, además, recibe muchas presiones. Porque todos estamos como muy presionados por la idea de éxito, de triunfo. Este tema con el que nos bombardean desde las redes sociales y desde la publicidad de conseguir un montón de cosas en la vida y ser rico y famoso. Y entonces la identidad termina siendo dañada de alguna manera. Y me interesaba mucho explorar cómo unos personajes como Rebeca y César se pierden un poco en el viaje este de intentar conseguir el éxito, el dinero o formar parte de una élite social. Y cómo sus identidades se van dañando.
¿De dónde se saca el tiempo para escribir y sacar adelante series también? ¿Cuánto hay de sacrificio en el éxito?
Yo tengo la suerte de disfrutar mucho con mi trabajo. Creo que eso es un lujo para cualquiera. Me gusta mucho lo que hago y hay veces que es trabajo y estás estresado porque tienes que entregar un guion o porque estás terminando una novela…, en fin, que tienes que compaginar cosas. Pero, en general, yo lo disfruto mucho y me lo paso muy bien. Me siento un poco en una posición privilegiada porque puedo hacer series de televisión, puedo hacer novelas, que es lo que al final siempre he soñado. Y simplemente estoy disfrutando el momento.

¿Cómo es su rutina de escritura?
Es muy poco misteriosa la rutina de escritura porque yo llevo muchísimos años, empecé con 22 años a escribir guiones para televisión y hasta ahora he seguido escribiendo, y una de las cosas que uno descubre en ese proceso es que más te vale tener un horario y una rutina de trabajo porque, si no, es un desastre, vives en el abismo continuamente. Me levanto temprano, y a las nueve más o menos ya empiezo a escribir, descanso para comer, una siestecita, y luego sigo.
Es verdad que, dependiendo de los momentos del año, hay veces que esta rutina se extiende a sábados y domingos también, aunque solo sea por la mañana, porque estoy en muchas cosas.
¿Hay miedos en el escritor, la falta de inspiración, de historias, la crítica…?
El peor momento es el de decidir una historia. Creo que hay varios momentos de debilidad del escritor. Uno es al principio, en el comienzo de cada historia, y es que tú vas a apostar por unos personajes, por un tipo de novela o de serie, y ahí te estás jugando mucho, porque a partir de ahí es desarrollar esa idea. Y ese momento clave de la decisión de qué historia voy a escribir genera muchas dudas, genera mucha incertidumbre de si estoy acertando, esto le interesa a alguien, no le interesa a nadie.
Pero luego, inevitablemente, hay otros momentos. Tú estás escribiendo la novela y siempre hay momentos de duda, de si te está funcionando, de bloqueo. A veces lo resuelves a través del oficio, llevar mucho tiempo escribiendo, sacando recursos para superar esos baches, y otras veces te atascas un poco. Hay que manejarse bien en esos momentos, tener paciencia, porque al final uno siempre encuentra el camino.
Y después, inevitablemente, cuando terminas y se publica la novela o se estrena la serie, ahí pasas nervios. Además, está bien que no se pierdan nunca. Quieres que la novela se lea, que guste y hasta que no empiezas a recibir un poco de feedback estás ahí un poco expectante.

¿Por qué cree que la novela negra y el thriller capturan tanto a los lectores?
Hay un boom de novelas, de escritores…, y no solo de novelas, sino también de series que se meterían en el terreno del thriller o de la novela negra, que es un cajón desastre. Yo creo que, en el caso de la literatura, por un lado, hay una generación de escritores muy buena. Hay un montón de gente, Santiago Díaz, Víctor del Árbol, César Pérez Gellida…, mucha gente que lo está haciendo muy bien. Ha coincido eso en el tiempo. Y luego creo que el lector y el espectador, porque creo que en esto es bastante común, por un lado, sienten atracción hacia este lado oscuro del ser humano. Es como algo que llevamos todos dentro. Como en la carretera, cuando uno de repente ve un accidente, y es inevitable girar la cabeza a ver qué es lo que ha pasado. Es una pulsión que tenemos dentro.
Por otro lado, la novela negra y el thriller son géneros que conectan muy bien por ser interactivos. Entras en la historia y se te plantea un misterio, un asesinato o lo que sea el tema de la novela, y el lector está muy dentro porque está a la misma vez que los personajes intentando resolver el misterio, el enigma, y entonces hace que sea más divertido, que se conecte más con la novela.
Como lector, ¿cuáles son sus libros y sus escritores favoritos?
Como lector picoteo por aquí y por allá. Puedo leer novela negra y me gustan mucho Patricia Highsmith y Denis Lehane, que son dos autores estupendos, o Pierre Lemaitre, que también tiene novelas que me gustan mucho. Pero luego me gusta mucho el fantástico también, el fantástico-terror de los siglos XIX y XX. También Bram Stoker, el Drácula de Bram Stoker me gusta mucho, o Henry James, o luego, ya más contemporáneos, Adolfo Bioy Casares, que es un escritor que yo empecé a leer en la adolescencia y que me marcó mucho porque me gusta cómo conecta las historias cotidianas con el fantástico.
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