El hombre de los cuatro anillos

Una jornada antes se había complicado la vida. Así es el hombre de los cuatro anillos. Una victoria contra Mnak hubiera bastado para sentenciar, quizá no matemáticamente, pero sí en términos prácticos, una liga que comenzó a dibujarse en su dedo anular en forma de repetido abalorio cuando se impuso a Gazir hace tres meses. Tropezó y el manchego, invicto y con la moral colgando de la Torre del Oro, llegó a la quinta y última fecha como líder en solitario y dependiendo de sí mismo. Y Chuty, tranquilo y diríase confiado, dejó que fuera Sevilla quien decidiera quién se convertía en el nuevo campeón de FMS España.

El almanaque engañaba. Bastó una batalla para comprobarlo. Si Mnak ganaba sus dos duelos, independientemente de lo que hiciera Chuty, lograría su primer título; el asunto fue que el de Ciudad Real debía superar a Zasko y a Gazir, mientras que el de Entrevías tan solo tenía que ajustar cuentas pendientes con Michu y Sweet Pain. La esperanza del líder invicto se esfumó cuando el alicantino, amén de su habitual despliegue de técnicas y un sólido y reforzado estilo directo e incisivo, derrotó de manera directa —no exento de polémica— a Mnak en el primer enfrentamiento.

Navas, asunto de Estado

Fue el primer duelo una batalla con regusto a prólogo de un evento cuya distribución fue planteada por Urban Roosters en dos bloques de cruces entre aspirantes al título intercalados por enfrentamientos de menor repercusión competitiva y mediática; en el ecuador del evento, y con el fin de inyectar al público la dosis de cafeína auditiva necesaria para aguantar más de tres horas de griterío, Force y Navas se vieron las caras en una exhibición que muchos pidieron y muy pocos se alegraron de ver: el bajo nivel del segundo, lejos de sus destellos ‘disonánticos’ y visiblemente poseído por su personaje, chocó de bruces con un viejo conocido del campeonato, a quien le bastó con el piloto automático.

Asier, cofundador de la empresa que gestiona la liga, denunció a golpe de comunicado los excesos de la actitud de Navas, cuya batalla fue durante el fin de semana la más reproducida de todo el evento —pese a no tener ningún tipo de vinculación con la clasificación—. Un ‘tira y afloja’ que debe ser resuelto antes del inicio de la siguiente temporada y en el que ganará el que más aguante o el que menos necesite al otro.

Media tabla y cómo estudiar el día de antes del examen

Las notas diferentes de la primera mitad del evento fueron el debut de Mike Shinobi, cuya frescura parece marchitarse cuanto más camina hacia el interior del mundillo competitivo —lejos queda el desparpajo y, sobre todo, la seguridad y firmeza que transmitía el catalán en su debut en la Regional de Barcelona de Red Bull Batalla—, que sucumbió ante Le33. El gallego, hora y media después, se impondría con facilidad a Michu, sumando seis puntos en una misma tarde y maquillando su posición en la tabla hasta llegar a las dos cifras de puntaje.

Además de Shinobi, también acudió en calidad de extraplayer Nocre, quien robó a Kmbra su oportunidad de dar una pincelada que retocase su baja posición en la tabla: tras perder en el tercer enfrentamiento contra Sawi Elekipo, el de Fuenlabrada se hunde en la penúltima posición con tres escasos puntos y queda, junto a Michu, oficialmente descendido. Quien sí lo hizo, paralelamente a Le33, fue Alek, que superó tras réplica a Sweet Pain y a Sawi para robar cuatro puntos en el último día de clase.

Y la liga se volvió loca

En la parte alta olía a humo y nadie quería asomarse a la ventana. La clasificación se había movido tanto en la media tabla que podía temerse una réplica del terremoto entre los aspirantes al título. Cuando Chuty saltó parecieron disiparse los nervios: el vallecano pasó por encima de Michu, que terminó la temporada con cero puntos —récord que comparte con Khan—, y su gesto desenfadado, de ira muy bien dosificada, hacía presagiar a todos que el pescado, si no se había vendido ya, estaba por entregarse.

Entonces la liga se volvió loca: ninguno de los cuatro primeros puestos acabó la última jornada en la misma posición que la penúltima. Gazir se dejó llevar por su infalibilidad para que la constancia y la rabia marcasen el compás de la paliza que le dio a Zasko, cuyo papel, tanto en la última jornada como en el total de la temporada, fue ovacionado por el ateneo hispalense, reconocedor del siempre disfrutable —y cuando competitivo, insuperable— nivel del alicantino. El alzamiento del asturiano terminó de completarse cuando hundió su micrófono en las aspiraciones de Mnak, a quien remató sin contemplaciones y tras una caída de ambición progresiva que se fue cocinando a medida que sus posibilidades menguaban en el evento.

Ahora si Chuty perdía, el que ganaría sería Gazir. Y allí estaba. El mismo ‘pseudocigala’, el hombre de los todavía tres anillos que había dejado a la suerte sevillana el logro de su cuarta sortija. Frente a él, Sweet Pain, el orgullo local del freestyle y hasta hace no tanto uno de sus máximos exponentes. Aunque el andaluz no hincó rodilla, fue rápido e indoloro. Chuty levantó el trofeo con parsimonia, alargando con sus declaraciones la sombra de su inminente alejamiento del panorama que ya adelantó en FMS World Series. Y con la misma calma que acostumbra a mostrar, se fue el eterno hombre de los cuatro anillos.

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